
Mañana empiezo dieta
Hacer hoy algo que podríamos postergar es como un acto de altruismo
1 minuto de lectura'


Mañana empiezo dieta.” Tal vez en medio de los excesos típicos de las fiestas de fin de año, a muchos se les haya cruzado por la mente ese pensamiento. Esa, u otras decisiones de adoptar mejores hábitos de cara al nuevo año. Muchos vemos en esa frontera imaginaria que ponemos entre un año y el siguiente la oportunidad de crear una bisagra en nuestras vidas, de empezar mañana a hacer lo que creemos correcto pero no pudimos hacer hasta ahora.
Pero hay una diferencia enorme entre empezar hoy y empezar mañana. Esa pequeña postergación, esa promesa por cumplir al día siguiente, suele ser la causa de que ese cambio finalmente nunca llegue. Este es un dilema que se nos presenta muy a menudo en la vida, con cada situación que requiere un esfuerzo presente en pos de una recompensa demorada.
Esa demora de sólo un día, que parece insignificante, abre la puerta a que armemos racionalizaciones que justifiquen la posterior inacción. Por un lado, algunas se sustentan en que entre empezar hoy y empezar mañana casi no hay diferencia. Esta justificación es la más común detrás de decisiones como la de hacer dieta. La línea de pensamiento sería: “Sí, tengo que pesar 10 kilos menos, pero cada día de esfuerzo apenas si aporta unos pocos gramos de progreso hacia el objetivo. Si tuve este peso por años, puedo vivir un día más así y empezar a bajar mañana”. Muchas metas se logran en pequeños pasos acumulativos y el daño generado por cada día de atraso es imperceptible. Pero la falacia reside en que pasado... ¡es el mañana de mañana! La extensión de este argumento acumula pequeñas postergaciones hasta formar demoras eternas.
Por otro, otras racionalizaciones, yendo más lejos todavía, sostienen que mañana es un mejor día para empezar que hoy. El ejemplo prototípico de esto es la decisión de compra de una computadora. Si hoy por un precio dado puedo comprar una configuración X, en un breve tiempo puedo comprar la misma más barata o algo mejor por el mismo dinero. Una vez más, el problema con este razonamiento es que es verdadero siempre y por ende conduce a nunca hacer la compra. En respuesta a esto hay una frase bastante conocida que dice que el mejor momento para comprar una computadora es cuando necesitás una. Y eso normalmente es hoy, no mañana.
Pero la forma más engañosa de todas es el perfeccionismo, porque esconde la postergación detrás de un rasgo aparentemente positivo, la elevada autoexigencia. En la espera de condiciones ideales para la tarea por llevar a cabo siempre es posible subir un poco la vara y encontrar que todavía hay algo que falta antes de poder empezar.
Como alguna vez conté en este espacio, estudios de nuestra actividad eléctrica neuronal realizados en la Universidad de Stanford muestran que, cerebralmente hablando, “nuestro yo futuro no somos nosotros sino otra persona, alguien a quien le tenemos aprecio, pero que no deja de ser alguien distinto”. Por eso, cada decisión de hacer hoy un esfuerzo que podríamos dejar para mañana es en cierto modo un acto de altruismo. Y cada postergación implica dejarle el problema a otro.
Por eso, el día para empezar la dieta, para hacer más actividad física, para destinar más tiempo a las personas importantes de nuestra vida o hacer cualquier cambio importante en nuestra vida es hoy. En vez de pensar qué harás distinto en el año que comienza, te invito a elegir alguna de las cosas que vengas postergando y empezar ya, sea el primero o el último día del año.
1
2Tendencias 2026. Desde dormir mejor hasta hacer foco: mirá todo lo que podés lograr con estos seis colores creados para mejorar tu bienestar
3De 1882. El “castillo” que impulsó la creación de una ciudad y hoy es el corazón de un barrio cerrado
4Cómo atraer la buena suerte en Navidad 2025 con la planta de romero: el ritual que hay que realizar



