
Poetas a todo vapor
A pocos meses de su creación, la Casa de la Poesía se ha vuelto motor de una fábrica que, pese a los pronósticos agoreros, está lejos de cerrar las persianas
1 minuto de lectura'
A pesar de que nuestro país cuenta con una vasta tradición poética y con grandes voces que alcanzaron -y alcanzan- prestigio internacional, resulta escaso el espacio que se le dedica a la poesía en los suplementos culturales y en las editoriales.
Pero, entre tantas malas noticias, existe un proyecto que ha comenzado a funcionar desde mayo: la Casa de la Poesía (de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad).
Su mentora es la poeta Susana Villalba, que sueña con esta casa desde hace muchos años y un día decidió proponérselo al secretario de Cultura, Darío Lopérfido. Cuenta Villalba: "Siempre quise crear un espacio para agrupar poetas. Es impresionante la cantidad de poetas y de lectores que tenemos. Creo que el proyecto ideado por la revista La Nacion junto con Metrovías, Poesía en el Subte, desmiente la teoría de que la poesía no tiene público. Justamente lo que intento con esta casa es lograr un movimiento más unido para desterrar la idea de que la poesía no tiene mercado. A Lopérfido le gustó el proyecto".
El poeta, crítico, ensayista y editor Rodolfo Alonso refuerza la necesidad de la creación de una casa de la poesía: "Al enterarme, tuve una inmensa alegría. Nuestra ciudad estuvo ligada a momentos clave de la poesía de lengua castellana. Recordemos que aquí vivieron Rubén Darío, Neruda, Rafael Alberti, y pasaron García Lorca, Juan Ramón Jiménez, entre otros. Resultaba absurdo que no se creara una casa de la poesía. En Bogotá, por ejemplo, existe la de José Asunción Silva, la casa donde murió el poeta y a la que conservan tal cual. Tiene una biblioteca poética fabulosa, una fonoteca de grabaciones de poesía americana y mundial, editan una revista anual, y realizan todo tipo de debates y seminarios. Uno de sus proyectos, Poesía a la carta, es novedoso: la gente va, elige un poema para regalar y se lo editan en forma agradable".
La poeta María del Carmen Colombo, con una trayectoria de veinte años en talleres, coordina el taller literario de la Casa de la Poesía. Opina: "Es absurdo pensar que la poesía no tiene público. Hace años leí en un diario un trabajo sobre el mercado editorial. Decía que en nuestro país existían aproximadamente diez mil lectores de este género y destacaba que la característica de éstos es su fidelidad, a diferencia de los de narrativa, por ejemplo, que fluctúan más".
En su trabajoso camino de hormiga, Susana Villalba se instaló en una oficina de la Secretaría de Cultura, en la ex casa de La Prensa, y con su ayudante Fabián San Miguel empezaron con mucho brío y escaso presupuesto a delinear las actividades. Dice Villalba: "Por los años que llevo en este oficio, pensé primero en las necesidades inmediatas. Dado que las librerías -salvo tres o cuatro- no dedican espacio a los libros de poesía y a las revistas, me pareció que una reivindicación lógica era abrir ese espacio que faltaba". Así nació una mesa que existe en el bar Babilonia, repleta de textos y revistas poéticas, que se convertirá con el tiempo en una futura librería.
En ese café literario se realizan, los miércoles, lecturas de poesía a micrófono abierto. Todos los concurrentes pueden leer sus textos. Dice Villalba: "Sé que muchos escriben y no saben dónde acudir con sus cuadernos. Con este material, pensamos editar para fin de año una antología". Ese mismo día leen sus textos tres poetas conocidos de diversas generaciones. Explica Villaba: "No inventé nada con los recitales, pero me pareció que así los poetas nos sostuvimos siempre, el único lugar donde nos hacemos conocer". El recital de los poetas invitados se difunde por una página Web que tiene la Secretaría de Cultura.
A pesar de la poca difusión que ha tenido, el café Babilonia cuenta con un público estable de entre 40 y 80 personas. El día de la inauguración y el día en que leyó la recientemente desaparecida Olga Orozco, el Babilonia desbordaba de gente. Comenta Villalba: "Cuando leyó Olga se hizo un silencio conmovedor. En un momento tuve que hacer un impasse porque la gente estaba muy emocionada. Al terminar, hubo un estallido. Con humor, Olga dijo que cuando ella lee tienen que llevar unidad coronaria. A ella la grabamos, deseamos hacer una sonoteca para registrar las voces de todos nuestros grandes poetas. Estoy intentando encontrar cassettes de otros notables, como Edgar Bayley, Enrique Molina y Ricardo Molinari".
Las actividades no concluyen allí. En el Centro General San Martín se dan charlas y seminarios para reflexionar sobre la poesía. En general, los dictan poetas y algunos críticos. El objetivo es armar el rompecabezas disperso de nuestra poesía desde comienzos de siglo hasta hoy. Se está estudiando la forma de publicar estos trabajos. Reflexiona Villalba: "Pensé en esta parte teórica porque muchos jóvenes te preguntan, por ejemplo, quiénes son Madariaga o Alonso, o qué significaba el grupo Poesía Buenos Aires".
Colombo cuenta: "El taller empezó en mayo. El trabajo es sobre los textos de cada uno e intento que todos lean. Es una forma de aprendizaje tanto para el que presenta el poema como para el que escucha, o el que hace una devolución sobre ese poema. Fotocopio estos trabajos para que se los lleven a sus casas y luego se arma la discusión, que es lo que más me interesa". Colombo centra su interés en el trabajo de desbloqueo personal para que cada uno sienta que día tras día aumenta su capacidad de opinar sobre el trabajo del compañero. El crecimiento se da entonces en lo personal y en el texto. Colombo agrega: "Mi intención es que comiencen a entender de dónde parten para hablar de un texto. Es decir que cada uno entienda dónde está parado frente a la poesía".
La secretaría está en tratativas para conseguir y acondicionar la casa del gran poeta Oliverio Girondo, en Suipacha al 1600. Comprada hace tiempo por la municipalidad y anexada al Museo Fernández Blanco, cumplió durante mucho tiempo sólo una triste función de archivo. El plan es recuperar su espíritu: esa casa fue el centro de tertulias poéticas desde la década del 20 hasta la del 50, con las vanguardias de los grupos Poesía Buenos Aires y los surrealistas. Un lugar mítico por cuyos salones deambulaban con frecuencia Olga Orozco, Molina, Francisco de Madariaga, Raúl Gustavo Aguirre, Paco Urondo, Alonso...
Este último -que integró en su adolescencia el grupo Poesía Buenos Aires- cuenta: "Lo conocí a Oliverio Girondo cuando él tenía alrededor de 60 años. Me impresionó, como suele suceder con los realmente grandes, por su modestia y su humildad sincera, y por su capacidad de relacionarse con los más jóvenes. Venía de una larga tradición de vida social activa en la década del 20, con su mujer, la narradora Norah Lange, y ambos contribuían para que no existiesen roces demasiado fuertes. Recuerdo que debajo de su cama, Oliverio tenía una serie de cajones donde guardaba estatuillas precolombinas de oro, una inmensa biblioteca y el espantapájaros. Siempre me pregunto adónde habrá ido a parar esto. Creo que el espantapájaros está en el Museo de la Ciudad".
El espantapájaros al que se refiere Alonso era un inmenso muñeco de papel maché vestido de smoking, con un monóculo y un sombrero de copa en alto, y pájaros danzando alrededor. Cuando Girondo presentó su libro Espantapájaros, contrató una carroza fúnebre, subió el muñeco, lo rodeó de señoritas y la carroza deambuló por Florida vendiendo el libro hasta que se agotó. Luego, Girondo instaló el muñeco en la entrada de su casa de la calle Suipacha. "Esta anécdota de la carroza -comenta Alonso- habla claramente del desparpajo y del sentido del humor de Oliverio. En 1956, a Paco Urondo se le ocurrió dirigir Burla de primavera, una obra de Edgar Bayley en la que actuábamos los amigos. Yo era el capitán Tancredo. Oliverio fue a una de las representaciones. En un momento, alguien quiso convidarlo con vino: ¿Toma, Oliverio?, le preguntó. La respuesta fue rápida: Si mi amigo, y a veces demasiado.
En nuestro país, a diferencia de otros países latinoamericanos, la poesía se considera elitista. En Brasil, por ejemplo, los poetas tienen una amplia repercusión popular: Carlos Drummond de Andrade, João Cabral de Melo Neto, entre otros. Allí no es raro que las ediciones de poesía se agoten y se reediten. Rodolfo Alonso confirma: "En todos los países de América latina, la poesía es el género literario más admirado. Asistí a un festival en Medellín que me sorprendió. Había más de cinco mil personas en un anfiteatro de un cerro y se largó a llover. Nadie se movió. Cuando ponían intervalos de música, pedían que la sacaran para seguir leyendo".
Susana Villalba dice: "En Chile, por ejemplo, los poetas van a pueblitos mineros a leer y todos los escuchan. En nuestro país, creo que es una ideología que viene de la época del peronismo, cuando se hizo la escisión con los intelectuales. También creo que tenemos menos tradición española que el resto de los latinoamericanos, y en España misma el rey reúne poetas para su cumpleaños".
Villalba comenta que su mayor sueño es que la Casa de la Poesía actúe como un imán, tanto para los extranjeros como para las instituciones del exterior. Villalba realizó un mailing de poetas, algo impensado hasta ahora y que desesperaba a todos los críticos y profesores extranjeros que llegaban a nuestras orillas. Y, por cierto, que todos los argentinos que escriben y estén ligados a la poesía sepan que cuentan con este espacio para lo que deseen.
Colombo sostiene: "El proyecto de la Casa de la Poesía es muy sólido. Veo cómo se está expandiendo y cómo, día tras día, aparecen actividades nuevas. Me da la sensación de que la Casa de la Poesía va a ser el puntal o el corazón de un movimiento cultural mucho mayor".
Actividades gratuitas
- La Casa de la Poesía está -por ahora- en la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, en el ex edificio del diario La Prensa, Avenida de Mayo 575, piso 4. Funciona de 14 a 18. Lo coordina la poeta Susana Villalba. Informes: 4323-9681.
- Taller literario: lo dicta la poeta María del Carmen Colombo (Primer Premio V Centenario) en Avenida de Mayo 575, PB. Los martes, de 19 a 21. Inscripción: 4323-9681.
- Café literario: funciona todos los miércoles en Babilonia, Guardia Vieja 3360. A partir de las 18, se reúne gente anónima a leer sus textos. Lo coordina Fabián San Miguel. A partir de las 20.30, lectura de poetas conocidos de diferentes generaciones. A partir de las 22.30, continúa el café a micrófono abierto, coordinado por Federico Lescano. Se encuentra a disposición del público una mesa con libros y revistas de poesía. En este espacio se realizan presentaciones de libros y de revistas.
- Charlas y seminarios: se llaman Pensar la poesía desde la poesía y lo dictan en su mayor parte poetas y, en algunos casos, críticos. El objetivo es brindar un panorama de nuestra poesía desde comienzos de siglo hasta hoy. Los martes, a las 19, en la Sala C del Centro Cultural General San Martín, Sarmiento 1551.
1
2Con final inesperado: sorprendió a su exesposa con una torta para celebrar los cinco años de divorcio y se volvió viral
3¿Dar un paseo cuenta como ejercicio? La advertencia de un cardiólogo: “Hay que caminar a un ritmo rápido para que el corazón se acelere”
4En el bosque, estaba a horas de morir congelado cuando alguien lo encontró: “Lo abracé para que no se desmayara”



