No es el caso típico de película de los dos chicos jóvenes que se ponen el taller en el garage para armar su propio negocio. Pablo y Juan ya transitan los 40, tienen hijos, casa, obra social, colegios y una cierta calidad de vida que quieren mantener, "no es fácil, pero yo entendí que este desafío era algo que yo quería encarar en la vida y mi mujer me bancó desde el momento cero, porque de un día para el otro me quedé sin ingresos, así que tomé la decisión, hablé con la empresa, tuve muchas charlas y me desvinculé", cuenta Pablo, que tenía un puesto de gerente comercial en una empresa en la que estaba hace 25 años, pero necesitaba otra cosa, "una empresa que me dio todo pero sentí que era una etapa superada. No era por plata, era ser emprender y me parecía bien a mis 45 años. Entré en la empresa a los 20 y tenía el deseo de hacer otra cosa. Siempre tuve internamente el bichito de lo propio, nunca me interesó cambiar de laburo, le debo mucho a los dueños, estaba todo muy bien, me fui bárbaro, pero bueno, cuando uno quiere otra cosa tiene que salir a buscarlo". Así es como Juan tomó la difícil decisión de dejar su trabajo en búsqueda de algo más, "mi tema laboral era personal, un ciclo cumplido, y una necesidad, un deseo de una evolución personal, de hacer otra cosa, de cambiar hasta de rubro. Yo soy licenciado en sistemas y estaba en una empresa de sistemas. Pero en el medio hice un MBA que me dio otro background de manejo de la empresa". Se tomó un tiempo para pensar para dónde ir, tenía varias opciones pero decidió apostar a su propia marca porque esto le permitía desarrollar la parte de emprendedor, aplicar lo que aprendió en el máster, desde cero, desde el business plan hasta poner en marcha el proyecto. Juan también tiene un MBA que hizo en Wharton.
El encuentro
Se conocieron porque sus hijos iban dos horas a una salita maternal ubicada en La Horqueta, San Isidro. Ahí se armó un grupo de cinco mamás que se hicieron amigas y un día armaron una cena con maridos, "ahí nos conocimos con Juan, hicimos buena onda con todo el grupo y cada tanto nos seguimos juntando. Causalmente nuestros hijos van ahora al mismo colegio y nos hicimos amigos", relata Pablo. Juan tiene un trabajo de compra de químicos que vende a clientes que tiene en otros países y por eso ya trabajaba desde su casa y tiene la veta del comercio exterior. Ahora Juan se fue un año al Sudeste Asiático como un proyecto familiar – laboral, se fue a recorrer y trabajar con su mujer y tres hijos. Él se encarga de ir a las ferias de allá porque la idea es tener canales de producción en nuestro país y en el exterior.
Entre charla de amigos y de emprender surgió la idea del negocio. Querían hacer algo que tuviera conexión con lo que los vinculó: "los chicos fueron los que nos conectaron así que pensamos que estaba bueno pensar algo para los chicos. En Argentina no hay una marca que se aglutine y especialice en marca de accesorio para ellos, todos tienen una bufanda o una mochila pero ninguna se dedica solo a eso. Nuestra idea es ir un poco más allá, ser más amplio, lentamente, todo el tiempo estamos con el freno porque queremos ir de a poquito", es un caso atípico de emprendedurismo: los dos tienen más de 40 años, familias y estilo de vida que mantener, emprenden pero van lento, quieren hacer las cosas bien y confían en que así saldrá.
Ambos son papás muy presentes, Juan hace Home Schooling con sus tres hijos en Asia, y Pablo se dedica mucho a su hija (su mujer hace una de las obras del momento de la calle Corrientes así que trabaja casi todas las noches)
El diferencial
La marca se llama WAYKAP! Desde un principio supieron que tendrían una marca global, y por eso apuntaron al .com, la elección del nombre se hizo difícil porque todo ya está en uso: "La encontró Juan, estábamos una noche dándole al celular viendo a ver qué aparecía. Y salió, era un nombre que no es difícil de pronunciar para el mercado argentino y tiene un significado interesante en inglés. Nos gustaba esto de despertar, levantarse, asociado con los chicos y es una palabra común", recuerda Pablo.
Lo vienen pensando hace un año y medio pero lo lanzaron en noviembre pasado, apunta a un target de 2 a 12 años y cuenta con paraguas, lunchera, remeras de protección uv, toallas de microfibra vasito térmico, gorro, guante, la idea es que todo lo que no sea ropa lo puedas encontrar en su marca. "La marca está pensada con un look moderno, materiales de vanguardia, innovador, queremos tener una oferta de productos que tengan cierta onda en diseño y en materiales técnicos. Que las mochilas no pesen nada, que sean ergonómicas, la lunchera también. Hoy tenemos cuatro productos y la idea es incorporar tres o cuatro más", adelantan los creadores.
Juan mantiene su trabajo, pero tiene disponibilidad y su proyecto principal hoy es WAYKAP! Él vivió en Estados Unidos, en Suiza y es el que trae la mirada europea en formas de vida, incluso en el look de los productos, "entendemos que toda la región y Argentina está más invadida de lo yankee y queremos tener una propuesta más europea con esto de los materiales livianos, ecológicos, diseños más limpios, más planos. Es la parte donde nos queremos diferenciar". Para eso trabajan mucho con focus group: arman cadenas de mamás que las hacen votar, lo que se imprime es lo que elige el público. También hacen votar a los niños que son los consumidores.
Con ganas de crecer y una familia que los apoya en este nuevo desafío, Pablo y Juan demuestran que no importa la edad a la hora de emprender.
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