S.O.S.: el marketing bombardea a los niños
La obesidad infantil aumenta desde el año 2000. Uno de cada tres niños al empezar la primaria tiene sobrepeso. El tema es urgente.
Nuestros hijos son bombardeados con marcas, avisos y productos que no deberían comer ni tomar todo el día, todos los días. El efecto es devastador para su salud y a eso hay que sumarle el conflicto diario en casa, la discusión en la que mucha veces los adultos perdemos por agotamiento. La enorme mayoría de los alimentos que se promocionan activamente no deberían estar en su dieta. Ya sea en la tele, online, en locales, o en envases. El marketing es un gran y sofisticado negocio. Y ojo, que uso la palabra "alimentos" ligeramente, casi tan ligeramente como nuestro mismo código alimentario.
Es hora de hablar de esto. Ya se probó en el mundo que la autorregulación no funciona. Esto no debe y no puede ser voluntario: hay que regular legislando. Dejen que marketinear a los niños con aquello que sabemos que no deben consumir. Ya bordea la maldad.
El marketing no es educación, la educación brinda conocimiento y promociona el pensamiento crítico. El marketing crea demanda para un producto. Directamente o a través del brand awareness (reconocimiento de marca). Hoy niños de 4 años reconocen marcas de productos llenos de azúcar, grasa, sodio, edulcorantes, aditivos y conservantes.
Los niños, niñas y adolecentes son vulnerables, por que aun no distinguen marketing de entretenimiento. Ahí es donde se cruza la línea, y se aprovechan de los mas chiquitos. No es ético aprovecharse de eso para empujar hacia algo que los daña. El impacto que tienen en la salud de los niños los productos altos en grasas saturadas, con jarabe de alta fructosa, llenos de sodio, ya lo sabemos.
Lo que vemos ahora es el impacto a futuro en sus conductas y elecciones de alimentación, la manera en que se los condiciona y dirige.
Herramientas sofisticadas y desarrolladas por mentes brillantes, con presupuestos millonarios, frente a los cuales, los padres, madres , la escuela y la educación no tenemos chance de ganar. No en el mundo de hoy. Están pensadas y diseñadas para entrar en la mente de nuestros hijos, instalarse, crecer y quedarse.
Tiene que ponerse la discusión sobre la mesa , y tiene que regularse.
El tema es complejo, la mayoría de los que crecimos con la tele, conocemos el marketing pre-digital. Marketing no es publicidad, es toda comunicación comercial de una marca y de un producto. En pantallas, en concursos y promociones, en locales y con embajadores de marca y sobre todo online.
Esto no sucede solo en programas infantiles específicos. Messi les habla a los niños también: las bebidas llenas de jarabe de alta fructosa lo contratan a él para venderle a los más chicos.
La exposición extendida en el tiempo al marketing de "alimentos" llenos de grasa mala, azúcares libres y sodio les crea a largo plazo, actitud positive frente a lo no saludable, preferencia por los productos anunciados, encapricharse con los padres creando conflicto, preferencia por los impulsivos (los productos en venta cerca de las cajas de pago) y con personajes en su empaque. Los lleva a no elegir vegetales ni agua, y a una clara tendencia al aumento de peso.
Lo más importante es que todo esto no lo digo yo, sino un extenso informe de la Organización Mundial de la Salud del año 2018, llamando a los países a tomar cartas en el asunto.
Hay grandes compañía en el mundo que taoman nota de la situación. Es más: la mas importante que hace contenido para niños, tiene reglas y un perfilado de alimentos a los que no les pone ninguno de sus personajes, y no permite que estén en sus canales ni programas. Excepto una vez al año por cada país. En la Argentina es pascuas. Y así siguen vendiendo y creciendo, pero sin colaborar con un sistema perverso. Si el ratoncito puede, ¿por qué no el resto?
Cada intento tanto impositivo, como restrictivo, es combatido a puertas cerradas y un lobby fuerte del sector privado con discursos de libertad de expresión, o imposibilidad de subsistir comercialmente. Pero uno de cada tres niños tiene sobrepeso al empezar la primaria y uno de cada dos al terminarla. Los derechos de ellos están primero, al menos en mi mundo.
¿Que podemos hacer desde casa mientras quienes toman estas decisiones se ponen las pilas?
Algunas ideas a tener en cuenta:
- Enseñarles a los niños a tener pensamiento critico. Que vean las múltiples maneras en que los quieren manipular para que compren o le pidan a sus padres que le compren esto o aquello.
- Leer las etiquetas junto con ellos. Incentivarlos a que busquen e investiguen qué son los ingredientes que aparecen : ¿es azúcar o la forma más barata del azúcar? ¿Tiene queso o saborizante artificial en forma de polvo muy barato?
- Hacer pruebas de lo casero versus lo industrial. Determinar en familia qué es más rico, más caro, más lógico, más sustentable.
- Casi como si fuera un juego, que vean y cuenten cuántos productos vieron en su show favorito, de qué se trataba cada uno y hablar de eso.
- Qué analicen cuántos "personajes" de marcas conocen. Animarlos a qué se pregunten por qué existen y qué les quieren vender con eso.
Háganme caso: es sorprendente cómo los chicos, con un poco de ayuda y atención, lo ven, preguntan, son curiosos, y les importa. Cada uno a su edad y a su tiempo, pero no los subestimemos. Enseñémosles a defenderse mientras los adultos discuten cuánta plata menos van a ganar si dejan de embargar su futuro.
Los niños y niñas no se merecen esto ni lo que les espera si no hacemos algo. Restringir duramente el marketing en niños es una herramienta más. Protegerlos es un deber, porque su salud es un derecho.
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