Torrente de amor y vulgaridad
Santiago Segura habla con La Nación revista de su criatura cinematográfica políticamente incorrecta, un éxito español que lo tiene como creador y protagonista. Harto de que lo confundan con el personaje, dice que al menos ahora las mujeres no le tienen tanto rechazo
La saga Torrente es la más taquillera en la historia del cine español. Desde su inaugural Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) hasta Lethal Crisis (2011), las cuatro primeras películas habían llevado a los cines más de 15 millones de espectadores en total, con una recaudación superior a los 70 millones de euros. Su creador, guionista, productor (desde la tercera entrega) y protagonista, Santiago Segura, lanzó ahora Torrente 5: Operación Eurovegas, cuyo estreno en España ha sido igual de demoledor. Ni Perdida, de David Fincher, logró evitar que cada dos espectadores en las últimas semanas, al menos uno se volcara hacia el personaje más famoso y soez del cine local.
En la Argentina se estima que más de cinco millones de personas descargaron las películas (las dos primeras no fueron estrenadas oficialmente) y más de cien mil vieron la última en los cines. Para muchos, su éxito es inexplicable.
La quinta entrega llegará al país este jueves. Santiago Segura atiende el teléfono y conversa con La Nación revista.
¿Por qué se mantiene el éxito después de tantos años?
Porque se fían de mí. Saben que se van a reír (se ríe).
¿Ha variado el público?
Lo que ha variado es la cantidad: hay menos gente yendo a las salas. Está pasando en todo el mundo.
Las cifras del estreno igualmente impresionan.
Es que ir al cine es una experiencia incomparable. Se puede ver la película en una tablet o en el móvil, pero, sobre todo una comedia, compartirla con 500 personas, con la catarsis y la endorfina que se genera, es especial. Afortunadamente, el cine sigue. Pero al mismo tiempo, en España han cerrado muchas salas, la política cultural que ejerce nuestro gobierno está siendo bastante torpe.
Recién en Torrente 4 te metiste con temas de actualidad, especialmente la crisis española…
Y nunca pensé que sería más fuerte en Torrente 5.
Pero ahora sumás el tema de la posible independencia catalana. ¿Por qué?
Torrente siempre ha sido político, pero un poco atemporal, con una característica más abstracta. Ahora, al situar la historia en el año 2018, sí toma referencia de la España actual, se ha convertido en una película más coyuntural, más de su época. Me ha gustado experimentar con eso.
¿Qué cambios experimenta el personaje en estas dos décadas? En su aspecto físico ni la ropa se cambia.
El personaje sigue vistiendo igual porque me pareció gracioso que llevara un uniforme como Superman o Spiderman, más patético en este caso. Los cambios no son muchos. Una de las constantes de Torrente es precisamente su inamovilidad, sus ideas fijas. Esta vez sí está un poco decepcionado con el gobierno: cree que este gobierno de derecha ha traicionado sus ideales. Torrente es mucho más radical.
Existe la idea de que Torrente es un éxito porque, más allá de las coyunturas, las cosas en España están siempre igual. ¿Estás de acuerdo?
El hombre es el que siempre está igual, el que tropieza con la misma piedra. Su problema se repite: la mezquindad, el miedo, la envidia. Son constantes muy humanas. Los hitos cómicos que yo admiro –Mr. Bean, Homero Simpson, el Inspector Clouseau– son grandes cretinos, pero muy humanos. Al mismo tiempo, los personajes de culto son muy constantes. Meter a Torrente en un templo budista sería un poco extraño.
Has comparado a Torrente con Ignatius, de La conjura de los necios, para explicar que lo indecoroso del personaje no tiene que ver con la calidad de la obra. ¿Hace falta aclararlo?
Ignatius es un ser despreciable, que te hace gracia, en una gran obra. Cuando la gente dice que Torrente es una película casposa, machista o racista me aterroriza, porque lo que es casposo, machista y racista es el personaje. La película no. Los personajes tienen entidad, hay que ser muy necio para confundirlos con las personas. Pero bueno, no vivimos en un mundo de sabios. Hay gente que se identifica con Torrente y gente que ríe de Torrente. No soy responsable de las diferentes lecturas que se puedan hacer.
¿Te molesta que siga apareciendo esa crítica?
Es terrible. Gente con prejuicios brutales que nunca ha visto Torrente dice no me gusta ese tipo de cine. ¿Qué tipo de cine? ¡Si no lo ha visto! Me sigue pareciendo aberrante. Pero bueno, estoy acostumbrado y no puedo pasar toda la vida explicando. No soy pedagogo, soy un entertainer. Un cineasta hace cine para entretener y divertir a la gente. Si quieren educarse, que vayan al colegio. El mensaje que doy en las películas está clarísimo, si eres un poco perceptivo, lo entiendes perfectamente. Ahora, si quieres confundir una crítica social con apología es tu problema, y me tiene bastante harto.
Que te confundan siempre con el personaje debe ser incómodo también.
Como soy muy paciente, me he acostumbrado. Si alguien me dice Torrente por la calle, yo saludo. Pero es como si a Boris Karloff lo llamaran Frankenstein, lo estarías ofendiendo un poco. Antes decía soy Santiago Segura. Pero así como Frankenstein, lo superé y sigo mi camino: hola, hola, qué tal. Es más fácil.
Se han sumado mujeres al público y lo has vinculado con tu participación en Tu cara me suena. ¿Por qué?
Yo lo analizo así. Por un lado, esta película es un poco menos escatológica y la trama tiene más gags. Y la presencia de Alec Baldwin la hace un poco más glamorosa, más asequible al público femenino, ya que el humor escatológico está un poco reñido con las féminas. También hay chistes repugnantes, porque es la esencia del torrentismo, pero no tanto. Y luego es verdad que muchas mujeres que me asociaban con el personaje, al verme en Tu cara me suena haciendo de Raffaella Carrà o del tipo de Gangnam Style, dicen qué simpático el muchacho, se disfraza, qué guapo está. Les hace gracia que cante, me disfrace y baile. Ahora me saludan por la calle y espero que vayan al cine.
¿Por eso aceptaste ir a la tele?
No, fui porque soy un enfermo que lo que más disfruta en el mundo es disfrazarse y cantar. Hay una percepción de que las estrellas que van a programas como Mira quién baila ya están acabadas, no tienen nada mejor que hacer. Pero me pareció un formato gracioso. Pensé en el placer de disfrazarme de Stevie Wonder o Elvis Presley, así que acepté y estoy muy contento de haber participado.
Bueno, tus inicios fueron en concursos de TV, evidentemente es algo que no te inhibe.
Lo hice entonces para financiar mi primer cortometraje en 35 mm. Fue un concurso, Vivan los novios, para buscar pareja. Éramos tres tipos que intentábamos convencer a una chica sentada detrás de un biombo.
¿Cómo te fue con la chica?
Fue terrible, porque en la mitad del programa se movió el biombo y ella nos vio a los tres. Ahí perdí cualquier oportunidad. Después fui a otro programa, Locos por la tele, sobre series de TV. Ahí gané, vamos, gané sobradamente, porque soy un experto, pasé muchas horas pegado a la pantalla. Y lo pude rentabilizar: me dieron un viaje alrededor del mundo que canjeé por dinero. Después estuve en Oye tus videos, que era con videos de golpes y caídas, y gané con un video que hice. Luego, El huevo de Colón, donde había que hacer pruebas físicas. Y el último: No te rías que es peor. Tenían que hacerme reír, no lo lograron y gané una bicicleta y un radiocasete. No soy de risa fácil.
La apuesta fuerte de Torrente 4 fue el 3D. ¿Ahora te planteaste alguna sorpresa?
Me parece fuerte la distopía de la historia, imaginarme España en 2018. Y la inclusión de Alan Baldwin, porque además lo hice hablar en castellano.
¿Cómo fue trabajar con él?
Excelente. Entendió que era una parodia del género de atracos, como una Torrente's Eleven. La historia se basa en un comando que planea robar el casino más importante de Eurovegas.
¿Él conocía Torrente?
Sólo vio la primera, leyó el guión y se vino. Yo hubiera visto todas por si acaso. Me pareció muy valiente.
¿Sigue en pie el proyecto de remake con Sacha Baron Cohen (Borat)?
Me mandaron una primera versión del guión, pero hace cinco años. Sí renovaron hace poco la opción a remake. Pero no tengo más noticias y tampoco me inquieta. Si lo hacen, encantado.
También tenías la idea de hacer algo con Diego Capusotto.
Sí, es que Diego me fascinó. Todo el mundo en Buenos Aires me decía: tu humor es un poco parecido al de Capusotto. Pero yo no lo conocía, y estaba avergonzado. En cuanto pude, un día subí a la habitación del hotel y me vi sus videos en YouTube. Me reí durante una hora y media. Y casualmente, esa misma noche, fui a cenar a una pizzería y me lo encontré.
¿De casualidad?
Sí, sí, fue el destino. Ahí quedamos en comer otra noche, y así fue. Cenamos y desde entonces, siempre tuve en mente conseguir que viniera para un cameo, pero es bastante complicado, porque Diego tiene el programa de televisión y es imposible que venga a España cuando está grabando.
¿Por qué pensás que funcionó tan bien la saga en la Argentina?
No tengo idea. Es una de esas cosas bonitas que no tienen explicación. En Chile, por ejemplo, fueron sólo 800 personas a verla. Y en la Argentina, 100.000. Yo pensaba que era un tipo desconocido. Pero me gritaban por la calle: ¡Capo! ¡Groso! Me sentía como el de Searching for Sugar Man. No sé por qué funciona, en Hungría también me pasó. Pero el humor argentino es tal vez muy parecido al nuestro y están acostumbrados a caraduras como Torrente, hay muchos también allí.
Muchos te descubrieron aquí en las películas de Álex de la Iglesia.
Sé que Muertos de risa es una película de culto en la Argentina, también El día de la bestia… El estreno de Torrente 4 allí fue uno de los momentos más gloriosos de mi vida profesional, funcionó todo como un reloj. Se reían incluso en gags que en España no funcionaron. Salvo en un momento que me puso un poco tenso, cuando un personaje dice que el mejor jugador del mundo es Pelé. Se oyó la molestia. ¿Qué pasa?, pregunté. Que el mejor del mundo es Maradona. Se nota que no entiendo mucho de fútbol.
Para no quedar tan mal, en esas escenas incluiste al Kun Agüero y al Pipita Higuaín. Sólo te faltó Messi. ¿Lo intentaste?
Intenté con el Cholo (Simeone), hice todo lo posible para que estuviera. Pero no le gusta. También hablé con Maradona. Me dijo que le gustaría hacer de villano en Torrente, pero tampoco pudimos cuadrarlo. Tener a un genio como Maradona… ¡con Alec Baldwin! Hubiera sido mítico.
Un buen personaje torrentiano.
Me dijo: Yo quiero hacer de mafioso, de mafioso italiano, ¡quiero ser muy malo! Lo que tú quieras. Pero claro, la agenda de Diego… Él estaba en Qatar cuando hablamos esto. Son agendas difíciles, como la de Julio Iglesias. Yo quería que cantara los créditos del comienzo y no he conseguido ni que me respondiese un mail.
Escribiste guiones siempre cerca de Guillermo del Toro. ¿Cómo funciona esa forma de trabajo?
En tiempos de Torrente 2, él venía a mi casa mientras escribía El espanazo del diablo y nos juntábamos en la terraza a trabajar. Para Torrente 3, él estaba escribiendo El laberinto del fauno y yo me quedaba en su hotel. Él tiene una disciplina que yo no tengo. Oye cabrón, ¿cuánto escribiste?, me preguntaba. Dos páginas. Hasta que no tengas cinco, no comemos. Me incentivaba mucho. Cuando él estaba escribiendo El hobbit en Nueva Zelanda y yo necesitaba disciplina, me fui diez días a verlo. Y avancé mucho, como 20 páginas. Me tenía con una vara de mimbre, me quitaba hasta el Wi-Fi. ¡Te distrae! Ah, también para Torrente 3 fui a su casa en Los Ángeles. Cuando él tenía una reunión, me dejaba encerrado en su coche para que siguiera escribiendo. Es que me distraigo con cualquier cosa, meta dibujar, se me vuela la imaginación. Quiero a Guillermo como a un hermano.
¿Y con Álex siguen distanciados?
Desde Balada triste de trompeta volvimos a colaborar. Nunca hemos dejado de querernos, pero hubo una pequeña ficción que ya hemos liberado, por suerte.
¿Tiene posibilidades Torrente 5 para los Goya?
Me es totalmente indiferente. Me haría feliz, pero también me alegra cuando salen las nominaciones a los Goya y no estoy, porque sería el indicativo de que algo está funcionando mal si me premiaran. Las comedias son muy despreciadas por las academias.
¿Es cierto que le habías enviado una carta a la Academia española para que premiaran la primera entrega como peor película?
No. Ojalá se me hubiera ocurrido esa idea, es buenísima: ¿Por qué no hacen una categoría como peor película del año así puedo ganar algo? Pero no fue necesario. Me dieron el premio a mejor director novel, porque aún no me conocían.
SERES IRREVERENTES
SACHA BARON COHEN
DIEGO CAPUSOTTO
RICKY GERVAIS
FRED ARMISEN