Derecho al voto y violencia indígena
Nosotros queremos saber
Estoy asombrado por los términos que utilizó Alberto Fernández al referirse a la oposición. Solo por un momento supongamos que los dirigentes opositores se excedieron en sus críticas, pero… ¿puede el presidente de la Nación decir lo que dijo? Independientemente de esto, no lo escuché al doctor Fernández hacer algún tipo de reflexión sobre ninguno de los cuestionamientos realizados. Es más, como es habitual, solo utilizó el remanido argumento de que “los demás hicieron las cosas mal, por eso tenemos que tomar estas medidas”. ¿No evaluó el Presidente que, por ejemplo, él también hizo algo mal durante la pandemia? Está cursando la enfermedad, ¿cómo se contagió? Como máxima autoridad de la Nación, ¿no debería tener claro qué pasó con las vacunas que se aplicaron a quienes no les correspondía? ¿Tiene la lista de todos esos vacunados y de los funcionarios de su gobierno que posibilitaron tal situación? La lista de reclamos de la oposición es más larga.
Aun si la oposición se hubiera excedido en las formas, ¿por qué nosotros, los ciudadanos comunes, no podemos tener esas respuestas? Cuando el Presidente juró el cargo, afirmó: “Si así no lo hiciere, Dios y la Patria me lo demanden”.
Bueno, se lo estamos demandando.
Martin A. Hagelstrom
DNI 13.147.556
Derecho al voto
Que sepa el señor Sergio Massa que los argentinos no nos sometemos a tener que ir a votar dos veces. Ejercemos el derecho de elegir a nuestros representantes de acuerdo con lo que indica la ley vigente, favorezca o no al oficialismo de este momento. Con relación a las próximas elecciones, sería interesante que en vez de discutir cuándo realizarlas –que ya está establecido por ley–, sería bueno un amplio debate sobre “cómo” hacerlas para proteger a nuestros conciudadanos mientras ejercen el indelegable derecho cívico de votar.
Tedy Woodley
DNI 17.645.633
La palabra devaluada
Las declaraciones de nuestro jefe de Gabinete, en el sentido de que Chile había recibido solo 30.000 dosis de la vacuna de Pfizer y su posterior desmentida por las autoridades del vecino país (que aclararon que habían recibido casi dos millones), me llevan a reflexionar sobre el valor de la palabra. En la Biblia, la palabra es vida. En mi juventud era contrato inquebrantable. En esta pandemia, una palabra amorosa es el abrazo que no podemos dar. También vemos que puede ser mentira y sarasa, medio para justificar cualquier fin.
Tomemos conciencia, no devaluemos nuestra palabra de argentinos.
María Teresa Reynal
DNI 11.265.875
Vivir con lo nuestro
La populista y demagoga política de nuestra economía desde hace décadas, y que lleva a cabo el gobierno actual, promueve vivir con lo nuestro. Sin querer dar inicio a una profunda discusión filosófica, lo que deberíamos hacer entonces es no exportar los productos del campo, algunos industriales y otros, impedir a Aerolíneas Argentina que realice viajes internacionales, cerrar todos los bancos privados extranjeros, fabricar autos de marca justicialista, incluido el Rastrojero, pero con ruedas de madera, aviones a hélice, teléfonos a manivela, productos Flor de Ceibo y no importar nada de informática ni celulares. Así podríamos volver a aquellas épocas, muchas de ellas peronistas, donde una línea telefónica tenía casi más valor que la propia vivienda. También se debería prohibir la importación de las vacunas contra del Covid-19, y todo insumo para producir. Y podría seguir con una larga lista.
Juan José Varrone
juanjose1936@gmail.com
Violencia indígena
Es inconcebible la falta de reacción del Gobierno ante las atrocidades cometidas por los grupos indígenas que asuelan parte de nuestra Patagonia, como así también la Araucania chilena, donde han cometido salvajadas, como la quema de camiones y ómnibus con gente adentro, al igual que casas familiares. Sin duda, el Gobierno tiene que enfrentar este ataque a nuestra soberanía con efectivos de nuestras fuerzas del orden o en última instancia con el Ejército, para poner orden en una región donde parecería que se quiere crear una Mapuchelandia.
Alberto Rodríguez Coronel
LE 4.099.231
Restricciones y vacunas
Todo lo que se escucha de la mayoría de las autoridades nacionales y provinciales son restricciones. Algunas pueden estar bien y otras ser discutibles. Esto ha llevado nuevamente a establecer medidas de ese tipo a la circulación entre provincias, municipios, olvidándonos de que todos vivimos en el mismo país. Pasó el año pasado, con hechos para lamentar. Pero sería muy bueno escuchar de boca de las autoridades cómo harán para tener a la ciudadanía vacunada. ¿Dejaremos de gastar en todo lo innecesario para destinar esa plata a conseguir vacunas en todos lados?
Hay que exigir a las autoridades nacionales. Queremos vacunarnos. Pero lamentablemente eso no se escucha y es muy triste.
Marcelo Rojas Panelo
rojaspmvet@gmail.com
Discapacidad
Nos sumamos al pedido de la señora Ángeles Moy Peña en la carta de lectores de días atrás y al editorial “Urge vacunar a las personas con discapacidad”. Solicitamos que les den prioridad en el plan de vacunación a las personas con discapacidad intelectual. Muchas de ellas no pueden valerse por sí mismas; necesitan asistencia de otra persona las 24 horas del día, en cada actividad de la vida cotidiana, para vestirse, asearse, comer. Muchas no pueden comprender y menos aún cumplir los protocolos de lavado de manos, distanciamiento y protección con barbijo que se recomiendan frente al Covid-19, lo cual las deja expuestas a un riesgo de mortalidad que en su caso triplica el de la población en general. Increíblemente hoy, a pesar de contar con el Certificado Único de Discapacidad, no pueden anotarse para ser vacunados en su condición de grupo de riesgo. Solo podrán hacerlo cuando se encuentren en el grupo etario que los habilite. ¿Alguien piensa en ellos?
Ana Garciarena
ajgfilgueira@gmail.com
María Garciarena
garciarena.maria@gmail.com
A la espera
Tengo casi 79 años. El 29 de marzo envié a CABA el formulario para empadronarme para recibir la vacuna Covid-19. Al no recibir respuesta alguna hablé repetidas veces con distintos operadores de la Línea de Atención Ciudadana de la CABA (147), quienes me aconsejaron esperar o empadronarme nuevamente, cosa que hice (3 o 4 veces). Hoy llamé nuevamente al 147 y la operadora con la cual hablé, que se tomó el trabajo de averiguar lo que realmente pasaba, me informó que no estaba empadronada porque había un problema con mi caso, pero no supo explicarme en qué consistía, eliminando así toda posibilidad de que pueda ayudar a resolverlo. Como solución me informó que sometería el caso al Ministerio de Salud. Numerosos parientes o conocidos míos más jóvenes que yo ya han sido vacunados y yo sigo sin saber lo que pasa o si algún día se dignarán a vacunarme.
María Cristina Jorgensen
DNI 4.296.940
Sin reproches
La historieta de Lunik “Nunca pensó” del jueves pasado me dejó un gusto amargo. No porque no haya que pensar antes de resolver gestar o adoptar; hay que hacerlo. Pero si ocurriese que Dios, la naturaleza o el azar lo resolvió sin que lo pensáramos, creo que ello en modo alguno nos habilita a que se lo enrostremos como causa de nuestros pesares. Tengo dos hijas. Y tuve muchos perros. Y aun cuando a ellas no las “pensé”, felizmente vinieron. Y seguramente su madre coincidirá conmigo: su llegada y presencia es de lo mejor y más extraordinario que nos deparó la vida. Ídem, en otra dimensión, los perros. Hijos y perros ensucian, dañan paredes, muebles y ropa; no respetan nuestros hábitos, son un gastadero de plata, condicionan nuestra vida social, nuestra intimidad y –pecado mortal– hasta nuestras soñadas vacaciones. Obvio que hubo (y habrá) momentos duros, difíciles, incómodos; momentos en los que uno quiere mandar todo a los diez mil demonios. Pero hubo, hay y habrá de los otros; muchos más y mejores.
Mi respetuoso disenso con la genial Lunik y mi consejo para los lectores: nunca les transmitan una cosa así a sus hijos. Ni a su perro. Porque casi seguramente no es cierto. Y aunque hipotéticamente lo fuera, porque el decirlo no suma, indudablemente resta. Piense; piense bien antes de hablar. Creo que si lo piensa, no lo va decir. Pero sobre todo: ámelos, con fuerza y sin reproches. Y disfrútelos.
Juan José Mac Mahon
DNI 17.364.200
Basta de piquetes
Para que los días sean buenos días, debemos al menos empezar por respetar, respetarnos y hacer respetar las normas de convivencia. El jueves pasado, yendo por la Panamericana mano al norte, vi cómo cientos de personas que fueron trasladadas y organizadas por distintos partidos se sentaron sobre la autopista y cortaron todo el tránsito mano a Capital. Sobre lo ocurrido le consultaron a una autoridad política, y respondió que todos tenemos el derecho a manifestarnos. Estamos de acuerdo.
Pero cientos de personas no tienen derecho de complicar o hacer perder su día a otros miles de personas, que fue lo que vi. Pueden manifestarse sí, al costado del camino, en lugares donde no se vulnere el derecho del otro.
Tenemos que hacer cumplir las normas para todos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando los cortes de rutas, avenidas y puentes?
Alejandra P. Spinelli
DNI 14.915.361
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