El FMI, la bandera de Alberto Fernández en el PJ
El Presidente le asigna a la renegociación con los bonistas la posibilidad no solo de contar con más recursos económicos, sino de ganar autonomía de la vicepresidenta
En el discurso ante la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández pronunció una consigna que pasó desapercibida. Tal vez porque las recomendaciones y la enumeración de intenciones fueron lugares comunes del discurso presidencial. "No solo tenemos que evitar la dependencia económica de la deuda externa. También debemos evitar la dependencia intelectual de la deuda externa", aseguró.
No deja de ser curioso. El Presidente le asigna a la compleja renegociación de pagos con los bonistas la posibilidad de contar con los recursos económicos, pero también políticos para ganar autonomía respecto de la vicepresidenta.
Parece un obstáculo insalvable. Volvió a quedar expuesto con la reforma del régimen previsional de los jueces. La Cámara de Diputados dio media sanción a la ley sin incorporar ninguna modificación propuesta por Juntos por el Cambio, que abandonó el recinto. La incomodidad de Sergio Massa fue visible.
Casi tanto como el extraño comportamiento del incierto universo de los trolls K, preocupado por el quorum ajustado que logró el oficialismo. Más que autocrítica, una reprobación implícita a la tarea del presidente de la Cámara. Massa forma parte de los diálogos de Fernández con la oposición. Aunque la orden de votar sin cambios el proyecto la dio el Presidente. Presionado por la urgencia de cerrar trato con los bonistas, puso en riesgo otro incipiente con Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés. El jefe del gobierno porteño y los gobernadores radicales de Jujuy, Mendoza y Corrientes intercedieron para destrabar iniciativas en el Congreso.
La reducción del déficit en el sistema previsional es una de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para avalar esas negociaciones. Es lo que vuelve llamativa la frase de Fernández sobre la deuda. No está claro si aludió a opositores excluidos de sus conversaciones. O si fue un esfuerzo de autoconvencimiento para aplacar al núcleo duro del Frente de Todos.
Resulta paradójico que la ambigüedad constituya una línea de continuidad en el mensaje oficial que hace hincapié en recuperar el valor de la palabra. Un resquicio para que el PJ apele a esa gramática para reivindicar de forma alambicada el patronato del FMI el próximo 5, cuando reúna a su congreso nacional para definir la junta electoral que fiscalizará la elección de nuevas autoridades del 3 de mayo.
Aunque la renovación se resolvería con una lista de unidad, a los gobernadores les inquieta la lenta marcha en la gestión de Fernández: traducción práctica en la falta de envío de fondos a las provincias. Lo que los hace dudar del rumbo económico. Pero también de la capacidad del Presidente para construir un liderazgo alternativo al de su vice. Le atribuyen a Cristina maniobras para provocarles asfixia por falta de recursos.
Los más cercanos al Presidente especulan con medidas preventivas si no se confirma en los hechos la premisa que sostiene el plan de gobierno. Esto es, el acuerdo con los acreedores que tenga al FMI por bandera, para domesticar al kirchnerismo y dar garantías a gobernadores e intendentes de un reparto equitativo de candidaturas con La Cámpora.
Esa expectativa define la afinidad con Fernández. El año pasado, debieron resignarse a compartir entre ellos el tercio de candidaturas cedidas por los seguidores de Máximo Kirchner. La amenaza de algo parecido a una rebelión es lo que vuelve atractivo al PJ para Cristina. Controlado por una conducción afín, a los gobernadores no les cabría otra posibilidad que aceptar una situación similar para tener representantes en el Parlamento. Un escenario en el que la disputa entre José Luis Gioja y Jorge "Coqui" Capitanich por la presidencia del PJ adquiere otro sentido.
El kirchnerismo reconoce a Gioja por atrincherarse en la sede de Matheu 132 y resistir la intervención judicial de la jueza federal María Romilda Servini. Pero más por plantearle una disputa a Sergio Uñac. El gobernador de San Juan habilitó al diputado a competir en la interna partidaria del 15 de marzo.
Uñac fue el primer gobernador en adherir a la candidatura presidencial de Fernández. La misma que él declinó cuando se la ofreció Cristina. Las regalías mineras por casi 1500 millones de dólares anuales hacen de Uñac una pieza inasible en el tablero del PJ que diseña el kirchnerismo. Allí el imaginario tiene un rol decisivo para la comprensión de la metamorfosis de Gioja en su sistema de valores. "De viejo p... en las escuchas de Cristina a centinela del mausoleo de Mao", en la ajustada síntesis de un intendente del conurbano.
Una pelea que pone en una disyuntiva a los jefes comunales de esa región. Uñac refleja la renovación dirigencial a la que aspiran. Pero Gioja podría moderar el avance del kirchnerismo con Capitanich, al que entusiasma una proyección nacional mientras cumple su tercer mandato como gobernador de Chaco.
Hasta el fin de semana pasado, las provincias de Buenos Aires (277), Santa Fe (68) y Santiago del Estero (44) reunían 389 de los 465 congresales necesarios para sesionar. Una cifra que será superada por el aporte de Chaco, Formosa, La Rioja, Catamarca y Santa Cruz.
Capitanich, Gildo Insfrán, Ricardo Quintenla, Raúl Jalil y Alicia Kirchner constituyen el grupo de gobernadores más cercanos a Cristina, que completa el santiagueño Gerardo Zamora. Insfrán preside el congreso del PJ y comparte con Capitanich la expectativa de presidir el partido, donde Gioja tiene complicada su continuidad. No tanto por la leyenda que circula en el Congreso y le atribuye encerrar a Cristina en un baño con un ardid para que no votase en una sesión cuando ambos eran senadores. Más bien porque depende de un acuerdo con Uñac, que parece imposible.
Otra alternativa es que Gioja persuada a Cristina y a Alberto de funcionar como una bisagra entre ambos. De eso conversó con Wado de Pedro. Según el titular del PJ, el ministro del Interior le habría expresado el interés de la vicepresidenta.
Cerca de Fernández admiten que no habrá objeciones a que Capitanich suceda a Gioja si Cristina lo pide. Atender a los más cercanos es la preocupación inmediata. Uno es Omar Perotti. Fernández anunció anteayer la creación de una secretaría de narcotráfico en la Cámara Federal de Apelaciones en Rosario y un juzgado federal en San Lorenzo. Con 35 muertes violentas, Santa Fe tiene el récord de asesinatos en lo que va del año.
Otra tarea es que Cristina levante el aparente veto a Juan Manzur. ¿Será cierta la desconfianza de la vicepresidenta por los frecuentes viajes del gobernador de Tucumán a Israel? El de Entre Ríos es un caso extraño. A Gustavo Bordet sus pares lo aluden como un "ni-ni". Ni con Cristina ni con Alberto.
Misiones y Córdoba funcionan con otra lógica. Carlos Rovira conduce el Frente Renovador de Concordia, por el que Oscar Herrera Ahuad fue elegido gobernador. Una coalición que no participa del PJ nacional. Pero que tampoco permitió a Sergio Lanziani que lo haga.
Apenas designado ministro de Energía, Lanziani abrió un diálogo con los intendentes para ampliar la base de Alberto. Herrera Ahuad avisó a la Casa Rosada que no era necesario. Le responden 73 de los 74 alcaldes. Los misioneros esperan que se resuelva quién representa al Estado en la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).
Juan Schiaretti y la mayoría de los 84 congresales cordobeses no irán al congreso . El gobernador encabezará la lista en las internas del 26 de abril. Aunque parece segura la permanencia del peronismo en el frente Unión por Córdoba. O, al menos, hasta saber si Fernández consigue que la bandera del FMI flamee en el PJ.