Reseña: Otro Manhattan, de Donald Antrim
La avalancha de la frustración
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Los cuentos del escritor norteamericano Donald Antrim reunidos en Otro Manhattan empiezan cuando todo lo que pudo salir mal ya salió mal. Aún así, los personajes intentan superar el fracaso, no buscan el éxito, apenas procuran seguir viviendo con lo que les queda.
Los protagonistas de las siete historias deambulan desorientados por lugares con demasiado brillo para la oscuridad que cargan. Hay fiestas en departamentos de Manhattan, vidrieras lujosas, restaurantes de moda y mucho arte. A pesar de que casi todos tienen vocación artística –un director de teatro, varios actores, pintores, un escritor, un escultor–, aparecen tan íntimamente perdidos que ni siquiera sus creaciones funcionan como refugio, bálsamo o salvación. El núcleo de sus conflictos es tan profundo que los arrastra como un imán perverso.
De algún modo, las historias traducen al mundo contemporáneo lo que Truman Capote describía con cinismo y elegancia, y Raymond Carver con desencanto. Las narraciones de Antrim hablan de vínculos quebrados y aspiraciones personales olvidadas, de soledad e incomunicación.
Es cierto que temas como la adicción al alcohol y a las drogas, las parejas desesperadas y la desilusión permanente resultan temas recurrentes en la cuentística norteamericana, pero Antrim renueva el modo de ponerlos en evidencia. De ahí que fue reconocido como uno de los mejores escritores menores de 40 años por The New Yorker en 1999, y en 2013 obtuvo la beca MacArthur. Su escritura avanza en una deriva desconcertante y un lenguaje certero. El contraste genera un efecto de avalancha: las escenas ruedan en la fragilidad psíquica de los personajes, se acumulan y los arrastran mucho más allá de punto final.
Una escena de "La luz esmeralda en el aire", el cuento que cierra el libro, logra reflejar el espíritu que alimenta todas las historias. Billy conduce a través del bosque, hay tormenta, pierde el control, y el auto queda al borde de una pendiente; antes de que se caiga y encalle en un arroyo, Billy logra salir. Aún así baja caminando, vuelve a subirse al auto y maneja por el cauce del arroyo. Esa persistencia tiene un eco más significativo aún, porque el hombre hace esculturas con desechos: latas, envases, cómics, vainas de balas. Y así dibuja en sus peripecias ese impulso vital, ridículo y poderoso, que las narraciones de Antrim despliegan con belleza.
OTRO MANHATTAN
Donald Antrim
Chai Editora
Trad.: Matías Battistón
173 págs.
$ 820