Los "ensayos a lo que salga" de Unamuno
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No todo lo que escribe en un diario se convierte necesariamente, por su inclusión en esas páginas pasajeras, en periodista. Pero hay algunos escritores que, sin "referir y adobar lo múltiple cotidiano" (para decirlo con las palabras de Leopoldo Marechal) tienen la astucia para hacer un buen uso del diario; un buen uso para ellos y para los lectores. Los ejemplos sobran, y uno de ellos, tal vez ahora un poco olvidado, es el de Miguel de Unamuno.
Son innumerables las notas que prodigó en las páginas de El Imparcial, de Madrid, y de LA NACION. Muchas fueron recopiladas en los volúmenes que Manuel García Blanco tituló De esto y de aquello. Dice Unamuno: "En vez de recogerse uno a meditar sus propias concepciones y organizarlas y tramar una obra orgánica y completa, se apresura a echar fuera lo que se le vaya ocurriendo. Y hasta los libros suelen hacer el efecto de colecciones de artículos".
El arco de asuntos es enorme ("ensayos a lo que salga"). Lo une eso que casi nadie tiene: estilo y coraje. Se explica que Borges dijera de Unamuno que era el primer escritor de nuestro idioma.





