A veces los mitos hablan. Y entonces hay que saber escuchar, o que "sentir", ese sinónimo coloquial que expande el oído hasta confundirlo con el cuerpo. María Rosa Yorio es una de las voces fundadoras del rock en la Argentina, una de esas poquísimas presencias femeninas en un mundo masculino y, todavía, machista. Vale preguntarse si nuestra tradición musical no hubiera sido otra –más rica, más rara– si les hubiera resultado menos difícil a las mujeres abrirse camino, un interrogante que cabe a casi todas las artes en casi todos los tiempos.
Asesínenme. Rock y feminismo en los años 70 no es una autobiografía sino un libro sobre música y amor: empieza y termina hablando de Charly García, pareja de Yorio por largos años, antes y después del matrimonio, compañero de bandas y autor de sus mejores temas.
En más de un sentido, es un documento sobre la génesis del rock nacional. No solo por su valor de memoria, por los detalles de vida y obra de varios nombres, sino por las pistas que aporta sobre la creatividad. Algunos versos funcionan como excusas narrativas y claves de interpretación: "Máscara de luna / esa puerta no debiste abrir", del tema "Bubulina", cuenta Yorio, alude al momento en que la musa de la cara redonda lo encontró con otra. También es testimonio de un tiempo de vanguardia y de algo menos que eso.
La banda de sonido, claro, es "Quiero ver, quiero ser, quiero entrar", en versión original de Porsuigieco, en 1976, que, premonitoriamente, pedía: "Escondeme en tu memoria / quiero vivir, quiero vivir".
