Retrato temerario de un autor
Sobre Julio Cortázar. El cronopio fugitivo, de Miguel Dalmau
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En algún momento de 1973 Abelardo Castillo (según sus Diarios) recibió, a las nueve y media de la mañana, una llamada de quien afirmaba ser Julio Cortázar. Sospechó de inmediato una broma, pero el "gangoseo típico", que le hacía pronunciar la "r a la francesa", lo salvó de la burla, y quedaron en verse con algunos integrantes de El escarabajo de oro. Cuando lo conoció en persona, lo asombró su falta de humor: "Me pareció un alto señor muy serio, casi circunspecto, muy tímido, que hablaba en voz baja y que, cuando se reía, se tapaba la boca con la mano. […] Es altísimo, cerca de dos metros. Una combinación rarísima de gigante y de huérfano". A esa altura Cortázar ya tenía barba abundante: "parece un hombre de treinta que se ha dejado crecer la barba para parecer mayor". Recién en una reunión posterior, el visitante se aflojó y coincidió con su imagen pública: comunicativo, entrador, hasta dicharachero. Y seductor: "Es ambiguo y querible, sobre todo, pude comprobarlo, muy querible para las mujeres".
El extenso seguimiento de la figura de Cortázar que hace Miguel Dalmau tuvo una historia complicada. La falta de autorización de Carmen Balcells y de Aurora Bernárdez para citar obras y cartas impidió que el libro, encargado por la editorial Circe, apareciera en el centenario del nacimiento de Cortázar. Ahora, marcado por ese trayecto, lo publica Edhasa.
Por suerte no se insiste con el término "biografía", porque el texto no cumple con algunos requerimientos básicos. Propone tesis que suenan fuertes, pero que pierden energía por el método elegido. Con velocidad y descuido, cierto periodismo cultural habló de "incesto", "violación" y palabras igualmente escandalosas. Cuando esos ítems aparecen, lo hacen de modo condicional. Siguiendo la costumbre de Donald Spoto, biógrafo de Hitchcock, Dalmau toma como base de afirmaciones personales arriesgadas creaciones artísticas (films o textos) en vez de datos documentados.
El tramo más rendidor es el que recorre la infancia y juventud de Cortázar en la Argentina. Dalmau ha recogido de primera mano datos precisos. Describe la compleja trama familiar previa al nacimiento, elimina la supuesta condición de diplomático del padre, insiste en la marca que su desaparición dejó en esa familia "de mujeres" (madre, hermana, tía, abuela), grupo al que denomina de manera machacante "gineceo". Despliega la vida del entonces escritor en potencia con un estilo coloquial, de conversación apasionada, de fluida lectura. Subraya más adelante una trama general de lugares comunes de críticos o biógrafos. Confía sobre todo en Cortázar sin barba (2005) de Eduardo Montes Bradley. Y expone la tesis de un Cortázar siempre en fuga del sofocamiento femenino original, que habría aplicado una presión constante por su dependencia económica respecto del hijo. En el plano literario, Dalmau hace una lectura convencional de Rayuela o de "El perseguidor", y al mismo tiempo rescata algunos buenos relatos poco mencionados por la crítica.
La historia previa del libro lo hace elegir entre bandos de "buenos y malos". Que llame a Cortázar "el pibe de Banfield" es simpático. Pero que se empeñe en denominar hasta el hartazgo a Aurora Bernárdez "la morochita" suena a simple rencor, al igual que el modo en que considera la conducta inicial de ella hacia Cortázar como calculada y fría.
El "método Spoto" se acentúa hasta la insensatez cuando Dalmau deduce una conducta sexual descontrolada a partir de un tratamiento con testosterona. Algunos sueños del escritor con la hermana son tomados como indicios de incesto o un mero poema como posible prueba de una violación. Un biógrafo entrenado (Dalmau escribió sobre "los Goytisolo" y sobre el poeta Jaime Gil de Biedma) debería presentar pruebas más convincentes.
Como apuntó Castillo cuando lo conoció, hay un complejo Cortázar "doble". Las sucesivas biografías no han entrado en profundidad en ese tema. El libro de Miguel Dalmau tampoco lo logra, aunque se lee con velocidad, y aporta algunos tramos de recreación eficaz de época.
JULIO CORTÁZAR. EL CRONOPIO FUGITIVO
Por Miguel Dalmau
Edhasa
629 págs.
$ 325







