Sin participación no se podrá construir una Argentina mejor
Desde el regreso de la democracia la Argentina no ha dejado de acrecentar la desigualdad y los niveles de pobreza, que afectan principalmente a las y los jóvenes, y condenan a nuestras infancias. Independientemente de los gobiernos de turno, la profunda crisis económica y social del país se hace crónica, y la pandemia no ha hecho más que agravarla.
Si algo queda en evidencia después de todos estos años de enorme polarización y crispación social es que esa opción solo sirvió para cristalizar desigualdades -o peor, profundizarlas-, y ha sumido al país en una virtual parálisis. Un fracaso que se refleja en la magnitud de la crisis económica, social y de endeudamiento, agravada aún más por el impacto de una pandemia global cuyo final aún no se avizora.
Esta confrontación cada vez más pronunciada, lejos de traer soluciones, profundiza los índices y bloquea la posibilidad de una salida. Los constantes desencuentros de las principales expresiones políticas, la virulencia del discurso público y la imposibilidad de generar acuerdos mínimos han sumido al país en una virtual parálisis que aleja la perspectiva de un desarrollo genuino que potencie todas las oportunidades de generación y redistribución de riqueza, en un momento globalmente favorable para economías de la matriz de la de nuestro país.
Muchas veces se ha dicho que “los problemas de la Argentina no son económicos, sino políticos”. El antagonismo y la crispación que propuso Cristina Fernández en su gestión no cesó con el gobierno de Mauricio Macri, ni tampoco se encaró un proceso de diálogo y concertación con Alberto Fernández, más allá de sus promesas de campaña.
Desde el Partido Socialista históricamente hemos puesto en práctica el diálogo y tendido puentes para lograr acuerdos. Lo hicimos en el Congreso de la Nación con Juan B. Justo y Alfredo Palacios para avanzar en derechos fundamentales a comienzos del siglo XX, y más acá en el tiempo con Guillermo Estévez Boero y el maestro Alfredo Bravo.
También hicimos del consenso y los acuerdos, piedra fundamental en las gestiones municipales y en la provincia de Santa Fe durante los 12 años en que fuimos gestión, a través de la puesta en funcionamiento de Consejos Sociales, Económicos y Políticos, asambleas ciudadanas, planes estratégicos.
El diálogo, la concertación, las convocatorias amplias y plurales, la formación de coaliciones y la elaboración de propuestas programáticas no son opciones nuevas o extrañas para el socialismo. Forman parte de nuestra historia y nuestra experiencia. En cada lugar en los que hemos sido y somos gobierno demostramos que es posible hacer realidad la salud y la educación de calidad, cuidar el ambiente, promover la inclusión social a través de formación y el trabajo para las juventudes, concretar obra pública como engranaje para el desarrollo social y productivo, y administrar con transparencia el Estado, sin ningún caso de corrupción.
La realidad de la Argentina es de extrema gravedad y no hay más tiempo para perder. Desde el progresismo, junto a otras fuerzas políticas y sociales creemos imprescindible avanzar en un camino de entendimientos para la construcción de una alternativa programática que de una vez por todas termine con los antagonismos y permita avanzar definitivamente con las soluciones que el país necesita.
Sin participación no hay cambio posible, y por eso queremos convocar con amplitud para devolverle la esperanza a los millones de argentinas y argentinos que quieren vivir y desarrollarse en nuestro país, que no bajan los brazos, que van a seguir peleando día a día por una nación con oportunidades para todas y todos.
En esto no hay atajos, tampoco valen los ensambles electorales vacíos. Además de ser una estafa, nos hemos cansado de verlos fracasar. Es tiempo de poner al país por delante de las ambiciones personales y allí estará el Partido Socialista, trabajando para, con humildad y amplitud, colaborar en la construcción de una alternativa programática progresista. Sabemos que con los partidos políticos solamente no alcanza. Convocamos a todos y todas: a las juventudes, a las diversidades, varones y mujeres ecologistas, profesionales, trabajadoras y trabajadores, de todos los sectores productivos, personas de las ciencias y de la academia, militantes sociales y barriales, de las grandes ciudades, del campo y de nuestros pueblos, que quieran transformar la realidad, convencidos de que construir una Argentina mejor es posible.
Presidenta del Partido Socialista