¿Qué tenés que saber de Pura Sangre, la nueva obra de Griselda Siciliani en Multitabaris COMAFI?

Volver al teatro es una bocanada de aire fresco y la posibilidad de desconectarse un ratito de todo lo que está pasando. Sin etiquetar la experiencia como escapista, el hecho de apagar el celular y conectar con la propuesta sobre el escenario tiene, sin lugar a dudas, una magia muy especial.

Desde el pasado 18 de febrero, el Multitabaris COMAFI es el hogar para “Pura Sangre, el amor es un monstruo”; la obra que significó el regreso al teatro de Griselda Siciliani y que promete una comedia ácida que reflexiona sobre el amor moderno.

Sobre la obra y su historia

Definida como una comedia, la narrativa se centra en esta mujer que se encuentra en la búsqueda del amor y una relación con la que pueda ser feliz. Muy al estilo de lo que ya leímos y vimos en High Fidelity (la novela de Nick Hornby, la película del 2000 y la serie protagonizada por Zoë Kravitz); es a partir del relato en primera persona que vamos conociendo sus diferentes experiencias. Desde aquel que ‘no le gustaba pero le dió una oportunidad’ hasta con quien ‘ella ya estaba cerrada para el amor y quizá la sorprendió', en esa variedad conocemos sus ilusiones, desilusiones y hasta aprendizajes sobre cómo amar.

Con Griselda Siciliani como la protagonista, a ella la acompañan Eddy García, Rakhal Herrero, Juan Cruz Martínez Mosquera, Hervé Segata y Nicolás Tadioli. En tanto el equipo técnico detrás, tenemos a Carlos Casella y Jorgelina Aruzzi en la dirección, a su vez Aruzzi es la autora de la obra y Casella el coreógrafo. Mariana Tirantte diseñó la escenografía y Paula Fraga las luces, mientras que el vestuario fue creado por Cecilia Alassia.

La puesta en escena

Jugando con este concepto de pura sangre por los caballos de competencia, la propuesta visual sobre el escenario es minimalista y busca recrear la idea de un típico establo norteamericano. Con dos niveles con los que los actores van interactuando, además se animan a jugar con las luces, las sombras y algunos elementos que se van sumando a un escenario -básicamente- pelado.

Ese es el mismo espíritu del vestuario del elenco que, con diferentes tonos neutros que les dan individulidad y looks que solo combinan dos colores, está clara la búsqueda narrativa de darle mayor valor a la palabra y al movimiento que a los elementos estéticos.

¿Vas al teatro a mirarla?

Sin encontrarnos con una de esas obras que te impactan en lo profundo, sí es una propuesta que vas a debatir en la caminata de regreso a tu casa. Con algunos monólogos realmente brillantes, esa mirada ácida e inteligente se desinfla a medida que la historia avanza y llegamos al cierre.

Griselda Siciliani está muy bien en su papel y logra guíar a los espectadores en cada una de las emociones que su personaje tiene que atravesar, así como interactuar con gran naturalidad con el resto del elenco que -en muchos momentos- se disimula con el decorado.

Sacándote un par de carcajadas que te van a dejar sin aire, es una obra simpática con la que sin duda al menos vas a pasar un buen rato. Si con eso te alcanza, entonces no dudes de ir a disfrutarla.

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