Abal Medina: un joven polémico que se acomodó a los Kirchner
El secretario de Medios forjó una estrecha relación con Néstor Kirchner que fue determinante; su pasión por la tecnología y su adicción al cigarrillo
A partir del sábado, Juan Manuel Abal Medina, actual secretario de Medios, será el jefe de Gabinete para el segundo mandato de Cristina Kirchner.
Con 43 años, Abal Medina es hijo de Juan Manuel Abal Medina, ex delegado personal de Juan Perón y secretario del movimiento justicialista en los años 70. Su tío, Fernando, fue uno de los fundadores de Montoneros, asesinado en un enfrentamiento con la policía en 1970.
Con origen en el Frepaso, fue el ex vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez el que lo acercó a Néstor Kirchner para que lo asesora en el Unasur. Abal Medina fuma tres atados de cigarrillos por día. Amante de la tecnología, tiene dos iPhone en uso permanente y twittea todos los días.
El designado secretario de Medios porta un apellido que despierta amores y odios, pero él se acomodó a los tiempos y supo interpretar como pocos los deseos del matrimonio Kirchner. Llegó a la Casa Rosada de la mano de Alberto Fernández. Pero apenas el ex jefe de Gabinete se fue, Juan Manuel encontró el resquicio y se quedó con Sergio Massa.
Casado y con dos hijas, Abal Medina es politólogo, investigador, docente y tiene un doctorado en la Universidad de Georgetown. De perfil técnico, trabajó también junto con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en la confección de la polémica ley de internas. De a poco, se fue convirtiendo en un kirchnerista de paladar negro, tal como señaló la periodista Laura Di Marco en el suplemento Enfoques de LA NACION
Su perfil creció con el paso de los años a tal punto de que su nombre sonó como posible candidato a vicepresidente de Cristina Kirchner, aunque la mandataria eligió al ministro de Economía, Amado Boudou.
Intelectual K
Devenido en una espada importante dentro del nuevo elenco de jóvenes funcionarios que, tras la partida de Alberto Fernández, rodean a la Presidenta, Abal Medina se recortó como una figura de fuertes claroscuros. Por un lado, es respetado en el ámbito académico por su formación intelectual irreprochable: es politólogo, investigador, docente -la tesis para su doctorado en la Universidad de Georgetown fue avalada por el prestigioso Guillermo O Donnell, de quien exhibe, con orgullo, una foto en su despacho y a quien considera uno de sus maestros-; por el otro, tiene una extraordinaria habilidad para defender, con convicción y argumentos, lo indefendible.
"Con De Vido, Jaime y Moreno tenemos la misma sintonía; son demonizados por los medios, a quienes les inventan cosas", dijo.
Dirá, sin que se le mueva una ceja: "Con De Vido, Jaime y Moreno tenemos la misma sintonía; son compañeros que han sido demonizados por los medios, a quienes les inventan cosas. A De Vido le inventan que es corrupto; a Moreno, que anda con un revólver. Yo me pregunto: ¿alguien lo vio? Lo que pasa es que, cuando hay instituciones débiles, a veces la regulación de los mercados requiere discusiones fuertes. Pero no hay un lado brutal, ni oscuro, en el kirchnerismo. Todos defendemos el mismo proyecto, sólo que con distintos perfiles".
Otro de sus pensamientos híper K: "La gente está mal por un 30% de inflación que no existe; el aumento de precios es una creación artificial de los medios, amplificada por el facilismo de una oposición incapaz de hacer nada. Yo, cuando salgo a comprar, gasto más o menos lo mismo que antes; quizá un poco más".
Se define como un "peronista-progresista" y asegura que siempre estuvo en el mismo lugar, aunque algunos de sus antiguos compañeros del Frepaso aseguran que las cosas no fueron exactamente así.
El exilio
Abal Medina se reconoce en Laclau y en la politóloga belga Chantall Mouffe, esposa de Laclau e inspiración de Cristina. Desde ya que, entre sus amores intelectuales, figuran los que firmaron la Carta Abierta, con el decano de Ciencias Sociales de la UBA, Federico Schuster, a la cabeza, seguido del filósofo José Pablo Feinmann. También hay que apuntar que, como académico oficialista, Abal Medina hizo muchas veces de puente entre la intelectualidad y el mundo K.
Su infancia, por ejemplo, transcurrió en un exilio interno familiar: se educó en escuelas rurales, en la localidad bonarense de Navarro, mientras su padre estaba asilado en la embajada de México
El recorrido de su familia está atravesado de historias y leyendas. Su infancia, por ejemplo, transcurrió en un exilio interno familiar: se educó en escuelas rurales, en la localidad bonarense de Navarro, mientras su padre estaba asilado en la embajada de México; un exilio que duró casi toda la dictadura, hasta la guerra de Malvinas, cuando los Abal Medina en pleno lograron partir hacia México.
En México hizo parte de la escuela secundaria, aunque su último año lo terminó en la Argentina, en 1985. Por esas piruetas del destino fue profesor de Patricia Bullrich, el año pasado, cuando la dirigente de la Coalición cursó el doctorado de Ciencia Política en la Universidad de San Martín, donde Abal Medina enseña. "Me pedía permiso para hacer campaña con Lilita, y yo se lo daba", cuenta ahora en broma.
Lo único que lamenta -dice- es que, en los días febriles de poder K, una noche en que llegó a su casa a cualquier hora encontró a su hija de seis años esperándolo para preguntarle: "¿Qué pasa papá que ya no vivís más acá?"
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