Alberto Fernández busca reconstruir un polo progresista en la región sin tensionar el vínculo con Donald Trump
El presidente electo estrecha lazos con México, Bolivia y Uruguay, evita reaccionar ante Bolsonaro y se esfuerza para sostener la relación con EE.UU., principal operador en el FMI
El viaje a México de Alberto Fernández exhibe la primera señal del giro que la Argentina le imprimirá a su política exterior con el nuevo gobierno. Con nuevas prioridades que contrastan con la administración macrista, en el comienzo de su tejido de alianzas regional, Fernández fue recibido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien ya demostró estar en sintonía cuando se trata de adoptar una posición moderada frente la crisis en Venezuela que marque un giro respecto de la postura más dura del Grupo de Lima, promovida por el gobierno de Mauricio Macri.
Fernández apuesta a la construcción de una nueva etapa de unidad regional de los gobiernos progresistas. El presidente electo también manifestó su voluntad de estrechar los vínculos con países como Bolivia y Uruguay para conformar un polo que reedite los objetivos de la debilitada Unasur.
Enfrente estará el Brasil de Jair Bolsonaro, que no felicitó a Fernández por su triunfo, afirmó estar "preparado para lo peor" por el regreso del kirchnerismo a la Casa Rosada y amenaza con abandonar el Mercosur si la Argentina no apoya la liberalización del bloque.
Así como en el Frente de Todos admiten que será difícil recomponer el vínculo con Brasil, parecen poner más énfasis en dar vuelta la página en la relación con Estados Unidos, fuertemente desgastada durante los gobiernos kirchneristas.
El eventual acercamiento tendrá como escenografía la inevitable renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Estados Unidos es el principal actor, tal como quedó claro durante toda la negociación con el gobierno de Macri.
Al mismo tiempo, se buscará recomponer la buena sintonía que Cristina Kirchner mantuvo con China, un socio geopolítico estratégico para el kirchnerismo con el que ya se dieron los primeros saludos diplomáticos mutuos. Miembros del Grupo de Puebla, que elogia Fernández, sin embargo, afirman que habrá que evitar que se genere un vínculo de subordinación con ese país.
A mediano plazo, en tanto, Fernández deberá expedirse sobre el tratado de libre comercio firmado entre el Mercosur y la Unión Europea, sobre el que, si bien el presidente electo cuestionó en un primer momento, parte de su equipo económico le propuso moderar su postura.
Venezuela
La postura de la Argentina frente a la crisis venezolana será un eje de tensión dentro del Frente de Todos. Alberto Fernández tiene en sus planes mantener una postura equidistante entre los extremos frente al régimen de Nicolás Maduro, lejos de la condena permanente del macrismo, pero también apartado de la defensa que proclaman los sectores más radicales del kirchnerismo.
Así lo expresó en el mensaje de Twitter con el que el presidente electo agradeció el saludo de Maduro. "América Latina debe trabajar unida para superar la pobreza y desigualdad que padece. La plena vigencia de la democracia es el camino para lograrlo", escribió el presidente electo, vestido de equilibrista. De la misma manera, cuestionó la eficacia del Grupo de Lima (integrado por la Argentina y otros países de América) para encontrar una salida de la crisis.
Brasil
El equipo de Fernández ya prevé que la relación con el Brasil de Jair Bolsonaro no será sencilla. Si bien entienden que hay que mejorar el vínculo personal entre el presidente electo y el mandatario que dirige los destinos del principal socio comercial de la Argentina, ese horizonte todavía no es visible.
Las expectativas no mejoraron después de las declaraciones más recientes de Bolsonaro, quien dijo estar "preparado para lo peor" con relación al retorno del kirchnerismo a la Casa Rosada. Además, el mandatario brasileño todavía no saludó formalmente a Fernández tras haber ganado la elección. La postura de Bolsonaro y las burlas de su hijo al de Fernández en las redes sociales provocaron que el canciller Jorge Faurie lamentara -en una carta enviada al embajador en Brasil el jueves último- las "expresiones inapropiadas".
América Latina
El experimento fallido de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que este año firmó su acta de defunción, puso en pausa el intento de lograr la concertación institucional de los países de la región. Con un tono moderado, con menor peso del chavismo y con apoyo del México de Andrés Manuel López Obrador, Fernández impulsará la creación de un nuevo grupo que incorpore a las visiones progresistas que hoy gobiernan parte de América Latina.
Será una forma de darles un mayor sentido político e influencia diplomática a las alianzas que el presidente electo busca consolidar con países como México, Bolivia, Perú o Uruguay (si el Frente Amplio conserva el poder en el ballottage). La nueva unidad regional podría encontrar su inspiración en el Grupo de Puebla, que reúne a una treintena de dirigentes de centroizquierda.
Estados Unidos
Bajo la conducción de Fernández, la Argentina no tendrá la misma relación con Estados Unidos que tiene hoy, pero tampoco buscará reeditar la etapa del kirchnerismo más duro, cuando la relación bilateral atravesó una erosión sin precedente. Con ese antecedente en el historial, el presidente electo planea dar vuelta la página y manifestar la voluntad de recomponer el vínculo. La renegociación que Fernández busca abrir con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para extender los plazos del pago de la deuda no será sencilla sin el apoyo del gobierno de Donald Trump. Por lo pronto, el republicano se comunicó telefónicamente con Fernández tras la elección y manifestó su voluntad de ayudar al país en las gestiones con el FMI. Al igual que lo había expresado en Twitter, trascendió que en la llamada Fernández dijo que aspira a mantener un vínculo "maduro y cordial".
China
Felipe Solá fue el encargado de recibir una carta enviada por el presidente Xi Jinping dirigida a Alberto Fernández para felicitarlo por la victoria electoral y para augurar un futuro de relaciones bilaterales más profundas y prósperas. Retribuido el saludo, la futura administración de Fernández aún no dio mayores señales de qué espacio le dará a la relación bilateral con Pekín en la agenda de política exterior, pero se prevé que el kirchnerismo busque un nuevo actor de confianza que le brinde respaldo geopolítico o financiero en caso de necesitarlo. Con el precedente de un vínculo sólido durante el gobierno de Cristina, Fernández aspira a revitalizar la relación. En el Grupo de Puebla, que congrega a dirigentes de centroizquierda de la región, sin embargo, advirtieron en diálogo con LA NACION que el vínculo con China deberá ser distinto del que se generó con EE.UU., para evitar la "subordinación".
Unión Europea
La primera reacción de Alberto Fernández ante el acuerdo logrado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) encontró algunas resistencias en su equipo económico. Si bien el presidente electo dijo que podría revisar los pactos comerciales firmados durante el gobierno de Mauricio Macri y aseguró que el entendimiento con la UE "no genera nada para festejar", hay referentes económicos de su equipo que optan por poner paños fríos al escepticismo.
El Frente de Todos todavía no accedió a la letra chica del acuerdo, que todavía está en proceso de revisión legal y traducción. La postura final del futuro mandatario se verá una vez que el texto del pacto se debata en el Congreso, según las previsiones, en algún momento del año próximo. El dato: en Europa aseguran que el acuerdo, que demoró más de 20 años en cerrarse, no puede renegociarse.
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