
Astiz eludió responder a la Justicia
Se amparó en las leyes de obediencia debida y de punto final; dijo que no recuerda el pasado
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El capitán de fragata (R) Alfredo Astiz se amparó en las leyes de obediencia debida y de punto final para eludir la mayor parte de las preguntas que le hicieron los jueces de la Cámara Federal porteña y una docena de abogados y familiares de desaparecidos en la causa que intenta precisar el destino de los secuestrados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Fue el tercer día consecutivo de interrogatorios. Astiz llegó a los tribunales federales de Comodoro Py luego de veinte horas de responder las preguntas de la justicia militar en el proceso que se le sigue por sus declaraciones de la semana pasada a la revista "trespuntos".
Lejos de aquellas rotundas afirmaciones, el Astiz que se sometió ayer a dos horas y media de cuestionamientos dijo no recordar siquiera su propio pasado. Casi todas sus respuestas fueron un monótono "me amparo en las leyes de obediencia debida y punto final". Luis Zamora, abogado del caso de la adolescente sueca asesinada Dagmar Hagelin, le recordó que él mismo había sostenido ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, en 1985, que esconderse tras la obediencia debida era un acto de deshonor.
Afuera se dispersaban los manifestantes de organismos de derechos humanos que habían denostado al militar, entre ellos las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y la agrupación Hijos. Su ingreso en los tribunales había sido caótico; alguien le arrojó un huevo, pero no acertó. Un hombre que gritó "ºViva Astiz!" terminó apaleado.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Carlos Corach, decía que "degradar a Astiz enaltece a las Fuerzas Armadas" y el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, confirmaba que "se avanzará con la degradación" del marino por su reivindicación del terrorismo de Estado.
Simón Lázara, el ex vocero de Raúl Alfonsín, reclamó su detención en la investigación del paradero de los niños robados a detenidos en centros clandestinos. Estela Carlotto, presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, dijo que el mes próximo pedirá que se lo procese en una causa en que se investiga si el secuestro de niños fue parte de un plan sistemático.
El recorrido de Astiz por los tribunales promete ser largo. Hoy deberá presentarse ante el juez de instrucción Raúl Irigoyen para responder sobre la muerte del periodista Mario Bonino, tema que también mencionó en el reportaje de la revista.
En el espejo
El marino fue citado ayer para responder sobre el caso de Rodolfo Walsh, detenido y desaparecido el 25 de marzo de 1977. La viuda de Walsh, Lilia Ferreyra, pidió la semana última que se lo indagara por su mención del asesinato a "trespuntos".
Astiz ocupó una silla que daba la espalda a los familiares y abogados, en la sala de audiencias de la Cámara. Estaban la hija de Walsh, Ferreyra, los abogados Alicia Oliveira y Marcelo Parrilli y la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, entre otros.
Astiz miraba hacia la mesa a la que se sentaron los camaristas Luisa Riva Aramayo, Martín Irurzun, Eduardo Luraschi y Horacio Vigliani. En la pared detrás del tribunal había un espejo redondo y convexo, en el que se reflejaba una imagen deformada de su rostro.
Astiz había llegado solo, de impecable traje gris, corbata azul oscuro con pintitas amarillas, zapatos negros, rubio y erguido. Le ofrecieron la ayuda de una defensora oficial, pero no la quiso.
Comenzó diciendo que no había sido su intención dar un reportaje a Gabriela Cerruti, la editora de "trespuntos". Había sido una charla privada, dijo. Pidió al tribunal que organizara un careo con Cerruti . El pedido fue rechazado, porque no tenía que ver con los hechos que investiga la Cámara.
Los familiares y abogados querían saber sobre las muertes de la joven Hagelin y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon. El dijo que sólo iba a declarar sobre Walsh. Pero cuando le preguntaron por éste, aseguró que no lo conoció, que sólo supo de él por lecturas periodísticas. Se refirió en todo momento a su "presunta desaparición".
A los diez minutos de comenzar, el marino reclamó la defensora que le habían ofrecido. Lo hizo luego de negarse a responder sobre las monjas amparándose en el derecho constitucional de no autoincriminarse. Cuando le explicaron que eso era imposible, porque no estaba allí como imputado ni como testigo, dio marcha atrás en su negativa.
Después de unos minutos con la defensora, el marino cambió su argumento por el de las leyes de obediencia debida y de punto final, aunque cada tanto recurrió a las variantes "no recuerdo" o "no sé". Con estas fórmulas escapó de preguntas tales como "¿cuál es el domicilio de la ESMA?" o "¿cuáles eran las tareas de (Emilio) Massera?".
Los camaristas ofrecieron a los familiares una última pregunta.
¿Por qué se infiltró en Madres de Plaza de Mayo?, preguntó Nora Cortiñas, integrante originaria de ese grupo.
"Me amparo en las leyes de obediencia debida y de punto final", dijo Astiz.
¿Se acuerda de Azucena Villaflor? (desaparecida, una de las fundadoras de la organización de madres), insistió Cortiñas, quien pidió acercarse para saber si a ella la reconocía.
Astiz se negó. Cortiñas lo había conocido cuando éste se hacía llamar Gustavo Niño, el falso hermano de un desaparecido.
Cuando jueces, familiares y abogagos se dieron por vencidos, la audiencia concluyó. Astiz caminó hacia la puerta de salida. Patricia Walsh le espetó: "Asesino, violador, torturador. Te vas a ir al infierno". "Se fue como entró. Pero nosotros no nos fuimos como entramos. En el medio hubo una Cámara Federal impotente ante un genocida", dijo Walsh a La Nación .
Insultos y agresiones en Comodoro Py
El capitán de fragata (R) Alfredo Astiz fue depositario ayer de una lluvia de insultos matizados con huevos que le fueron arrojados al momento de ingresar en la sede de los tribunales de Retiro.
Las Madres de Plaza de Mayo debieron forcejear con la Policía Federal para conseguir lo mismo: ingresar en ese edificio, lo que finalmente lograron en forma parcial, ya que entraron en el hall principal, pero la jueza Luisa Riva Aramayo, presidenta de la Cámara Federal de Apelaciones no les permitió hacerlo en la sala donde declaró el marino.
Muchas Madres, al igual que alrededor de 100 representantes de diversos organismos de derechos humanos, tuvieron que conformarse con expresar su rechazo a Astiz desde la vereda de la sede judicial.
Y lo hicieron con vehemencia. Los gritos de "Asesino" e "Hijo de p..." comenzaron a hacerse oír apenas Astiz descendió del Peugeot 505 que lo transportó desde el Edificio Libertad, sede de la Armada, donde se encuentra detenido.
El marino estuvo custodiado por dos agentes de seguridad y una veintena de policías que hicieron un cerrado círculo de protección a su alrededor. Vestía un traje oscuro y escuchó sin inmutarse los insultos que le profirieron decenas de familiares de desaparecidos y militantes de organizaciones de derechos humanos.
Forcejeos
Dos horas antes de que Astiz llegase a la sede judicial, el ambiente, en la calle, ya estaba caldeado.
Las Madres de Plaza de Mayo reclamaban a viva voz que se les permitiese su ingreso en los Tribunales. "Venimos a presentarnos como denunciantes por la desaparición de tres madres y, por eso, queremos entrar", gritaba su presidenta, Hebe de Bonafini.
A pocos metros, Sergio Schoklender, abogado de las Madres, reclamaba también el ingreso en virtud de su profesión y exigía que no se las reprimiera.
Entre tanto rechazo, el marino recibió el solitario apoyo de un hombre de alrededor de 50 años que gritó "Viva Astiz". Su solidaridad no fue bien recibida por los manifestantes. Varios de ellos lo corrieron hasta que el hombre trastabilló y, ya en el piso, recibió golpes e insultos.
Nuevas denuncias contra el marino
Demandas: fueron presentadas ayer por Alicia Pierini, por la asociación Madres de Plaza de Mayo y por dos fiscales federales.
El capitán (R) Alfredo Astiz sumó ayer tres nuevas denuncias penales en su contra: una de la legisladora porteña Alicia Pierini, otra de la asociación Madres de Plaza de Mayo y la tercera, de los fiscales federales Carlos Cearras y Pablo Recchini.
Los denunciantes elevaron las respectivas presentaciones a partir de declaraciones que Astiz había formulado a la revista "trespuntos", donde reivindicó las tareas que cumplió durante el Proceso.
Pierini elevó una presentación ante la Cámara Federal para que el tribunal "tome medidas pertinentes" en la denuncia promovida por María Inés Roqué, en cuanto al destino que tuvo el cuerpo de su padre, Juan Julio Roqué.
Según la revista "trespuntos", el marino había afirmado: "Yo maté en un tiroteo en Haedo (provincia de Buenos Aires) al que era el número tres de los montoneros, un tipo menos conocido, pero mucho más querido, Lino, le decían". Pierini sostuvo que esas supuestas afirmaciones son también "coincidentes con los demás datos que se conocen sobre este hecho".
Por su parte, la asociación Madres de Plaza de Mayo lo denunció por los presuntos delitos de atentado al orden constitucional y a la vida democrática, en grado de amenaza, intimidación pública y asociación ilícita.
La presentación solicita la reapertura de las causas penales iniciadas contra Astiz y "que fueran cerradas al amparo de la denominada ley de obediencia debida". En su escrito, las Madres pidieron que se disponga el procesamiento de Astiz, su detención y su encarcelamiento en la Unidad Penitenciaria Federal.
Además, los fiscales federales Cearras y Recchini solicitaron al juez federal Rodolfo Canicoba Corral que tome declaración indagatoria a Astiz para evaluar si incurrió en "apología del crimen y amenazas", entre otros delitos. Los fiscales solicitan que se investigue si "alguien motorizó" las declaraciones que formuló Astiz.
Por su parte, el fiscal Germán Moldes, quien impulsó las dos primeras presentaciones, visitó ayer la Casa de Gobierno. Al ser consultado por los periodistas, desvinculó su presencia allí del caso Astiz, al decir que ése ya era un tema que había sido tomado por un juez y que sólo se hallaba en la sede del poder en una visita corriente.
Aporte de Zamora
En tanto, el ex dirigente político y actual representante legal de familiares de personas secuestradas durante el Proceso se presentó ayer ante la Cámara Federal para esperar a Astiz y, eventualmente, aportar antecedentes al tribunal para -dijo- "que le pueda sacar el jugo a la declaración" del marino.
Zamora, quien asesora a los familiares de 12 personas secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz, explicó, en diálogo con Radio Mitre, que llevaba a la Cámara una carpeta con datos y fotos de desaparecidos, entre ellos Rodolfo Walsh y Dagmar Hagelin, para que se las mostrasen a Astiz y le preguntasen si los reconocía, y qué sabía sobre la suerte que corrieron.






