Ataques a la Casa Rosada y al Congreso
Tras la ruidosa protesta hubo pintadas, corridas y saqueos; hubo represión como consecuencia de los desmanes de vándalos
Pintadas, balas de goma, piedras, vallas dobladas como latas. El centro de la ciudad amaneció nuevamente con destrozos -aunque en menor grado que la semana última- debido a los incidentes que se produjeron durante la madrugada de ayer, horas después del cacerolazo, que abarcó buena parte de la ciudad.
Las manifestaciones a golpes de cacerola que comenzaron a surgir espontáneamente en los barrios estaban seguramente lejos de querer provocar desmanes.
Un claro mensaje es el que intentaban transmitir los ciudadanos de clase media, al compás del penetrante ruido metálico del batir de las cacerolas: el rechazo por la llegada al Gobierno de algunos antiguos dirigentes políticos del menemismo.
Durante los disturbios en Plaza de Mayo y en el Congreso doce policías resultaron heridos. Dos de ellos fueron atacados con palos y piedras por algunos de los manifestantes.
En la golpiza, uno de los activistas logró robarle el arma reglamentaria a uno de los efectivos que permanecía herido en el piso (ver aparte).
Contrariamente a la represión de la última semana, la policía se mantuvo en una posición más pacífica. Debido a esta actuación, la jueza María Romilda Servini de Cubría felicitó al secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, por el operativo de Plaza de Mayo.
Mensaje para funcionarios
Las huellas de la violencia de la madrugada quedaron marcadas a fuego en los alrededores de la Plaza de Mayo. Ni la Casa Rosada ni el Congreso Nacional pudieron mantenerse a salvo de los incidentes, que se extendieron hasta pasadas las 5.
Las paredes de la Casa Rosada -en el frente que da a la Plaza de Mayo, sobre Balcarce- terminaron completamente escritas con inscripciones que rechazan al actual gobierno interino que preside Adolfo Rodríguez Saá.
Más de 20 vallas permanecían volteadas sobre el pavimento, algunas de ellas totalmente dobladas como si fuesen de latón, como consecuencia del ensañamiento de algunos de los manifestantes.
Pasado el mediodía, más de cien empleados de la Subsecretaría de Logística y Emergencia del Gobierno de la Ciudad, distribuidos en 40 móviles, recorrían la ciudad e intentaban hacer una evaluación de los destrozos provocados por los vándalos.
Los bancos tampoco se salvaron delas agresiones. Las sucursales próximas a la Plaza de Mayo fueron duramente apedreadas.
El Banco Galicia situado en Avenida de Mayo al 600 sufrió un intento de saqueo, pero los activistas no pudieron irse con nada, a pesar de haber hecho estallar los ventanales.
Igual suerte corrió la sucursal de Diagonal Sur, en donde los vidrios de la entrada y del interior del banco quedaron reducidos a trizas.
El Banco Ciudad fue totalmente destrozado por los enfurecidos manifestantes. El enorme ventanal que abarca toda la sede bancaria se desmoronó completamente luego de los golpes con piedras y palos.
Una de las puertas de vidrio de la embajada de Grecia, en Roque Sáenz Peña 547, sufrió algunos deterioros. Sin embargo, los manifestantes no lograron hacer lo mismo con la segunda puerta.
Ninguno de los activistas intentó entrar en la embajada, sino que continuaron su camino para encontrar nuevos blancos para atacar.
En el trayecto, el BankBoston situado en Roque Sáenz Peña y Florida recibió algunas pintadas sobre la puerta principal.
A seis cuadras de la plaza, en Avenida de Mayo al 600, una sede del Correo Argentino fue devastada por los saqueadores. Vidrios rotos y montañas de papel en la entrada del comercio tapiaban prácticamente el ingreso al local.
"Se llevaron de todo, pero los que se robaron la mercadería no son ningunos tontos. Sacaron lapiceras importadas y de buenas marcas y toda la plata que había en las cajas", comentó uno de los empleados.
Una filial del Banco Lloyds en la avenida Callao al 200 y la sucursal del Banco Río en Paraguay 767 también fueron atacadas por los activistas en su huida de Plaza de Mayo.
La entrada del local de McDonald´s en Avenida de Mayo al 600 fue uno de los locales con los que más se ensañaron durante los incidentes.
Los destrozos provocados tanto en la entrada como en las ventanas del primer piso permitieron a los saqueadores ingresar con mayor facilidad en el local de comidas rápidas.
A pesar de ello, su intención de saquear completamente el local se truncó con la llegada de la policía.
En el Congreso Nacional, algunos activistas que sortearon las vallas de seguridad lograron ingresar y quemaron algunas cortinas; además, trasladaron los escritorios y los sillones por las escaleras y los arrojaron a la calle, donde posteriormente fueron incendiados.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño (PJ), explicó que los vándalos no pudieron ingresar en el recinto y que, al parecer, forzaron la puerta principal del edificio porque estaba "desbalanceada" y sólo se sujetaba con una cadena con candado. Por tal motivo, ordenó la colocación de trabas en todas las puertas de acceso.
Según fuentes policiales, 33 personas fueron detenidas y ayer permanecían alojadas en las comisarías 2a., 3a., 4a. y 6a. (ver aparte). Veintiuna de ellas fueron arrestadas en las inmediaciones del Congreso, en el momento en que estaban provocando los desmanes. Fuentes judiciales aseguraron que seis de los 33 detenidos estaban ayer a disposición del juzgado federal de María Romilda Servini de Cubría, imputados por los destrozos que tuvieron lugar en esos edificios nacionales.
Los restantes están siendo investigados por la justicia de instrucción por las roturas en distintos negocios y entidades privadas, atentado y resistencia a la autoridad.
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