De Seguridad a la oposición,Patricia Bullrich se alista para presidir Pro
La soledad de los pasillos y los ascensores del coqueto edificio de la calle Gelly contrasta con la hiperactividad del despacho principal. "Esta semana estuvo a full, no paró", afirma un colaborador de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad que, ya se prepara para su nuevo desafío: la presidencia de Pro, el partido de Mauricio Macri, que pronto se convertirá en oposición.
El envío de gendarmes a Bolivia para defender la sede diplomática argentina en una situación dramática y la violencia en Chile que puso en peligro la vida del embajador José Octavio Bordón la mantuvieron en alerta durante los últimos días. "Y además está la realidad del país, donde siempre pasa algo", comenta Bullrich, cuyo estilo "duro" y alejado del "garantismo" en el manejo de la seguridad fue aplaudido por muchos de los propios y rechazado por el progresismo kirchnerista y la izquierda en estos cuatro años al frente de una de las sillas más calientes del gabinete.
Su discusión con Alberto Fernández en torno de los protocolos de seguridad callejera es, para ella, una muestra de sus diferencias con el kirchnerismo en la materia. "Hicimos un buen trabajo, y les va a costar volver al modelo (Eugenio) Zaffaroni, la gente no lo va a aceptar", afirma. Está orgullosa de uno de sus "hijos", el Servicio Cívico Voluntario, que cerrará su primer ciclo lectivo con un acto el próximo 27 del actual en Campo de Mayo.
Cerca de la ministra creen que Fernández no apurará la transición "para poder decir: mirá todo lo malo que encontramos". Según quienes la vieron en estos días, luce preparada para eventuales ataques mediático-judiciales del nuevo gobierno, incluso sin los fueros que perderá a partir del 10 del mes próximo. "Todo está documentado y protocolizado", dicen a su lado.
Mientras se alista para volver al llano, Bullrich piensa en Pro, al que llegará- de no ocurrir nada extraño- fruto del acuerdo al que arribaron Macri y Horacio Rodríguez Larreta, que se quedó con el único bastión Pro del país y que tendrá injerencia decisiva en el armado futuro. "Me gustaría que mi nuevo rol sea ser presidenta de Pro; sería un honor. Hasta que no se resuelva, no voy a decir nada. Es un proceso que debe ser consensuado y discutido", dijo el viernes pasado a radio La Red.
Rápida de reflejos, Bullrich ya conversó sobre el futuro del macrismo con Macri y Larreta, pero también con María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, figuras a las que quiere tener "dentro" del partido. La próxima reunión con los presidentes de Pro de los 24 distritos, prevista para el viernes en la quinta de Olivos y en la que estará el propio Presidente, será un paso adelante en la concreción de su anhelo, aunque su asunción se daría recién en abril, cuando vencen los mandatos del actual presidente Humberto Schiavoni y todo el Consejo Nacional de Pro.
¿Cuál será su estilo de conducción?
Muchos dirigentes macristas, incluido Macri, la ven con "agallas" para defender los logros de la gestión Cambiemos-que el kirchnerismo, cree, intentará desvirtuar-y polemizar con el futuro gobierno. Pero las señales que dio en sus charlas privadas marcan que la suya será, cuando menos en lo interno y en teoría, una gestión "dialoguista" sin exclusiones. "En el partido no hay una voz única, hay matices, y acá quedó el escenario dividido prácticamente en dos. Hay que ser flexible y contener para construir frentes amplios", le dijo a uno de sus interlocutores.
Durante estos años, en los que estuvo fuera de la mesa chica de gestión, Bullrich se "exilió" en el ministerio, según ironizó un leal. "Ahora de Macri para abajo todos valemos lo mismo. Hay que escuchar a todos", asegura, y se diferencia del estilo comandado por el jefe de gabinete Marcos Peña, corrido hoy de las mesas de discusión partidaria y de la coalición luego de la derrota electoral.
"¿(Miguel) Pichetto no es dialoguista? Lo ha hecho toda la vida", suele decir Bullrich, en defensa del senador rionegrino-con quien comparte muchos puntos de vista-y también en defensa propia ante quienes buscan una conducción "equilibrada" y la acusan de "intolerante" y de "promover la grieta".
¿Habrá fugas en el espacio? "No es tan fácil cruzarte de vereda, tendría un costo muy amplio convertirse en un Borocotó", advierte en relación a los "coqueteos" (algunos evidentes, otros subterráneos) de distintos dirigentes macristas con el nuevo poder en la Argentina.
En cuanto a la postura frente al Frente de Todos, la idea es "colaborar, pero sin negar nuestros principios". Y dio como ejemplo de la relación que buscará sostener con el kirchnerismo en el Congreso: "si Fernández quiere un presupuesto nuevo, ayudaremos. Si quiere superpoderes, ahí va a estar nuestro límite", le contó a un vocero en las últimas horas.
"Sé lo que es perder elecciones, me pongo el cassette de opositora enseguida", bromea la ministra en la intimidad. Luego de una extensa carrera que comenzó en la Juventud Peronista, pasó por la Alianza, tuvo como mojón su acuerdo con Elisa Carrió y desembocó en su propio partido Unión Por Todos, hoy disuelto, ya parece lista para su nueva batalla al frente de Pro.
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