
La nueva Corte | El Gobierno dice que no esperaba el voto de García-Mansilla y que ahora Lijo deberá decidir si renuncia
En la Casa Rosada siguieron minuto a minuto la reunión de hoy en el Palacio de Justicia, en la que le rechazaron la licencia al juez federal; Milei sostiene el pliego de Lijo en el Senado
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En la Casa Rosada, esta mañana seguían minuto a minuto la suerte de Ariel Lijo y su pedido de licencia para asumir en la Corte “en comisión” sin renunciar a su juzgado de Comodoro Py. Pasadas las 10, cuando trascendió en los medios de comunicación que ya había tres jueces (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Manuel García-Mansilla) que le habían denegado el permiso a Lijo, los teléfonos del Poder Ejecutivo comenzaron a tronar.
“No es cierto, todavía no están las firmas”, decía a media mañana un importantísimo colaborador de Javier Milei que caminaba raudo por un pasillo de la sede de gobierno. Hubo varios minutos de confusión en la Casa Rosada. Desde afuera del edificio se reportaba enchufado a su teléfono el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, que fue quien en todo momento movió los hilos para intentar que Lijo y García-Mansilla se sentaran en la Corte. Cerca de Milei imaginaban que, por la formación de García-Mansilla, resultaba difícil para él votar a favor de otorgarle la licencia a Lijo. Pero esperaban que, dado que él fue nombrado en comisión en el mismo decreto presidencial en el que fue designado Lijo, de mínima, se abstuviera.

Pasadas las 12.30 circuló un borrador de la resolución con las tres firmas. No tenía número de orden, ni fecha y estaba sin la postura del cuarto juez de la Corte, Ricardo Lorenzetti, que fue quien desde el día uno promocionó el ascenso del Lijo al máximo tribunal. Finalmente, minutos antes de las 15, se publicó la resolución oficial firmada los otros tres magistrados y sin la intervención de Lorenzetti.
Cómo sigue
Por la tarde, en la Casa Rosada deslizaban: “García-Mansilla habrá actuado conforme a derecho”. Al mismo tiempo, aseguraban que Milei no retirará el pliego de Lijo del Senado. Decían que “será decisión suya” renunciar a su juzgado en Comodoro Py para ascender al máximo tribunal o, en cambio, aguardar en su puesto hasta conseguir el acuerdo de la Cámara alta. “Es una decisión personal de un tercero, no nos metemos”, afirmaron.
Durante todo el día, así, en el Gobierno caminaban en una línea muy delgada. Tenían que validar la decisión de García-Mansilla sin soltarle la mano a Lijo, que hoy sufrió un revés.
Fuentes cercanas a Lijo informaron hoy, cuando se conoció la decisión de la Corte, que él no planea renunciar a su cargo y que apuesta que el Senado le dé su acuerdo (con los dos tercios de los votos presentes en una sesión) para asumir en el alto tribunal de forma definitiva.
Lijo hubiera acumulado mucho poder si hubiera accedido al máximo tribunal sin perder su influencia sobre los tribunales federales, donde se tramitan las causas de corrupción. Pero Rosatti, Rosenkrantz y García-Mansilla hoy le obturaron esa posibilidad.
Ahora, el Gobierno podría enfrentar un nuevo round en el Senado porque los bloques de la oposición evalúan pedir una sesión especial para la semana próxima para tratar los pliegos de los dos jueces. En la Casa Rosada siempre dijeron que la Cámara alta no podría revertir las designaciones en comisión de Lijo y de García-Mansilla y que ellos deben desempeñarse en el máximo tribunal, sí o sí, hasta que se inicie un nuevo período legislativo, en 2026.
Pero, con la licencia de Lijo rechazada, hoy la situación de los dos jueces no es la misma: el magistrado de Comodoro Py todavía no prestó juramento en el máximo tribunal mientras que García-Mansilla sí. Él ya está sentado en la Corte.
Al Gobierno, toda esta trama que empezó hace un año le insumió un fuerte desgaste político. Cuando Milei se convenció del plan para postular a Lijo y al catedrático García-Mansilla lo hizo convencido de que el juez federal juntaría en el Senado los votos para sí y para el otro candidato. Pero eso se trabó, porque el kirchnerismo nunca admitió el perfil conservador de García-Mansilla y ni siquiera firmó su dictamen en la Comisión de Acuerdos del Senado. A partir de entonces, hubo un sinfín de negociaciones y pujas entre la Casa Rosada y el peronismo que no llegaron a ningún lado en la Cámara alta.
Finalmente, en la última semana de febrero el Gobierno optó por nombrar a los dos candidatos por decreto. Pero Lijo no quiso renunciar a su juzgado de Comodoro Py para asumir en la Corte Suprema sin la estabilidad del cargo y pidió una licencia. García-Mansilla, que pudo jurar como supremo y finalmente sacó ventaja, no le otorgó el permiso a su compañero de carrera.
En el Gobierno siguen con atención el nuevo paisaje de la Corte. Se preguntan si los votos de hoy implican que se conformó una nueva mayoría, con Rosatti, Rosenkrantz y García-Mansilla. Un importante colaborador oficial analizó: “Estamos convencidos de que la mayoría puede cambiar según el tema. Hay asuntos de fondo en los que Rosatti y García-Mansilla, por sus perfiles, probablemente no van a votar juntos”.
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