El Gobierno apuesta todo a una ayuda del FMI y ata su suerte electoral a Sergio Massa
El objetivo es lograr que el Fondo adelante a junio todos los desembolsos de la segunda mitad del año; el ministro busca dar así previsibilidad tras una semana agitada; resucita la posibilidad de entronizarlo como candidato de consenso
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Una dinámica singular se consolidó en las últimas horas en el oficialismo. Pese a que el Gobierno transitó una de sus peores semanas, con un dólar que voló a los $442 y que se acopló al dato de inflación de 7,7%, todas las terminales del Frente de Todos se abrazaron con más fuerza al ministro de Economía. Con el agravamiento de la crisis, Sergio Massa se afirmó como el último dique de contención del peronismo. No solo eso: los últimos movimientos también resucitaron la alternativa de que sea el candidato de unidad del espacio, una opción que venía muy disminuida dada la falta de resultados económicos.
Los meses que le quedan a Alberto Fernández en la Casa Rosada dependen en buena parte de la negociación del ministro con el FMI de los próximos días. La apuesta de máxima de todo el Gobierno es que el Fondo adelante todos los desembolsos del año a junio -el mes en el que se inscriben las candidaturas- sin que pida medidas muy dolorosas a cambio. “Va a ser una negociación muy dura, pero tenemos el apoyo de los Estados Unidos. Mucho margen no tienen por la sequía”, transmitió Massa puertas adentro.
Tras una semana de corrida cambiaria motorizada por rumores de devaluación, el ministro apuesta a transitar una semana más tranquila. Siempre según fuentes del Palacio de Hacienda, ayudaría un informe de liquidación de exportaciones de Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), el anuncio de desembolsos de organismos multilaterales y los avances que pueda exhibir en la negociación con el FMI. Massa necesita mostrar solvencia frente a un dólar agro que tiene peor performance que en sus ediciones anteriores.
Armado electoral “en serio”
Para ayudar a tranquilizar a los mercados, los principales accionistas del FDT apuestan a disminuir el ruido político en la cúpula. Tras la decisión de Fernández de no ir por la reelección, la reunión del PJ del viernes exhibió escenas inéditas: figuras como el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, y el ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, que querían intimar al Presidente a que se baje, terminaron abrazándolo en Matheu 130. Fernández les ahorró el trabajo.
En el kirchnerismo dejaron saber que, superado el obstáculo que veían en Fernández, ahora empieza el armado electoral en serio. “Empezó todo de cero, ahora vamos a discutir de verdad”, dijo un colaborador de La Cámpora a la nacion.
Axel Kicillof, que el viernes estuvo con Cristina Kirchner, dijo en la puerta del PJ: “Ahora largamos con una estrategia conjunta para enfrentar un año electoral. Encontrar un candidato de consenso o avanzar con unas PASO será producto de esa misma estrategia”. Un colaborador de La Plata abundó: “Se puede ir con fórmula única si eso da potencia, o con una PASO si eso da volumen. Lo que importa es ser competitivos”.
La vicepresidenta reaparecerá en público el próximo jueves en La Plata. Quienes dialogaron en los últimos días con ella aseguran que no transmite una preferencia clara. A De Pedro lo deja correr como si fuera su candidato delegado. El viernes, “Wado” asistió a un acto en Santiago del Estero y ella envió un saludo con un mensaje de audio al celular del ministro.
La vice también mantiene saludable su sociedad con Massa. El jueves, el ministro de Economía visitó a la presidenta de Diputados, Cecilia Moreau, y allí se cruzó con Máximo Kirchner. Corrió fuerte el rumor de que el ministro también se había reunido con Cristina -en esa misma visita al Congreso- pero los protagonistas lo negaron.
El tigrense pide continuamente que no lo embarren en lo electoral. Hoy, no obstante, encabezará un Zoom con dirigentes del Frente Renovador que están ansiosos por verlo candidato.
Detrás de Massa, en tanto, se alinean los “gordos” de la CGT. Muy agradecidos con la exención de Ganancias a las horas extras, lo invitaron al acto del Día del Trabajador, según pudo saber LA NACION. El ministro no confirmó.
La paradoja de un ministro de Economía candidato con indicadores de inflación y pobreza acuciantes, no obstante, no está resuelta. “Con lo que tenemos hoy no alcanza, ahora tiene que volver a estabilizar, esperamos que lo haga”, dijo un importante colaborador del kirchnerismo. Juan Grabois, parado en el extremo, ya avisó: “Ni en pedo vamos a votar a este sin vergüenza, vendepatria y cagador”.
Quien comenzó a desplegar toda la artillería proselitista fue Daniel Scioli. El embajador en Brasil viene recorriendo el país y reeditó una pequeña “ola naranja” con pintadas en el conurbano. Aunque no quiere presentarse como un candidato “albertista” (dice ser “argentinista”) cuenta con la ayuda del canciller Santiago Cafiero, que lo acerca a distintos actores del peronismo. Tras declinar su candidatura, el Presidente le dijo a Scioli que siga con su campaña, mientras envalentona al jefe de Gabinete, Agustín Rossi.
El grupo de funcionarios referenciados en Fernández -debilitados en la mesa de decisiones- insisten con dirimir las candidaturas en una PASO. No es lo mismo que transmiten en el Frente Renovador. “Seguro que a Sergio le encantaría matar a Scioli en una interna, pero no está dada la coyuntura para que haya tanto ruido político en la campaña”, argumentan.
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