El Gobierno hace equilibrio entre el acto con Lula y la cumbre virtual del Mercorsur con Bolsonaro

Dispuestos a minimizar una decisión del presidente Jair Bolsonaro con aroma a devolución de favores, desde el gobierno de Alberto Fernández salieron hoy a desvincular la participación de Luis Inacio Lula da Silva en la celebración mañana del día de la democracia de la suspensión en su modo presencial de la cumbre del Mercosur, prevista para el viernes 17 del actual y en la que se iba a producir la primera reunión cara a cara entre el Presidente y su par de Brasil.

“Entendemos que no hay ninguna relación [entre ambos hechos]. En el comunicado que dio la cancillería de Brasil es clara, tiene que ver con la presencia de la nueva variante del Covid y que tenemos que extremar los cuidados sanitarios”, dijo a LA NACION la portavoz presidencial Gabriela Cerruti durante la conferencia de prensa semanal en Casa Rosada. Argumentó su postura con las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que llamó a “extremar los cuidados”.

Cerruti, además, destacó el “récord histórico” de las exportaciones con Brasil-mérito que adjudicó al embajador Daniel Scioli– y “otras gestiones que se están haciendo”. Como ejemplo adicional de las “buenas relaciones”, la portavoz señaló la habilitación del paso terrestre de argentinos en las fronteras con ese país, festejada por el embajador en las redes sociales, y que supone al menos una contradicción con la decisión de suspender la cumbre por cuestiones sanitarias.

¿Y la presencia de Lula? “La amistad del presidente, la vicepresidenta y el pueblo con Lula es histórica, y de agradecimiento cuando fue presidente por todo lo que el presidente de Brasil hizo por la Argentina, y nos parece muy hermoso que pueda participar mañana”, dijo la portavoz.

La reciente invitación al expresidente de Uruguay José Pepe Mujica para que también hable en el acto-depende de “sus ganas”, afirmaron desde la organización. Se interpreta como un intento por “suavizar” la protagónica presencia del expresidente brasileño, que podría presentarse por otro mandato presidencial (y competir contra Bolsonaro) en las elecciones de octubre de 2022.

Desde el Gobierno, y fuera de micrófonos, insistieron en que Bolsonaro “ya está resignado a que a Lula lo quieren en todo el mundo”, y arriesgaron que Brasil está “más enojado con Uruguay por el tema de los aranceles y su interés en un acuerdo con China” que con el gobierno argentino, y que por esas razones decidió realizar esta cumbre de modo virtual. En lo formal, ya el martes Itamaraty había anticipado al canciller Santiago Cafiero que la cumbre sería virtual, una decisión que en el palacio San Martín califican de “razonable”, aunque lamentaron el cambio “porque verse personalmente hubiera ayudado a seguir profundizando la relación”.

“Diferencias ideológicas”

Scioli, que no participará mañana del acto en Plaza de Mayo y partió hacia Brasilia luego de un par de días de sigilosas gestiones en Buenos Aires, insistió en diálogo con LA NACION en que “más allá de las diferencias ideológicas hay intereses en común” y que sus instrucciones son las de “tener la mejor relación posible con Brasil”.

También destacó que “es más práctico” realizar la cumbre de modo virtual, y que “se vive el mejor momento de la relación, con todos los conflictos resueltos”, destacó Scioli con su habitual mensaje optimista.