En Chile, el viaje quedó opacado por las críticas por nepotismo
SANTIAGO, Chile.- Una vez ungido presidente de Chile en su segundo período, no hubo dudas sobre el destino que Sebastián Piñera elegiría para su primera gira al extranjero. El viaje a la Argentina se conoció durante los primeros días de su mandato y los detalles de la visita se desplegaron de forma generosa ante la opinión pública: un grupo de importantes empresarios trasandinos integraría la comitiva y la agenda bilateral contemplaría énfasis claves: integración en materias comerciales y de necesaria infraestructura.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos de su equipo de asesores, a los ojos de los chilenos la visita de Piñera terminó condicionada por una medida que aún es vista con cierta sorpresa desde el escenario político: la designación de su hermano Pablo como embajador chileno en la Argentina, situación que instaló el tema del nepotismo en la agenda local y abrió un flanco importante que la oposición se encargó de capitalizar hasta el punto de congelar, a través de la Contraloría General, el polémico nombramiento.
A juicio del analista político Cristóbal Bellolio, hay dos aspectos relevantes: "A la gente no le ha interesado la gira" y "es llamativa la diferencia de la narrativa entre ambas naciones con respecto al viaje". "Del lado argentino tengo la impresión que muchos piensan que Piñera quería estrechar la relación a través de un gesto concreto y que por eso designó a su hermano embajador, en un gesto de confianza, pero lo anecdótico es que en Chile eso no es una señal de cercanía, sino de nepotismo. No sé si eso significa que seamos más papistas que el Papa, en un contexto latinoamericano en el que los estándares no son tan altos", comentó Bellolio a LA NACION.
"A todos nos pareció que un gobierno que lo estaba haciendo relativamente bien se disparó en los pies. Desde el propio oficialismo han apaciguado la polémica a regañadientes, asumiendo que esto fue de una ineptitud inexplicable. Independientemente de que el hermano del presidente Piñera sea de lo más preparado y de sus credenciales personales, en política no solo hay que hacer, sino también que parecer. Fue una coalición que fustigó a la izquierda por haber utilizado el poder en beneficio de sus círculos familiares, por lo que es condicionarse de manera absolutamente gratuita", agregó el académico.
Este jueves, los medios informativos chilenos siguieron el pulso de la gira de Piñera y destacaron en sus encabezados la reunión bilateral. "Más integrados que nunca: Piñera y Macri anuncian acuerdo de liberalización comercial entre Chile y Argentina", publicó el matutino Publimetro, mientras que el vespertino La Segunda consignó en su portada los elogios del empresario Horst Paulmann, director de Cencosud, controlador de Easy y Jumbo, al mandatario. "Con su elección creció la confianza de los chilenos", tituló.
El diputado socialista Leonardo Soto, uno de los legisladores que presentaron el recurso ante la Contraloría para inhabilitar la designación de Pablo Piñera, calificó de "deslucida" la gira del mandatario. "Ha sido una visita que tenía mucha expectativa, pero que en los hechos ha estado opacada por una designación que quedó suspendida y que significó privar a un embajador de articular una gira importante", comentó Soto a LA NACION.
El diputado oficialista Andrés Longton, una de las caras nuevas del partido Renovación Nacional en el Parlamento chileno, valoró el acercamiento entre ambos líderes. "Uno siente que hay una química entre ellos y creo que los pueblos valoran tener gente competente en materias importantes. En Chile hay mucho entusiasmo porque la Argentina es uno de los principales aliados del país y estas reuniones van a estrechar los lazos comerciales y eso hay que fortalecerlo, además de incluir el tema de los pasos fronterizos que es clave".
En todo caso, y según Cristóbal Bellolio, también doctor en filosofía política, la gira incluyó un par de ingredientes llamativos. "En Chile hay un seguimiento a los personajes, más que a la investidura. Y existe una cierta percepción de que Macri es el Piñera de la Argentina. Y todo porque ambos dirigieron a los dos equipos de fútbol más populares de sus países, hicieron carrera como empresarios y finalmente se instalaron como grandes gestores y administradores, más que como ideólogos. Pero en el análisis geopolítico, ellos se reconocen como dos adversarios del polo chavista. Y que Piñera tenga a Roberto Ampuero en cancillería es una señal de que él quiere tener una voz que articule una oposición política a la influencia del eje bolivariano en la región. Piñera, creo, quiere transformarse en el líder de la derecha regional y para ello su alianza con Macri es fundamental".