Fatala se despegó de Vialidad y defendió a Cristina Kirchner
El ex funcionario dijo en la Justicia que no integró una asociación ilícita; afirmó que las rutas no pasaban por su área
El ex subsecretario de Obras Públicas Abel Fatala tomó distancia ante la Justicia de la Dirección Nacional de Vialidad, a la que debía controlar. Lo hizo al declarar en la investigación que se le sigue junto con Cristina Kirchner por haber direccionado la obra pública santacruceña a las empresas de Lázaro Báez.
Fatala declaró ayer ante el juez federal Julián Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita. Lejos de su antecesor en el cargo Hugo Manuel Rodríguez, que salpicó a Cristina Kirchner y al ex secretario de Obras Públicas José López, Fatala se mantuvo fiel al kirchnerismo. "Por militancia política, formé parte de un proyecto político sobre la inversión pública más ambiciosa en muchos años", que tenía como foco "la inclusión social como motor de la economía". Y dijo que adhiere a la defensa que plantearon Cristina Kirchner, Julio De Vido y el ex director de Vialidad Nelson Periotti.
Ahí se acabó su discurso político, porque de inmediato aclaró que Vialidad era un organismo autárquico con normas propias y que en su control intervenían la AGN y la Sigen. La acusación señala que él era el responsable de auditar a Vialidad según el decreto 27/2003 y su falta de control permitió que Lázaro Báez se beneficiara con obras.
Pero Fatala dijo que él no debía controlar, sino que había otros organismos provinciales y municipales encargados de auditarla, incluso "los medios de comunicación", dijo.
Y puso como ejemplo que él sólo intervino en dos casos, pero por nada parecido a un hecho de corrupción: cuando una ruta puso en riesgo el patrimonio de los pueblos originarios por pasar cerca del Camino del Inca y cuando otra ruta se planeó lejos de pueblos dependientes de ella.
Fatala dijo que Vialidad, a cargo de Periotti, ya indagado por Ercolini, funcionaba como una subsecretaría autónoma. "Si bien parecía que tenía dependencia directa de su subsecretaría, en realidad pasaban por ésta dos cuestiones: las relativas al personal (...) y los casos de obras no vinculadas al tejido vial", como las sendas saludables, circuitos aeróbicos, bicisenadas o el camino del peregrino en San Juan. Fatala se puso así bien lejos de las obras viales santacruceñas.
Dijo que de los 52 expedientes que se investigan ninguno pasó por su subsecretaría y afirmó que "durante su gestión se realizaron 3500 obras y no hubiera sido posible sin la descentralizar la forma de hacerlo, por lo que debían diversificarse las fuentes de control", argumentó sin ruborizarse.
Los fiscales criticaron que las obras de Báez tenían un solo representante técnico para todas simultáneamente. Fatala dijo que no quería defender a la empresa, pero la respaldó al afirmar que es normal que haya un representante técnico para varias obras porque esta persona delega en otras la inspección en cada una de ellas.
Dijo que lo mismo ocurre cuando los fiscales señalaron la imposibilidad de que la misma planilla de maquinarias sea declarada como usada en cada una de las obras que se realizan al mismo tiempo.
Fatala dijo que hay un cronograma de trabajo que permite ir rotándolas. "No tiene sentido que haya una excavadora o una grúa para cada obra", defendió Fatala, en un rol más propio de abogado de Báez que de ex funcionario acusado de favorecerlo.
Fatala justificó incluso las demoras y el incumplimiento en los plazos. De hecho, de las 52 obras cuestionadas, Báez sólo terminó dos a tiempo. Y Fatala lo comparó con los arreglos domésticos, como cuando "se pinta una pileta o se reforma una cocina", o en el caso de las obras al aire libre. El retraso, dijo, puede estar dado por que las lluvias afecten el suelo o el uso de las máquinas. Pidió ampliar su indagatoria más adelante.
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