
Fue relevado el jefe de la custodia del Presidente
Conflictos por la vigilancia de Kirchner
El presidente Néstor Kirchner relevó de su cargo al jefe de la custodia presidencial, el comisario Ricardo Pedace, y designó en su lugar a quien era el segundo de la división, el subcomisario Héctor Patrignani; dispuso también una serie de cambios radicales para su protección: de ahora en más, los uniformados que lo vigilarán no interferirán en sus habituales rupturas del protocolo.
Patrignani, un oficial de la Policía Federal que comandó la custodia de Kirchner en la campaña proselitista, tomó funciones hace diez días. Pero, su designación cobró estado público ayer, a partir de una nota publicada en el diario Río Negro que dio cuenta del alejamiento de Pedace.
Fuentes del Gobierno y de la Policía Federal informaron ayer a LA NACION que el cambio en la conducción de esta repartición policial no respondió específicamente a cortocircuitos entre Kirchner y su custodia.
Argumentaron que se debió a una decisión tomada desde que Kirchner asumió el mando, y que está vinculada con la relación que quiere establecer con la gente.
En aquel entonces, informaron, Kirchner nombró segundo de la división a Patrignani a fin de que se entrenara y pudiera tomar las riendas de la repartición policial una vez que estuviera preparado para hacerlo.
El actual jefe de la custodia acompañó a Pedace -que asumió durante la gestión de Eduardo Duhalde- en el cuerpo durante tres meses, y ahora quedó a cargo. Sorpresivamente, quien fue su entrenador pasó a un rango menor: ahora desempeña funciones en el Departamento de Seguridad Vehicular de la fuerza.
En medio de la confusión que generó el recambio, LA NACION logró comunicarse ayer con Patrignani.
-¿Va a ser el nuevo jefe de la custodia?
-Eh... no le puedo decir nada, señor.
-¿Qué fue lo que pasó con su antecesor en el cargo?
-Para hablar tengo que pedir autorización a mis superiores... Espero que sepa entenderlo... No puedo decir nada sin tener una autorización...
Su reacción fue lógica y previsible. Según las reglas de la fuerza, cualquier uniformado que haga declaraciones periodísticas sin contar con la venia de las autoridades, se ve en problemas, pues se le abre un sumario administrativo.
Pero su mutismo dejó margen para otra hipótesis que ayer circuló con fuerza: la de que hubo un cortocircuito entre Kirchner y Pedace.
De hecho, con su actitud, el recién designado jefe de la división no quiso repetir el error que dejó en la cuerda floja a quien hace 10 días era su superior directo: hablar sin el consentimiento presidencial.
Sucede que, en rigor, la salida de Pedace de la custodia no fue en los mejores términos.
Antecedentes
La historia del conflicto tiene sus antecedentes. Apenas unos días después del episodio de Jujuy, donde el Presidente y la comitiva que lo acompañaba debieron aterrizar de emergencia por un problema que sufrió el helicóptero que los transportaba, Pedace concedió a la revista Poder un reportaje en el que habló de los peligros del estilo presidencial.
"Me preocupa la seguridad del Presidente", había dicho, cuando la seguridad de Kirchner se instalaba en la agenda pública como uno de los principales temas del Gobierno.
Ese episodio fue determinante. Apenas se enteró de que Pedace había concedido una entrevista, Kirchner mandó pedir a su equipo de comunicación que le consiguiera una desgrabación de la misma.
Fue el mismo día en que se realizó la nota. La revista no saldría hasta cinco días después. Sus colaboradores movieron cielo y tierra, y dieron con un borrador del texto. Luego de analizar los dichos de Pedace en detalle, elaboraron un informe en el que concluían que no hacía declaraciones preocupantes o conflictivas. El propio Kirchner lo entendió así.
De cualquier modo, el episodio le provocó un disgusto inocultable. "La entrevista no fue el factor de la salida de Pedace, pues ya estaba programada de antemano. Aunque puede sí haber apresurado los tantos", reconoció una alta fuente de la Policía Federal que pidió reserva.
En cualquier caso, como parte del recambio, el Ministerio de Justicia y la Policía Federal elaboraron un esquema para garantizar la seguridad presidencial. Se disminuirá el número de vehículos que acompañan al Presidente en sus desplazamientos por la ciudad -sólo habrá uno que lo seguirá- mientras que las motos y el automóvil que le allanaban el camino dejarán de seguirlo.
Además, el móvil presidencial comenzará a respetar los semáforos, algo que no sucedía anteriormente.
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