James Walsh regresa a la Argentina como embajador de los EE.UU.
El encargado de negocios durante la gestión de Terence Todman pasó el filtro selectivo del Senado norteamericano y se encamina hacia Buenos Aires
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WASHINGTON.- James Donald Walsh vivía en la Argentina cuando decidió ingresar en el cuerpo diplomático, y tomó en Buenos Aires el examen de ingreso en el Departamento de Estado, hace más de 30 años.
En pocas semanas, Walsh volverá para terminar su carrera como embajador de los Estados Unidos en la Argentina.
El pliego ya pasó por el filtro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que preside el republicano Jesse Helms. La comisión elevó ayer la designación al plenario y fuentes oficiales estiman que no debería tardar más de dos semanas en completar el trámite de la confirmación.
Walsh contó ante la comisión que ya lleva acumulados diez años de residencia en la Argentina. En la década del 60 pasó seis años como estudiante, y luego regresó como encargado de negocios de la gestión de Terence Todman, entre 1989 y 1993.
Con la jubilación al alcance La propuesta para volver a Buenos Aires lo sorprendió cuando ya había iniciado los trámites jubilatorios del servicio diplomático, con el puesto de encargado de negocios en la embajada en España. En la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado habían naufragado otros candidatos que propuso la administración Clinton para la sucesión de James Cheek, que dejó vacante el puesto en Buenos Aires en diciembre de 1996.
Walsh no halló ningún obstáculo y su plan es estrenar el puesto el 4 de julio, en coincidencia con la tradicional fiesta por el Día de la Independencia de los Estados Unidos.
En la audiencia que inició el trámite de la confirmación, a mediados de mayo último, los senadores presentes no le hicieron consultas específicas sobre la Argentina, pero luego recibió y contestó, por lo menos, cinco por escrito.
Del texto, al que tuvo acceso La Nacion, surgen las posturas del futuro embajador norteamericano en temas tales como el conflicto por la ley de patentes, la integración con Brasil en el Mercosur y la recesión de la economía argentina.
Investigación de atentados Una de las consultas fue sobre las causas que investigan los atentados contra la embajada de Israel y contra la sede de la mutual judía AMIA, y el nivel de colaboración que prestan los Estados Unidos.
La respuesta de Walsh arranca con una breve recapitulación, dice que la Corte Suprema de Justicia acusó a la Jihad islámica de haber plantado la bomba en la embajada y que a fin de este año comenzaría el juicio oral por el ataque contra la AMIA.
Luego agrega que las consultas vinculadas con la investigación de ambos atentados han sido "muy intensas" y que los Estados Unidos "también proveyeron asistencia técnica a las autoridades judiciales y policiales" argentinas.
En el caso del atentado contra la AMIA, las medidas que tomó el juez federal Juan José Galeano han estado "sustancialmente basadas" en la información que entregaron las agencias norteamericanas sobre grupos terroristas, pero siempre "a pedido de la Argentina", escribió Walsh.
También le preguntaron por la situación económica "y en qué medida el malestar de los sindicatos puede dificultar la instrumentación de las reformas laborales que tienen como objetivo acelerar la recuperación".
Aunque la estimación del Gobierno es que la Argentina crecerá en un 4 por ciento en 2000, Walsh se inclinó por las cifras más pesimistas que se manejan en Wall Street, entre un 2 y un 3 por ciento.
El futuro embajador escribió que la expectativa es que el consumo crecerá a partir del segundo semestre y consignó que, "a pesar de las protestas de algunos sindicatos", la reforma laboral que el presidente Fernando de la Rúa empujó en el Congreso "está designada para aumentar la competitividad".
Sobre la ley argentina de patentes -que según el gobierno de los Estados Unidos no ofrece suficiente protección a la propiedad intelectual, sobre todo en el campo farmacéutico-, Walsh no dice nada nuevo.
Patentes: una preocupación Es más interesante la pregunta, no por su contenido, sino porque demuestra que a los senadores de la comisión les interesa que el tema sea una prioridad de la embajada en la Argentina.
"Este es un tema irritante para las relaciones comerciales hace mucho tiempo", escribió Walsh, y recordó que "la fuerte preocupación norteamericana ya fue comunicada de manera muy franca al gobierno argentino y los empresarios líderes".
La oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, en su sigla en inglés) anunció recientemente que sumará nuevos temas a la ronda de consultas que solicitó en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
"Si las consultas no dan resultados, el USTR puede pedir la apertura de un panel", advirtió el futuro embajador.
Otros puntos de interés para los senadores fueron las restricciones que desde su punto de vista impone la Argentina al ingreso de ciertos productos agrícolas y la protección a la industria del calzado, dos temas en los que Walsh se mostró al tanto de la presión que ejercen los Estados Unidos.
Rocha, embajador en Bolivia "Voy a trabajar particularmente duro para representar los intereses de empresas norteamericanas", había prometido Walsh en la breve presentación que hizo ante la comisión del Senado en la audiencia de la que también participó Manuel Rocha, actual encargado de negocios en la Argentina. El próximo destino de Rocha es como embajador en Bolivia.
Para el futuro embajador, el Mercosur no es impedimento para la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el proyecto de Clinton para crear una zona de libre comercio en todas las Américas para el año 2005.
La respuesta dice que el Mercosur, al igual que el ALCA, tiene como objetivo expandir el comercio, y sostiene que las oportunidades que para la Argentina ofrece la sociedad comercial con Brasil, Uruguay y Paraguay "son de una importancia crítica".
Aunque 1999 estuvo marcado por "tensiones que fueron especialmente pronunciadas" por la devaluación de la moneda brasileña, Walsh considera que el Mercosur es también una herramienta política que le sirve a la Argentina y Brasil "para reducir su tradicional rivalidad".
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