Justin Webster: "Sabíamos en qué nos metíamos con la película sobre Nisman"
El director de la producción de Netflix afirma que el periodismo no sustituye a la Justicia
No me sorprende el revuelo que despertó nuestro trabajo en la Argentina. Ya sabíamos en qué nos estábamos metiendo. Fueron cuatro años de muchísimo trabajo y en todo este tiempo tuvimos conciencia de los riesgos de tratar un tema tan delicado, trágico y complejo como el de la muerte de Alberto Nisman. Estoy muy satisfecho por el modo en que este documental fue recibido allí. Se entendió nuestro espíritu: intentamos poner un poco de luz".
Quien habla en un castellano fluido, al otro lado del teléfono desde Barcelona, es el británico Justin Webster, guionista y director de El fiscal, la presidenta y el espía, el documental de seis horas que se estrenó en Netflix y que reaviva todas las incógnitas del caso, a casi cinco años de ocurrido. Nacido en Aldershot (Reino Unido) hace 56 años, Webster vive desde hace tres décadas en la capital catalana, a la que llegó para trabajar como periodista free lance para medios británicos.
-Usted dice que su trabajo intenta poner luz sobre el caso Nisman, pero en estos días todo el debate dejó a la vista que las sombras que tiene el caso todavía son enormes.
-Esta historia necesita una resolución. Y nuestro trabajo puede ayudar a que se entienda de una forma más racional, menos estridente y menos politizada. Como se trata de un caso muy grave que sigue sin resolverse, traerlo a la actualidad resulta muy doloroso. Pero más doloroso todavía sería dejarlo sin una resolución.
-¿Cuál fue el punto de partida de este documental?
-Una conversación a principios de 2015 mientras rodaba con mi equipo en Estados Unidos. El tema nos resultaba fascinante, con tres cuestiones envueltas: el caso Nisman, el atentado contra la AMIA y el memorándum con Irán. Así lo encaramos.
-¿Cómo accedieron a imágenes y testimonios de alto impacto?
-En ningún caso el acceso resultó fácil o inmediato. Hubo que explicar muchísimo a cada involucrado la intención de nuestro trabajo.
-¿Cuál fue el testimonio más difícil de conseguir?
-Quizás el de Antonio Stiuso, que resultó especialmente complicado de conseguir. Queríamos hablar con él y con muchos otros más.
-¿Allan Bogado?
-Sí. Y también queríamos a Cristina Kirchner. La buscamos, sobre todo en los últimos meses de trabajo.
-Al final no la consiguieron.
-Hubiera sido más un problema que una solución. Yo buscaba entrevistas con personas que estuvieran mucho más cercanas a los hechos. No quería demasiadas declaraciones o argumentaciones, sino más testimonios de testigos concretos de los hechos. La palabra de Cristina aparece vía archivo. Y están los testimonios de Oscar Parrilli, que valen como sustitutos de la palabra de Cristina.
-Le importaba más escuchar a la fiscal Viviana Fein que a Cristina.
-Así es.
-Se cuestionó el lugar desde el que habla Alejandro Rúa. Dicen que se lo presenta solo como exresponsable de la Unidad Fiscal AMIA y omiten que fue abogado de Cristina Kirchner.
-Se puede criticar eso y muchas cosas más. Cuando elijo a quienes dan sus testimonios dejo bien en claro el lugar desde el que hablan. Y me interesaba escuchar a Rúa sobre todo en su condición de responsable de la Unidad AMIA.
-¿Quedó algo afuera?
-Entre cinco y siete entrevistas. Pero todos, hasta los que no aparecen, aportaron información y contexto.
-¿Cómo reaccionó al ver que el presidente Alberto Fernández dijo lo contrario de aquello que se escucha en el documental?
-No creo que haya sido lo contrario. Cuando lo llamamos, nos dijo que dudaba de que Nisman se hubiera suicidado. Y hace pocos días dijo que le parecía que no había indicios de asesinato. No estoy seguro de que esas dos argumentaciones sean tan contrarias. Además, un cambio de posición es absolutamente natural en casos como este, sobre todo si aparecen nuevos indicios.
-En el documental se crítica el comportamiento de los medios argentinos, sobre todo los televisivos, frente a este caso.
-Puede ser, pero algo parecido ocurre en Estados Unidos y en Gran Bretaña. Usted habrá escuchado hablar del infotainment, esa mezcla entre periodismo y entretenimiento que puede ser muy peligrosa en situaciones tan politizadas como esta.
-Tal vez porque la Justicia está tan degradada que la sociedad les reclama a los medios que ocupen ese lugar.
-Entiendo que la Justicia en la Argentina tiene bastantes problemas y no hay tanta confianza para que resuelva temas como el de la AMIA. El periodismo o el documental no intentan sustituir a la Justicia.
-¿Trataron de hablar con Mohsen Rabbani?
-Intentamos tener el testimonio de iraníes a través de su embajada y de contactos periodísticos, pero sin éxito.
¿Quedó satisfecho con su trabajo?
-Mi trabajo está logrado. Creo que hicimos una serie sólida que, como le dije, apuesta a poner alguna luz en un tema muy oscuro.
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