La estrategia del Gobierno para salvar al Correo Argentino de su millonario déficit
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El Gobierno pidió que este año el mentado "déficit cero" llegue también al Correo Argentino. El servicio postal arrastra pérdidas millonarias desde hace años y llegó a su situación más crítica en 2017, durante la gestión de Cambiemos, cuando la administración de la empresa estatal estaba en manos de un viejo gerente de Socma.
El actual directorio del Correo -que asumió un año atrás, cuando la sociedad pasó del ex ministerio de Comunicaciones a la secretaría de Modernización-, recibió de la Casa Rosada la orden de reconvertir sus servicios para sobrevivir a la extinción de las cartas de papel.
La organización del escrutinio en elecciones, el ajuste y una serie de convenios para promover el servicio de paquetería por comercio digital serán los componentes de la receta que aplicará el Gobierno para revertir el rojo del servicio postal oficial.
Cambio de gestión
Trece años después de que su familia perdiera la concesión del servicio postal -con $300 millones en cánones adeudados- Macri debió volver a administrar el Correo Argentino como una sociedad del Estado. Pero esa empresa nunca pudo quitarse el lastre de las pérdidas millonarias y los problemas de gestión en una época donde las cartas de papel son anacrónicas.
Cuando asumió, el Presidente designó al frente del Correo Argentino (Corasa) a Jorge Irigoin, un ex ejecutivo de peso en Socma que ya había sido gerente del servicio postal oficial en los ‘90 durante la privatización. Al inicio de su gestión, Cambiemos describió una situación "alarmante" en el servicio postal oficial, con pérdidas millonarias, infraestructura paupérrima y sospechas de corrupción.
Sin embargo, el hombre de Socma en el Correo no pudo revertir esa ecuación deficitaria. Por el contrario, la agravó, según datos oficiales a los que accedió LA NACION. Al cierre de 2015, Corasa tenía un déficit de $3345 millones, y para fines de 2016, de $4075 millones. 2017 fue el más crítico: el servicio postal oficial reportó pérdidas por $5930 millones.
La crisis, admiten fuentes de Cambiemos, obedeció a "problemas de managment" con "una situación mundial de fuerte caída del negocio". En el último tramo de 2017, Macri transfirió el área de Comunicaciones -por entonces a cargo de Oscar Aguad- a la órbita de Modernización, la dependencia que conduce de Andrés Ibarra.
Con la reforma ministerial, Ibarra cambió el directorio del Correo Argentino. En diciembre de 2017 renunció Irigoin y lo sucedió otro viejo conocido de Macri, Luis Freixas Pinto, quien fue directivo de Autopistas del Sol en representación de la firma Dycasa, socia de Socma en la concesión vial. Como director general asumió Gustavo Papini, quien había tenido un paso por OCA.
El cambio aparejó un fuerte plan de austeridad. El directorio recortó choferes, custodios y secretarias privadas e impuso la reducción de los sueldos de los jerárquicos. Además, modificó la contratación de logística para ahorrar unos $1000 millones. El ajuste aparejó que se supendieran los ingresos de personal. Se espera que el cierre de 2018 arroje un déficit de $2230 millones.
Para 2019, sin embargo, la orden oficial es terminar con los números negativos. Según pudo conocer LA NACION, entre los planes figuran acuerdos con la Aduana para agilizar los trámites de los servicios "puerta a puerta", el e-commerce internacional. También se espera en el corto plazo un decreto para aumentar los mínimos para traer productos libres de impuestos. Podría ir U$25 a U$600 dólares, aunque aún restan instancias de análisis. Sobre todo, con el Ministerio de Producción.
Pero la gran ayuda, sin dudas, serán las elecciones. El Correo Argentino ya fue contratado para realizar el escrutinio provisorio, un servicio que le demandará al Estado al menos $4.000 millones.
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