"La obra del siglo". La grieta política se diluye en Mendoza en defensa de un proyecto cuestionado

El encendido de turbinas en el megacomplejo hidroeléctrico "Portezuelo del Viento", en Mendoza, por ahora sigue siendo un sueño. Lo que se prendió en las últimas horas es la alarma del posible parate de la "obra del siglo", a menos de un mes del inicio de la licitación internacional. Por eso, la política mendocina, en medio de fuertes internas, busca mostrarse "unida" para llevar un mensaje a la Nación, pero también a la población, por el impacto económico y laboral que supone el megaproyecto, que encuentra fuerte resistencia en La Pampa y demás jurisdicciones con injerencia en el río Colorado, por el efecto que podría provocar en el medio ambiente.

En medio de la incertidumbre y la sorpresa, las principales voces oficiales y de la oposición locales decidieron, más allá de las diferencias, transitar por la misma vereda, a pesar de la advertencia que lanzó el viernes el presidente Alberto Fernández durante su visita a La Pampa. "No voy a financiar una obra cuestionada por cuatro de las cinco provincias", advirtió.

Por eso, en las últimas horas, los dirigentes cuyanos de todo el arco político salieron a plantar bandera local. Hasta el kirchnerismo buscó zanjar la puja que se abre con el gobierno nacional. "Hablamos con el gobernador en varias oportunidades. Coincidimos que es momento de estar unidos, ser inteligentes y tenaces. Debemos buscar los consensos con otras provincias", expresó Anabel Fernández Sagasti, senadora nacional, camporista y una de las principales aliadas de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. "Los que creen en el camino de las agresiones e intentos de división, no cuenten conmigo. Portezuelo del Viento es una obra con la que estamos ilusionados y que es muy importante para los mendocinos, sobre todo para los habitantes del sur de nuestra provincia. Esperemos que el gobernador pueda generar las condiciones para que podamos seguir avanzando en su concreción", agregó la legisladora, quien también mantiene un estrecho vínculo con el presidente.

En tanto, el vicegobernador, Mario Abed, dio su parecer de la reacción de la Nación, luego de que el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, desarchivara un pedido de La Pampa de laudo presidencial, que pretendía que se realizara un estudio integral sobre la cuenca del Colorado.

Vale aclarar que Portezuelo del Viento se erigirá sobre el río Grande, en tierra mendocina, uno de los principales afluentes del río Colorado, junto con el Barrancas. Para Mendoza, el proyecto cuenta con todos los avales técnicos y jurídicos para seguir avanzando, a poco menos de un mes de la apertura de sobres de la licitación por más 1000 millones de dólares, que ya cuenta con la tercera cuota del desembolso nacional, como parte del acuerdo por los perjuicios sufridos con la promoción industrial.

"Portezuelo del Viento surge de un acuerdo entre el Estado Nacional y la provincia en reconocimiento a una deuda de la Nación con Mendoza. Es un derecho legítimo y propiedad de los mendocinos. La obra es la ejecución concreta de algo que nos pertenece, y no la voluntad de un dirigente. Lamento profundamente que el presidente de la Nación confunda y ponga en dudas Portezuelo del Viento. Es algo que pertenece a Mendoza y así lo reconoció el Estado Nacional, mucho más allá de los gobernantes de turno", indicó Abed, quien le recordó a Sagasti que meses atrás, el peronismo mendocino, con la senadora nacional a la cabeza, "acudió al llamado del gobernador y defendió Portezuelo". Abed afirmó: "Esperamos que mantengan su postura, acompañen el reclamo de Mendoza y defiendan a la provincia de este avasallamiento".

Hablamos con el gobernador en varias oportunidades. Coincidimos que es momento de estar unidos, ser inteligentes y tenaces

"Las condiciones están dadas, falta que ustedes [por el peronismo] por una vez en la vida dejen de poner palos en la rueda del progreso de Mendoza. Vergüenza debería darle, senadora, cuestionar esta obra", dijo la diputada provincial de la UCR Hebe Casado.

En tanto, el presidente del PJ mendocino y ex legislador nacional kirchnerista, Guillermo Carmona, fue más moderado, habilitando el juego que plantea la Nación. "A juzgar por los dichos y hechos de los últimos días, nadie ha afirmado desde el gobierno nacional que no va a cumplirse lo comprometido en el 2007, en el convenio para dar por concluido el juicio en el que Mendoza reclamaba el resarcimiento de los perjuicios sufridos por la promoción industrial. Existen objeciones de las provincias vecinas que el gobierno nacional considera que deben salvarse para cerrar los entredichos antes de que se generen nuevos conflictos", expresó Carmona, al tiempo que también cargó contra el exgobernador y actual diputado nacional y titular de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, a quien acusó de "sospechas en la transparencia" del proceso licitatorio y le pidió explicaciones. La acusación apunta a un supuesto direccionamiento en favor del grupo empresario Impsa.

"La defensa de la obra en cuestión de ninguna manera puede implicar tender un manto de impunidad sobre la actuación del gobierno provincial y sus funcionarios -dijo Carmona-. Algunos, de un lado y del otro, quieren continuar la guerra promovida por Alfredo Cornejo. Pero cada vez queda más claro que cualquier victoria en ese enfrentamiento será fugaz y pírrica". Según Carmona, es el momento de apostar a la "alta política" para generar acuerdos duraderos.

En las últimas horas, LA NACION pudo saber, mientras se dirime la cuestión política, que comenzó a hacerse cada vez más visible la preocupación de las grandes empresas nacionales e internacionales interesadas en participar del millonario proyecto, entre ellas, Impsa, Techint, Camargo Correa, OHA Construcciones, Chediack, Panedile, Cartellone, Green, Ceosa y Obras Andinas. También las gigantes asiáticas Power China, Synohydro y China Gezhouba. Las empresas esperan que esta situación no se embarre más y que el proceso licitatorio siga su curso. "Estamos muy preocupados", coincidieron desde dos compañías que pujan por quedarse con la obra del siglo.