La relación de Cristina Kirchner con Cobos
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Esta nota fue publicada el 12 de agosto de 2007 por Paola Juárez, periodista en ese momento de LA NACION.
Cristina Kirchner nunca habló a solas con Julio Cobos, su compañero de fórmula para las elecciones presidenciales. Tienen una buena relación, pero con cierta distancia.
La senadora habla bien de su compañero de fórmula en privado, pero Cobos no es un tema en la intimidad del matrimonio, al menos en los hechos, y hasta ahora está bastante al margen del proyecto kirchnerista.
Pasado mañana se presentará en el Luna Park la fórmula Cristina Kirhcner-Julio Cobos. Sólo desde ese momento, el Gobierno pretende empezar la campaña, los viajes al interior del país. A partir de allí comenzarán a tener un trato más personal.
En realidad, el gobernador de Mendoza construyó una sólida relación sólo con el Presidente. Es uno de los pocos a quien Néstor Kirchner dejó compartir la intimidad de sus caminatas sobre la cinta para correr, en algunos viajes al exterior: hasta competían por quién iba más rápido.
En el entorno del gobernador de Mendoza se admite que el lazo fuerte es con Kirchner y que con la candidata presidencial no hubo nunca acercamiento. Cobos sólo compartió algunas conversaciones con la esposa del Presidente en los viajes al exterior a los que fue invitado.
De hecho, la idea de que el principal radical K fuese el candidato a vicepresidente fue de Néstor Kirchner, según admiten fuentes de primer nivel del Gobierno. La primera dama opinó, como hace siempre sobre las cuestiones importantes de la gestión de su marido, pero la decisión de elegir a Cobos fue de Kirchner. Con ese plan, el Presidente intenta mostrar que en octubre competirá una "concertación plural", entre el kirchnerismo y sus aliados del radicalismo K. Lo quiere presentar como una instancia superadora del PJ y del kirchnerismo.
Cobos se fue enterando de a poco de que iba a acompañar a Cristina Kirchner en la fórmula. Primero, por lo que se decía en el entorno presidencial. Hubo muchos gestos que le indicaron que él sería el elegido. Pero sólo una semana antes de que se anunciara la candidatura de Cristina Kirchner, al gobernador lo citaron en la Casa Rosada junto a un grupo de radicales K. En una reunión en el despacho presidencial, el Presidente le dijo a su "amigo" Cobos que anunciarían lo de su esposa y le confirmó que el segundo lugar era para él. Sugirió, además, que el radicalismo K debía "ungirlo" candidato.
La senadora no estaba presente en esa conversación. Uno de los que más impulsaron la candidatura de Cobos fue un hombre clave en el poder kirchnerista: el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El gobernador de Mendoza logró también afianzar una relación con él, uno de los funcionarios que se quedarán en el poder si en octubre gana la candidata oficialista.
Uno de los secretos del armado kirchnerista es que Kirchner pensó en Cobos antes que de que se definiera la candidatura de su esposa. Y lo eligieron por su perfil bajo, su fidelidad con el Gobierno y su forma de administración en Mendoza.
Su perfil lo convirtió en un hombre "previsible" para el matrimonio presidencial y casi ideal para estar al lado de Cristina Kirchner: no le disputa protagonismo ni espacios de poder. Distinto hubiera sido con un peronista como el senador Carlos Reutemann.
Con Cobos, los Kirchner tienen relación probada durante los cuatro años de gestión. Cuando Kirchner debió elegir a su compañero de fórmula en 2003 la situación fue bien diferente: casi no lo conocía a Daniel Scioli y, de hecho, cuando llegaron al poder, tuvieron un fuerte enfrentamiento hasta que la relación se acomodó en la forma que quería el Presidente. Igualmente, Scioli nunca bajó del todo su perfil y siguió construyendo desde el Senado su propio poder. Eso y su alta intención de voto llevaron a Scioli el candidato a gobernador bonaerense.
Pero el matrimonio Kirchner le tiene una confianza a medias.
Espacios de poder
Cobos asumió su candidatura a vicepresidente con el mismo bajo perfil que tuvo cuando todos le decían que sería el hombre. Los radicales K ya hablan de los espacios de poder en un gobierno de Cristina Kirchner.
El gobernador de Mendoza hizo algunas declaraciones públicas sobre la intención de radicalismo aliado de Kirchner de tener algunos lugares en un eventual gabinete kirchnerista. Hace pocos días, Cristina Kirchner se enteró de sus pretensiones.
"Nunca nadie habló de eso", dijo tajante en la residencia de Olivos. A la senadora no le gustan nada las especulaciones sobre sus virtuales ministros. Es de las que creen que, aunque las encuestas la favorezcan, no hay que adelantarse. "Hay que esperar; no me pidan que hable de futuros ministros y eso", suele decir la candidata delante de Kirchner-como le dice a su marido en público y en privado-; también lo dijo ante algunos ministros que van de noche a la quinta presidencial.
Por ahora, en lo más alto del poder no se habló de compartir la gestión con el radicalismo K, aseguraron a LA NACION fuentes inobjetables. Hace poco, Cobos les transmitió a Kirchner y al jefe de Gabinete que estaba agradecido de compartir la fórmula, que para él ganará las elecciones, y que sus reclamos de espacio de poder no eran tales.
Un allegado a Alberto Fernández destacó la actitud del gobernador de Mendoza. Lo único que admitieron cerca de Cobos es que hay algunas presiones del radicalismo K para tener más presencia en un eventual gobierno de Cristina Kirchner. Eso no es considerado hoy por la candidata.
Primero está la campaña, que manejará el jefe de Gabinete. Hasta ahora, a Cobos lo mostraron en afiches que aparecieron por toda la Capital, pero no fue ni a Olivos ni a la Casa Rosada, donde la senadora Kirchner tiene un despacho para sus audiencias. A horas de empezar la campaña, el papel de Cobos aún no está definido.
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