Las medidas contra de la reforma laboral continuarán hasta los días previos a las primarias

El violento choque entre dos facciones sindicales que hace dos semanas estalló en las puertas de un frigorífico de San Fernando dejó en claro que la campaña electoral no funcionaría como un bálsamo para los conflictos gremiales y sociales.

Hoy, de hecho, organizaciones sociales vinculadas a la CTEP, que agrupan a productores populares, organizarán un "alimentazo" en la Plaza de Mayo. Anunciaron que ofrecerán alimentos a precios "competitivos", pero está claro que el mensaje, en tiempos electorales, será más amplio.

El lunes previo a las PASO, el camionero Hugo Moyano encabezará un acto en Ferro junto a las dos CTA y los gremios disidentes de la CGT. Será en rechazo a la reforma laboral o, lo que es lo mismo, a uno de los objetivos centrales del Presidente para un eventual segundo mandato.

Dos días después, el 7 de agosto, los movimientos sociales organizarán la marcha de San Cayetano, con ollas populares en todo el país y movilizaciones que convergerán frente a la Casa Rosada. La actividad se repite todos los años, pero es organizada centralmente por tres grupos que este año ubicaron candidatos en las listas del Frente de Todos.

El oficialismo tomó nota rápidamente del escenario y buscó encuadrarlo en el contexto electoral antes que en la recesión económica. La misma tarde del choque en el frigorífico de San Fernando, durante un acto en Parque Norte, apeló a sus figuras centrales -el presidente Mauricio Macri; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta- para colgarle ese episodio a la mochila del kirchnerismo. La facción agresora de aquella pelea estaba asociada a un sindicalista cercano a Cambiemos, pero el contundente mensaje logró el objetivo.

Desde entonces, Moyano, el bancario Sergio Palazzo (que mantiene una disputa con Mercado Libre) y Pablo Biró, de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, se convirtieron en los destinatarios preferidos de las críticas de Macri, sus ministros y los candidatos de Cambiemos, que los ofrecen como espejos de un pasado y un futuro kirchnerista. El Frente de Todos procura encuadrar esos reclamos para que no regresen como un búmeran electoral, pero no callarlos.