PASO 2019. Alberto Fernández: el paseo a Dylan, el tributo a Alfonsín y caos con la prensa

Alberto Fernández vuelve de pasear a su perro Dylan, en las inmediaciones del departamento de Puerto Madero donde reside. Sostiene en sus brazos un libro de lomo verde de la editorial Eudeba, titulado "Fundamentos de la República Democrática". ¿Su autor? Nada más y nada menos que el expresidente radical Raúl Alfonsín, a quien Fernández dice admirar. "Fue un regalo de Leandro [Santoro]", explica el candidato presidencial del Frente de Todos. Santoro, quien es diputado nacional por el kirchnerismo, se encuentra a su lado. Es parte del grupo de allegados y amigos que lo acompañó a pasear a su perro collie, ritual matutino impostergable.

Son las 9 de la mañana de una fría mañana de domingo electoral. Vestido con una abrigada campera negra, Fernández se muestra relajado y confiado frente a los resultados de las PASO. "Bien, bien. Estoy tranquilo, contento. Me va a ir bien", dijo a LA NACION antes de ir a votar en la mesa 68 de la UCA, donde está empadronado.

Por las calles de Puerto Madero pasan autos y camionetas. Le tocan bocina. "¡Vamos Alberto! Vamos!", le gritan desde un auto. Fernández saluda. Algunos automovilistas responden formando la tradicional "V" de la victoria con los dedos.

La economía. La polémica por Smartmatic. Los dichos de Marcos Peña sobre la posible reacción de los mercados ante el resultado electoral. A esos temas se refiere Fernández antes de votar. "Peña habla porque está nervioso. Yo estoy en veda. Hace meses que no es indiferente la economía", dijo.

"Las dudas persisten. Por eso creamos nuestro propio centro de cómputos. Necesitamos que los fiscales estén atentos, cuidando que no se tergiverse nada", agregó, con respecto al debate por el funcionamiento del software que se usará para el escrutinio provisorio.

Pasadas las 10.30, Fernández irrumpe en la playa de estacionamiento de la UCA a bordo de su Toyota Corolla gris. Lo acompaña su pareja, la periodista y actriz Fabiola Yáñez. Atrás quedó el look deportivo que usó para pasear a Dylan: ahora Fernández cambió la campera negra por una camisa blanca y un pulcro saco de traje negro.

Luego de entrar al edificio y esperar su turno para votar, Fernández saluda a las autoridades de mesa. Firma. Le entregan el sobre. Entra al cuarto oscuro. Unos pocos segundos le bastan para votar. Hay militantes que le gritan.

"Los peronistas estamos todos unidos, de eso no tenemos dudas. Después de las PASO haremos una convocatoria para empezar a arreglar los infinitos problemas que tenemos", expresó Fernández al salir de la UCA, en medio de un gran tumulto de periodistas, militantes y curiosos que se acercaban para observar al candidato presidencial.

Enojo con los periodistas

Era un caos de micrófonos, cámaras y periodistas. "Correte por favor, te pido que no me abraces con el micrófono. No puedo hablar". Ante los gritos, el candidato se enojó por el lío y dijo: "Les pido por favor que se ordenen. No puedo así".

Había más de 40 periodistas y algunos se encontraban en el suelo. "¿Quién me habla? ¿Dónde estás?", preguntó Fernández antes de mirar al suelo y responder al periodista: "Los peronistas estamos todos unidos, de eso no tenemos dudas. Después de las PASO haremos una convocatoria para empezar a arreglar los infinitos problemas que tenemos".

"¡A volver, a volver, vamos a volver!", se escucha mientras Fernández abandona el centro de votación en su auto. Antes de partir, baja la ventanilla. Sonríe. Forma con sus dedos la "V", que agita en el aire por unos segundos. Vuelve a poner el auto en marcha y se va.

De vuelta en su casa, lo espera un almuerzo con amigos al mediodía. Por la tarde se trasladará al búnker del Frente de Todos, ubicado en el centro cultural C Complejo Art Media, en la avenida Corrientes 6271.le correspondía". Y concluyó: "Espero que esas cosas no pasen más".