Mauricio Macri dijo que los próximos dos años serán “difíciles”, pero que “Juntos por el Cambio va a ayudar a que la transición sea lo más ordenada posible”

Mauricio Macri votó, como le es habitual desde hace varios años, en la escuela Número 16 “Wenceslao Posse”. Pero todo lo apacible y ordenado que habían sido las PASO fue lo opuesto hoy, apenas dos meses después.

Sus declaraciones a la prensa duraron menos de dos minutos, en un contexto caótico: el expresidente rodeado de seis agentes de seguridad privada. Y a su alrededor un racimo de micrófonos que buscó lo imposible: lograr una declaración por afuera del habitual cassette de los candidatos.

El expresidente vaticinó la llegada de una “nueva era” para la Argentina. “Estos dos años que vienen van a ser difíciles, pero Juntos por el Cambio va a actuar con mucha responsabilidad, ayudando a que la transición sea lo más ordenada posible para que se vuelva a poner el país en el rumbo correcto”, dijo.

Macri eludió las preguntas políticas más directas, aunque destacó: “Veo muy buenos candidatos en todo el país, haciendo las internas como corresponde. Y a partir del lunes estamos todos juntos en busca de la patria que queremos.”

Macri habló sin soltarle la mano a una Juliana Awada, que observaba todo sorprendida. De fondo había una veintena de mujeres que lo vivaban. Y un poco más atrás, un hombre de traje con una máscara de un chancho blanco.

“Soy candidato a diputado por el Partido por la Liberación, pero no puedo hablar por la veda. Soy la representación de todos los que se acomodan en la política argentina. Me llamo Chancho Blanco”, le dijo a LA NACION. El hombre, delgadÍsimo, también exhibió sus dotes de bailarín. A pedido de las cámaras, primero saludó. Y más tarde comenzó a danzar.

Su objetivo fue cumplido. Se paró bien cerca de la puerta de la escuela para llamar la atención de Macri. Apenas lo vio, Mauricio detuvo su marcha, le dio la mano e intercambió unas palabras. El hombre chancho quedó feliz.

A diferencia de las PASO, esta vez Macri cuadruplicó su estadía en la escuela. Entonces fue un trámite de solo tres minutos. Ahora el sufragio le demandó poco más de 12 minutos desde que pisó el primero de los 12 escalones de acceso al colegio hasta que volvió a la explanada.

El cambio de horario (las 11 contra las 9.30 de las PASO) influyó en que haya habido más conglomeración de público. Medio centenar de vecinos alentaron al expresidente a su llegada. Su nombre y apellido ocuparon el orden 29 de la mesa 6584, la primera ubicada a la derecha de la puerta de ingreso.

Son varias las elecciones que lleva Macri en este colegio. Donde siente que juega de local. Aquí, los resultados siempre suelen resultarle muy favorables al Pro. De hecho, en las PASO, Juntos por el Cambio arrasó, con un 66 por ciento de votos contra 13 del Frente de Todos, que entonces quedó tercero, por debajo Javier Milei (La Libertad Avanza).

El escenario político se calentó desde aquellas PASO del 12 de septiembre, en las que el oficialismo perdió por un amplio margen. Más allá de aquello, según la interpretación del Pro, dos hechos puntuales pueden influir favorablemente en los resultados de la elección y mantener o ampliar el margen de triunfo. El crimen del kioskero Roberto Sabo, asesinado a balazos hace una semana durante un asalto en su comercio de la localidad bonaerense de Ramos Mejía, y la posterior reacción popular, con foco en La Matanza, exigiendo justicia y seguridad, es uno.

El otro, la citación a indagatoria a Macri por el supuesto delito de espionaje ilegal a los familiares de las víctimas del ARA San Juan. En el entorno del expresidente creen que pudo haber generado un efecto boomerang para el oficialismo.

Después de ese torbellino que fue el desprolijo contacto con la prensa, Macri emprendió la retirada por el mismo lugar por el que había llegado: el estacionamiento de la iglesia de Loreto, ubicado justo enfrente de la escuela. Detrás suyo, el chancho blanco seguía bailando, feliz por haberlo saludado.

Una cuenta regresiva agitada

Fue una cuenta regresiva intensa la de Macri rumbo a la votación de hoy.

El 3 de noviembre fue criticado por tirarle el micrófono a un periodista de C5N, en su ingreso al Juzgado de Dolores (por la causa del supuesto espionaje ilegal). “No es que estoy dialogando con un periodista y le saco el micrófono. Es que, en esa nube, ese se venía directamente a mi cabeza. Ni vi de qué canal era. Fue un segundo. Lamento que haya terminado en el agua”, se defendió.

Ese mismo día, en una entrevista con LN+ elogió a Javier Milei, hoy tercera fuerza en CABA: “Me senté con él y dialogué. Coincidimos en muchas cosas. Ojalá podamos confluir en una propuesta en 2023 única, y que ellos se sientan cómodos como para participar. Las ideas que expresa Milei son las que siempre expresé yo.”

Apenas 24 horas después, Macri se involucró, junto al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la campaña de Juntos por el Cambio en Chubut y La Pampa. Allí creen que la votación será determinante para saber si el oficialismo perderá el quorum propio en el Senado.

“No hay que juntarse para tener poder e impunidad. Hay que ir al poder con una idea, una agenda, un sueño. Y que la gente lo comparta y con el corazón sobre la mesa”, advirtió Macri desde Esquel, en la cordillera chubutense.

El lunes pasado decidió responder las fuertes críticas recibidas por el presidente Alberto Fernández, que lo acusó de haber dejado “la Argentina de rodillas” por el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. “La plata del FMI, que es la plata de los demás países, la usamos para pagarles a los bancos comerciales que se querían ir de la Argentina porque tenían miedo de que volviera el kirchnerismo”, le dijo Macri al canal CNN en Español.

El jueves, último día antes de la veda, agregó en radio Mitre: “La plata, lejos de fugarse, fue a reemplazar, uno a uno, bonos de deuda que vencían y había que pagar”.