Preocupa a Chile la alianza con la Nato
Inquietud: el canciller José Miguel Insulza planteó la preocupación de su país ante la secretariía de Estadp de EE.UU.; teme que el acuerdo con la Argentina produzaca un desequilibrio en el cono sur.
El canciller chileno, José Miguel Insulza, viajó a Washington para protestar por la inminente designación de la Argentina como "aliado extra NATO" de los Estados Unidos.
Insulza se entrevistó con la secretaria de Estado, Madeleine Albright, ante quien argumentó que la nominación va a generar "un desequilibrio" de seguridad en el cono sur.
El canciller Guido Di Tella no quiso formular declaraciones, pero esta noche parte rumbo a Washington para encontrarse mañana con Albright, ante quien intentará contrarrestar la ofensiva chilena.
Durante una conferencia de prensa, Albright afirmó que la designación "es un reconocimiento simbólico" a las políticas adoptadas por la Argentina en los últimos años.
La secretaria de Estado dijo que la Argentina no tendrá un acceso preferencial a la compra de armamentos si es distinguida con la categoría "aliado extra NATO", lo que la administración Clinton podría anunciar la semana próxima.
Pero la explicación de Albright no dejó conforme al canciller chileno. "Los gestos simbólicos pueden crear temores", replicó Insulza.
Aliados extra NATO de los Estados Unidos en el mundo son Israel, Egipto, Corea del Sur, Jordania, Australia y Nueva Zelanda.
En la mayoría de los casos son países ubicados en regiones muy sensibles para los intereses norteamericanos, y fueron elegidos por razones estratégicas. El argumento de Insulza es que en América del Sur no hay ninguna amenaza a la estabilidad o al equilibrio que justifique la decisión de los Estados Unidos.
La Argentina sería el próximo aliado extra-NATO de EE.UU.
La secretaria de Estado adelantó ayer que Clinton concretará su ofrecimiento
Luego de varios meses de indefinición, el presidente Bill Clinton resolvió designar a la Argentina como "aliado extra-NATO" de los Estados Unidos, tal como se lo había prometido al presidente Carlos Menem.
En la Casa Blanca no hicieron ningún anuncio oficial, pero la suerte que corrió la petición de Menem se desprende de las declaraciones que ayer formuló la secretaria de Estado,Madeleine Albright.
"Queremos materializar nuestro reconocimiento a la Argentina", afirmó Albright tras recibir al canciller chileno, José Miguel Insulza, quien viajó a Washington para quejarse, porque considera equivocada la decisión de Clinton.
Según Insulza, la designación de la Argentina va a provocar un "desequilibrio" en América latina, porque Estados Unidos distinguirá a un país por sobre los demás.
La previsible reacción de Chile fue uno de los elementos que tuvieron en cuenta quienes en el Departamento de Estado lucharon para que no saliera la designación de la Argentina.
Ellos decían que el gesto hacia la Argentina podía ser (mal)interpretado como una intención de los Estados Unidos de militarizar una región en la que no tiene ningún aliado "extra- NATO".
Finalmente, Clinton se inclinó por cumplir con la palabra empeñada ante Menem en diciembre último, durante una visita a los Estados Unidos.
El tema fue analizado por el National Security Council, el consejo asesor de Clinton en materia de seguridad, el Pentágono y el Departamento de Estado.
La designación, una vez formalizada -cosa que podría suceder la semana próxima-, pasará al Congreso norteamericano, que tiene 30 días para rechazarla. El silencio se interpreta como una ratificación.
Calmar al vecino
El canciller Guido Di Tella quiso evitar la reacción de los vecinos.Informó a su colega del Brasil, Luiz Felipe Lampreia, quien le garantizó que no haría ninguna gestión para frustrar las aspiraciones argentinas.
Di Tella también conversó con Insulza, durante la reciente visita oficial de Menem a Santiago de Chile, hace una semana.
Pero el canciller chileno fue más permeable a la presión interna que las explicaciones de Di Tella.
Según algunos dirigentes políticos chilenos, el gobierno argentino adoptó una política contradictoria: promovió un ejercicio conjunto de los ejércitos y al mismo tiempo negoció con los Estados Unidos para sacar una suerte de "ventaja".
Di Tella partirá esta noche rumbo a Washington, para entrevistarse -él también- con Albright y prevenir la posibilidad de una marcha atrás de la administración Clinton.
Importantes funcionarios del Ministerio de Defensa y de la Cancillería consultados ayer por La Nación eludieron las definiciones.
Di Tella evitó responderle a Insulza, porque una confrontación pública dañaría las relaciones bilaterales conChile.El canciller tampoco quiere dar por sentada una designación que aún puede fracasar, sobre todo si la polémica aumenta.
Una distinción simbólica
"Es básicamente una categoría que reconoce simbólicamente la relación de un país con los Estados Unidos", explicó ayer Albright para calmar al canciller chileno.
La secretaria de Estado afirmó que Estados Unidos quiere distinguir a la Argentina, entre otras cosas, por su activa participación en los cuerpos de paz de las Naciones Unidas.
Aclaró, además, que la categoría "aliado extra-NATO" no tiene implicancias en términos de transferencia de tecnología o de armas sofisticadas.
Si el gobierno argentino logra su cometido, los militares tendrían acceso a material de descarte del Pentágono, prioridad en la compra de repuestos e intercambios de investigación científica.Por otra parte, empresas locales quedarían habilitadas para participar en ciertas licitaciones del Departamento de Estado.
En definitiva, para Menem tiene más valor "premio" a las "relaciones carnales" que beneficios concretos.