Sin acuerdo: Brasil y Uruguay insisten con la baja de aranceles y la flexibilización del Mercosur
A días de una nueva reunión de cancilleres, Bolsonaro y Lacalle Pou mantienen disidencias con Argentina, que propone una baja parcial de impuestos y rechaza autorizar acuerdos unilaterales
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Luego de las reuniones y fotos con líderes europeos y el papa Francisco en el Viejo Continente, el presidente Alberto Fernández regresó a la siempre apremiante coyuntura local. Y, junto a la multitud de demandas que debió afrontar, con eje principal en la batalla contra el coronavirus, el Presidente y su canciller Felipe Solá constataron que los problemas con sus vecinos del Mercosur siguen allí, intactos, a la espera de una negociación que hoy aparece complicada y difícil de resolver.
A dos semanas de una nueva reunión de cancilleres y ministros de Economía, prevista para el 8 de junio en Buenos Aires, Brasil y Uruguay siguen sosteniendo reclamos que los alejan de la postura argentina, que sostendrá hasta mitad de año la presidencia pro tempore del bloque común. El rechazo, en reuniones técnicas, del gobierno de Jair Bolsonaro a la propuesta argentina de baja parcial del Arancel Externo Común (AEC), y la insistencia de la administración de Luis Lacalle Pou con la “flexibilización” del Mercosur y la posibilidad de avanzar con acuerdos bilaterales con otros países, que motivó una disidencia pública con Fernández, son hoy por hoy los principales “ruidos” en el seno del bloque regional. Diferencias de criterio con raíces ideológicas que complican el escenario de “profundización” del proyecto de unidad, a 30 años de su creación.
Sin reunión presencial a la vista entre sus presidentes, y tal como ocurriera en la última reunión de ministros a fines de abril, Argentina y Brasil siguen chocando por los aranceles a productos extra-Mercosur. Según fuentes de Cancillería, Brasil rechazó la propuesta argentina de reducción a 0 del arancel para 2983 productos, la mayoría relacionados con insumos industriales, e insiste con reducir un 10 por ciento todos los aranceles ahora y otro 10 por ciento el año próximo.
“Podemos bajar algunos productos más, pero no en rubros clave como autos, textiles o juguetes”, contestaron desde el edificio de la calle Arenales, y desde el Gobierno calificaron de “intransigente” la postura del ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, partidario de la apertura económica desde su concepción liberal. “Una cosa es la línea tradicional de Itamaraty que tiene al Mercosur como una apuesta estratégica, y otra cosa es la postura más ideológica del presidente Bolsonaro y su ministro de Economía”, contestó otra fuente oficial.
El fuego cruzado parece no detenerse. Mientras el presidente de Brasil reitera que en la Argentina “la gente hizo una elección equivocada” al llevar al poder al Frente de Todos, el embajador argentino Daniel Scioli se encontraba, por separado, con Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, quienes afinan una alianza electoral para los comicios del año que viene. “La ronda de reuniones que Scioli tuvo con Lula, Cardoso y muchos empresarios de Brasil es para defender la propuesta racional argentina”, contestaron desde la sede diplomática argentina en Brasilia. La demora del Senado de Brasil en aprobar la incorporación de Bolivia al Mercosur es otro de los puntos que alimenta la desconfianza con el principal socio comercial del país.
Flexibilización en disputa
Aliado de Brasil en la pelea por la baja de los aranceles, Uruguay sostiene con fuerza la necesidad de “liberar” a cada país para que negocie por separado acuerdos con terceras naciones, autorización a la que Argentina se niega con el apoyo de Paraguay. “Todos queremos fortalecer el Mercosur, y si salimos de posturas ideologizadas hay margen de maniobra”, sostiene una fuente de la diplomacia uruguaya que encabeza el canciller Francisco Bustillo. Se refiere a la posibilidad de autorizar a Uruguay a negociar “acuerdos parciales, no necesariamente un tratado de libre comercio”, con otros países. “Igual al que tiene Paraguay con Taiwán”, puntualizan con tono irónico al otro lado del río de La Plata, desde donde también se escuchan reparos por el reciente cierre de exportaciones de carne vacuna por treinta días, decidido por el Gobierno para “proteger” el abastecimiento local y que bajen los precios.
“La propuesta de Uruguay es disruptiva y va en contra de los objetivos de creación del Mercosur”, contestaron desde el Gobierno, aunque dejaron una hendija abierta con la posibilidad de que Uruguay “presente un proyecto puntual”, al estilo del acercamiento con Vietnam, “para analizarlo entre los cuatro socios”.
Con la posibilidad latente de una nueva discusión, como la invitación de Fernández a Uruguay para que “abandone el barco” si consideraba que “la carga es demasiado pesada” para sus socios, en las cancillerías apuestan a las reuniones técnicas restantes para limar asperezas. “La solución es, en última instancia, política”, afirman desde el Gobierno, aunque una reunión de acercamiento entre Bolsonaro, Lacalle Pou y el Presidente no aparece en el horizonte cercano.