Todas las formas de hacer fraude, y evitarlas

¿Cuántos tipos de fraude existen? Tanto como lo permita la imaginación. Según expertos, el sistema de votación por boletas que rige en gran parte del país, calificado de "vetusto" por la oposición, es vulnerable antes, durante y después del proceso electoral. En diálogo con LA NACION, el coordinador nacional de la red Ser Fiscal, Claudio Bargach, esbozó una serie de delitos electorales que, organizados y en suma, pueden modificar el resultado de las elecciones y que son los mismos que se detallan a los voluntarios que se capacitan para ser fiscales.

El proceso para favorecer a un partido puede iniciarse desde el momento en el que llegan las urnas a las escuelas. Al llegar abiertas, deben sellarse delante de todas las autoridades de cada mesa para que verifiquen que no tengan boletas dentro. Ése no es el único punto por tener en cuenta antes de que se abran las puertas para que vote la ciudadanía: puede aparecer una persona no autorizada para ejercer la presidencia de la mesa; el cuarto oscuro, que debe tener un solo punto de acceso, puede no estar correctamente sellado; pueden haber llegado boletas falsas, aunque las haya entregado el mismo Correo, y el padrón puede tener nombres agregados manualmente, lo que es ilegal.

Asimismo, si el presidente de mesa está ausente y un oficial de Gendarmería eligió al primer votante de la fila para ocupar su lugar, debe confirmarse que éste no esté afiliado a ningún espacio político. "Suele ocurrir en el conurbano bonaerense que le pagan al presidente de mesa y le dan un certificado médico para justificar su ausencia y tienen a un aliado en el primer lugar de la fila de votantes", señaló Bargach.

Se abren las puertas, los votantes entran a las escuelas, hacen la cola, sufragan y se van. O puede no ser tan así. Es durante esa etapa de la jornada electoral que se registran los delitos electorales más frecuentes, como el robo de boletas, la sustitución de identidades, la desaparición de urnas -quizá la quema, como ocurrió en Tucumán- o la coacción a los votantes. También existe el voto cadena, mecanismo por el cual un puntero político le entrega al votante un sobre ya cerrado con una boleta dentro y le paga para depositarlo en la urna en lugar del sobre vacío que le dan en la mesa, que debe entregárselo al puntero como comprobante.

Ni hablar cuando los votantes jóvenes se presentan con libretas de enrolamiento y personas mayores concurren con números de DNI mayores a 40 millones.

Y que no se corte la luz. En ese caso, sostuvo Bargach, "hay que aferrarse a las urnas" de la misma manera que tiene que hacer el presidente de mesa si necesita ir al baño y no tiene suplentes. Se lleva la urna con él y los fiscales supervisan. "Hubo casos en los que se llevan la urna y vuelve llena de votos", dijo el miembro de Ser Fiscal.

El momento del escrutinio

Se hacen las 18, se espera que terminen de votar las personas que sigan dentro de las escuelas, comienza el conteo y se confeccionan los telegramas para enviarlos al centro de carga de datos. ¿Qué puede salir mal? Se pueden contar los votos anulados como válidos para un partido determinado -se aconseja dejar la documentación no válida a un costado-, gente que no es autoridad de mesa puede intentar manipular los sobres, se pueden cargar más votos que votantes o, como último paso antes de terminar el trabajo en las escuelas, se pueden falsificar los datos de los telegramas.

Entre los momentos en los que hay que "poner la lupa", según Bargach, también está el traslado del material al Correo, pues existe el riesgo de que se cambie la documentación mientras se transporta, y una eventual caída del sistema mientras se cargan los datos.

Con estos antecedentes y con las iniciativas de los últimos días para impulsar una reforma electoral, el que hoy está "bajo la lupa" es el propio sistema de votación.

Por Alan Soria Guadalupe

• Elecciones 2015

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