
Tragedia en Bahía Blanca: Federico Susbielles, un intendente marcado por las desgracias y los vaivenes políticos
Se inició en la política junto con Carrió, y después se acercó al kirchnerismo; desde que asumió sufrió un tornado, una tormenta de granizo y la pérdida del proyecto de la planta de gas licuado; su pasado como jugador y dirigente de básquet
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BAHÍA BLANCA.- Coinciden varios vecinos, entre ellos dirigentes de largo recorrido en la política, que casi no le recuerdan sonrisas a Federico Susbielles desde que asumió el cargo de intendente del Partido de Bahía Blanca. Menos de una semana llevaba en la función cuando una suerte de tornado destrozó gran parte de la ciudad, entre ellos un estadio de básquet, y provocó 13 muertos. Desde entonces un camino de espinas, nunca tan dolorosas como este temporal de lluvia que dejó a gran parte del distrito bajo el agua y acumula a la fecha 16 muertes y casi un centenar de personas desaparecidas.
Poco más de 15 meses de gestión marcados por la tragedia, cuando no por algunos buenos malos tragos, como la disputa perdida por una millonaria inversión de una planta de gas licuado que tenía a estas tierras como destino favorito y a último momento optó -al menos en la decisión porque en los hechos nada avanzó- por la vecina ciudad de Viedma. Y una tormenta de granizo, una más, que hace poco más de un mes dejó su huella en carrocería y cristales de vehículos, techos de casas y vidrieras de comercios.
Así que lidiar con las desgracias ha sido el signo de este primer cuarto y pizca de mandato transcurrido para este exalero de básquet de casi 1,95 metros de altura que con la misma garra que lo caracterizaba para disputar la pelota cuerpo a cuerpo y a puro roce, abajo del aro, la peleó en este sinuoso camino por la política que eligió transitar cuando, hace algo más de dos décadas, se decidió a dejar la práctica profesional de su deporte favorito.
Y por cierto que no le fue nada fácil. Tres derrotas sufrió hasta que, recién en octubre de 2023, consiguió por fin llegar a ser intendente de Bahía Blanca. En tierras poco afines al peronismo , casi como Mar del Plata, aprovechó la oportunidad que generó la división de fuerzas entre el Pro, radicales y libertarios y se impuso con apenas 36,8% de los votos. Sus vencidos, juntos, hubieran sumado casi 57%.
Así como en su carrera como basquetbolista pasó por más de una decena de equipos en 20 años, para llegar a este objetivo tan soñado tuvo que cambiar camisetas. Saltó desde aquel extremo que a principios de este siglo fue la Coalición Cívica –ARI que impulsaba una Elisa Carrió combativa del kirchnerismo a consolidarse como referente del justicialismo bahiense. Sin abrazarse pero sí con un guiño de La Cámpora y su líder en la provincia, Máximo Kirchner.
En 2003 encabezó la lista desde su militancia original en Coalición Cívica en procura de gobernar Bahía Blanca, pero cayó derrotado. Y un año después aceptó la oferta que se le hizo, bajo gestión del justicialismo, de administrar la sede local del PAMI, donde a nivel nacional andaba por entonces otra “exlilita”, Graciela Ocaña. Fue un viaje de ida hacia un espacio que a partir de allí le reconoció su seriedad en el manejo, su personalidad reconocida en la ciudad y también sus buenos vínculos con opositores.

El segundo intento por la intendencia fue en 2007, y otra vez las urnas le dieron la espalda, esta vez ya como parte del Partido de la Victoria. “Encontró un hueco entre dos liderazgos locales que le resultó funcional para La Cámpora”, cuenta un exlegislador que lo conoció en los tiempos en que, más adelante, Susbielles fue senador provincial. Lo ubica por fuera de militancia justicialista bahiense que entonces se repartía entre Marcelo Feliú e Iván Budassi como referentes.
“No es un hombre de La Cámpora y en algún momento incluso estaba mucho más cerca del grupo que tenía como referente a Martín Insaurralde”, lo pinta y busca definirlo otro exlegislador. “No es fácil encuadrarlo”, reconoce. “Cuando rompe con el ARI arma una organización militante que se llamó La Güemes y que se funde con Unidos y Organizados, que es cuando toma contacto y se acerca con La Cámpora”, apunta otro que le siguió sus pasos y huellas. “Tiene buena onda con ellos, pero nunca les fue orgánico”, aclara.
De todos modos aquí se señala la intervención directa de Máximo Kirchner para elegir a Susbielles para un período como presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca y luego, con buen olfato, ponerlo a competir por cuarta vez en procura de ser intendente. Aun cuando cuatro años antes, y desde el Frente de Todos, había sumado su tercera derrota consecutiva.
En ese camino combinó política con básquet, ya no como jugador sino como cuadro dirigencial. Fue presidente del Club Atlético Pacífico, donde había jugado su último partido, y desde ese ámbito resultó la figura elegida por el gobierno nacional para intervenir la Confederación Argentina de Básquet, en 2014, luego de un escándalo por irregularidades y desmanejos. Poco después fue presidente de la institución por voto unánime y durante cuatro años.
Como le tocó el 16 de diciembre de 2023, seis días después de asumir el cargo, hoy convive otra vez con el drama y la tragedia de sus vecinos. Y como en aquellos días, ahora en menos de 24 horas anduvo como anfitrión a la par de Axel Kicillof, primero, y de Javier Milei, en estas últimas horas.
Susbielles se mantiene lejos de las tensiones recurrentes entre el gobernador y el Presidente. Lo supo hacer a mediados del año pasado, cuando YPF y Petronas evaluaban entre Bahía Blanca y Viedma para su megaproyecto de una nueva planta de gas licuado. Le atribuyen un neologismo: “hacer bahiensismo”. Refiere a defender el distrito, más allá de las diferencias. Por eso en aquel primer semestre del año pasado reunió a todo el arco político para luchar juntos para que llegue esa inversión. No le alcanzó.
Fue un traspié en medio de otros dos hitos que también reclaman unidad: el tornado y la inundación. El de Susbielles al frente del municipio, quiso el destino y por sobre todo la naturaleza, que haya sido un recorrido entre una calamidad y una catástrofe. Una fuente que lo conoce bien en lo personal y entiende que como funcionario es ajeno a lo que le ha tocado vivir a esta ciudad, le reconoce la templanza ante escenarios que no dejan margen de maniobra. Y lo define: “Más que intendente ha sido, por las circunstancias, el director casi permanente de un comité de crisis”.

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