Victoria Bereziuk, la secretaria que conocía todos los secretos
La ex colaboradora de Claudio Uberti participaba de los contactos con el chavismo
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Victoria Bereziuk es la mujer que más secretos conoce de la relación entre el kirchnerismo y el gobierno venezolano de Hugo Chávez. Como ex secretaria de Claudio Uberti, llevaba el día de la agenda pública y personal del director del Occovi y, si su jefe no podía, conversaba ella misma, algunas veces, con el propio líder bolivariano o con el presidente de la petrolera Pdvsa, Rafael Ramírez. Tenía trato frecuente y amistoso, casi, con las secretarias privadas de los popes venezolanos.
Quienes trabajaron muy cerca de ella, según pudo constatar LA NACION, observaron que Bereziuk, licenciada en relaciones internacionales en la UADE, con 29 años, llegó a transformarse en una pieza clave en la línea directa de Uberti con Caracas. Tenía manejo en cuestiones delicadas.
Pese a dirigir el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Uberti tenía como misión paralela, aunque principal, aceitar los negocios energéticos, comerciales y financieros con el régimen chavista. Uberti los gestaba y los cerraba. Algunos incluso aseguran que, pese a haber renunciado al cargo, sigue operando en las sombras.
Según fuentes judiciales, Bereziuk no sólo reveló en su testimonio que Antonini Wilson estuvo en la Casa Rosada con Chávez, dos días después de intentar ingresar en la Argentina con una valija llena de dólares, sino que ella lo había visto "en muchas otras oportunidades" y en un restaurante de categoría de San Isidro esa misma noche del lunes 6 de agosto.
La fiscalía no reveló detalles de esto último, porque pertenece al secreto del sumario. Pero ex compañeros de Bereziuk recuerdan que la secretaria vistosa, exuberante y verborrágica, solía imitar todos los rasgos compulsivos de su ex jefe, entre los cuales sobresalía la tendencia al consumo de prendas, accesorios y perfumes de marcas de alta gama, pese a que su sueldo rondaba los 6000 pesos mensuales.
No llegó a trabar buena relación con sus compañeras de oficina, a quienes casi ni saludaba: su meteórico ascenso profesional y su aire avasallante le habían creado recelos.
Algunos ex compañeros señalan que ella hacía y deshacía, ordenaba y mandaba, como si fuera Uberti.
Porteña de nacimiento, la secretaria privada había llegado al Occovi en 2002, en la gestión de Carlos Hidalgo, antecesor de Uberti. Pero Bereziuk, ex novia del hijo de Hidalgo, se ganó rápidamente un lugar clave en la oficina de Uberti.
Reubicada
Algunas versiones indicaron que Bereziuk, tras renunciar con Uberti en agosto último por el escándalo de la valija, había sido reubicada dentro del Ministerio de Planificación, que dirige Julio De Vido. Más precisamente, en la Subsecretaría de Coordinación y Control de Gestión, que comanda Roberto Baratta. Pero ello fue negado ayer a LA NACION en la oficina de prensa del ministerio, en la subsecretaría y en la propia casa de la ex secretaria.
Se recuerda en los pasillos del Occovi que Bereziuk solía recibir llamadas de importantes empresarios relacionados con el sector y gestionaba personalmente sus reuniones y el contenido de las tratativas con Uberti. Es por ello por lo que se había granjeado también, como buena intermediaria y anfitriona, la confianza de muchos ejecutivos, que le hacían regalos.
Tanta era la confianza que Uberti depositaba en "Vicky", que le llegó a encomendar el manejo de diversas cuestiones operativas y hasta económicas de la oficina, un despacho por el cual ella misma comentaba entre sus compañeras que circulaban muchos recursos.
"Era la sombra de Uberti, y éste le confiaba incluso trámites personales, como gestionar pagos personales o regalos para familiares", comentó un funcionario de aquella área a LA NACION. Tal cercanía también le había permitido contar con un automóvil y un chofer particular, o sea, para ella sola. Uberti se manejaba con otro vehículo. Le gustaban las marcas caras, sobre todo para vestir: sus compañeras le reconocían buen gusto.
No siempre trabajaba para Uberti, claro. A veces, cuando lo ameritaba, colaboraba con De Vido en algunas tareas. Por ejemplo, cuando llegaba Chávez, Bereziuk se encargaba de organizar todas las recepciones y de garantizar al visitante bolivariano las mejores comodidades. No era cuestión de defraudar al socio bolivariano.
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