La VI Conferencia Internacional reunió a arquitectos y profesionales del sector, donde se expuso en la disertación acerca de los últimos modelos de edificios, que se construyeron en todo el mundo
Profesionales de distintas partes del mundo se reunieron para compartir sus conocimientos y experiencias en la Buildgreen Argentina, la VI Conferencia Internacional organizada por la Argentina Green Building Council (AGBC), en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Con palabras de apertura de los presidentes de ambas entidades, Eduardo Spósito por la AGBC y Héctor Masoero por la UADE, se inició la jornada con distintas actividades: el Buildgreen Education Day y Conferencias Plenarias, ambas para todo el público, dadas por importantes referentes internacionales en el tema de la sustentabilidad y un workshop exclusivo para proveedores, además de la exposición de proyectos verdes. Abriendo sus puertas a este encuentro, la Universidad destacó la importancia de la temática, ya que su flamante departamento de arquitectura espera la aprobación del plan de estudios para comenzar a dictar la carrera e identifica la sustentabilidad como un concepto importante para la formación de los futuros profesionales.
Spósito comentó: "La conferencia busca ser un ámbito de resonancia de experiencias y mejores prácticas tanto locales como mundiales en la gestión sustentable. Los participantes tendrán la oportunidad de conocer a invitados extranjeros que compartirán sus experiencias, escucharán reflexionar a panelistas sobre los desafíos a los que se enfrentan los habitantes de las ciudades para vivir en forma más sustentable y reunirse con empresas proveedoras comprometidas con la sustentabilidad que buscan compartir sus emprendimientos".
Distintos desarrollos fueron expuestos por los arquitectos Carlos Ott y Ponce de León, ambos de Uruguay; los Arditti, de México, y Leturia, de Chile, entre otros. Mientras Sean Gallagher mostró una nueva tendencia llamada agritectura, Lamberto Grinover, director senior de propiedades de Tishman Spyer, Brasil, trató el tema de la operación y el mantenimiento de edificios sustentables, ya que representan un 76% del costo aproximado del ciclo de vida de un edificio. Se destacó también la importancia de la sustentabilidad como herramienta educativa para la formación de los nuevos profesionales que puedan responder a las necesidades actuales de sustentabilidad.
El tema educativo fue desarrollado por el arquitecto Martín Cruchaga, decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Construcción de la Universidad Mayor de Chile. Planteó que la eficiencia energética debe ser parte fundamental de la enseñanza, destacando que la labor de los arquitectos no se debe focalizar sólo en los edificios. Subrayó la importancia de un plan de estudios que contemple desde el principio los criterios sustentables y el diseño bioclimático, a fortalecer competencias y fomentar prácticas profesionales en el extranjero.
Entre los proyectos se destacaron el Siruseri Campus en la India, de 600.000 m2, y el edificio Celebra de Uruguay, de 14.000 m2, ambos desarrollos del estudio Carlos Ott Architects, y premiados como el mejor edificio de oficinas del mundo por el International Property Awards & Bloomberg.
Sobre estas dos obras, Ott opinó: "El diseño arquitectónico se hizo en Uruguay para los dos proyectos; los trabajamos con ingenierías de Uruguay, América latina, el resto del mundo y también usando productos que se construyeron alguna vez en América, detalles de Europa, con trabajos en Asia e instalaciones en la India y Uruguay en cada caso".
El tema de los proyectos en Uruguay es importante en el momento del planteo de un desarrollo sustentable en ese país y lleva, en ocasiones, a la apelación del ingenio.
"Nuestros proyectos son muy limitados y eso nos obliga a traer importación. Tratamos de mantener al máximo posible el uso de materiales de origen nacional. Estamos haciendo paneles solares, arquitectura verde; por ejemplo, pisos verdes donde un automóvil puede pasar, pero al mismo tiempo crecer el pasto. No tanto high tech, sino low tech", agregó Ott.
Spósito destacó: "No es necesario certificar LEED las obras para construir en forma sustentable. Sólo hay que diseñarlas de tal manera que su etapa de construcción y operación requieran de la menor cantidad de recursos renovables y funcionen en forma eficiente. Tener una certificación LEED no es el tema, ya que obtenerlo es el resultado de un proceso y no un objetivo en sí mismo. Lo importante es saber que los proyectos que cumplen con lo que el US Green Building Council (Usgbc) requiere para certificar un proyecto LEED hace que ese proyecto sea mejor y que la gente que lo habita viva en mejores condiciones".
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La agritectura es una estrategia en la que se unen la agricultura y la arquitectura. Esta técnica fue utilizada por Diller Scofidio + Renfro Architects junto a los paisajistas James Corner Field Operations y el diseñador Piet Oudolf para el parque High Line, que con sus 2,3 kilómetros recorre el lado oeste de Manhattan, en lo que era una línea de ferrocarril abandonada.
"Representa una nueva definición de sustentabilidad, donde una estructura abandonada es transformada para el uso urbano. El diseño busca preservar el paisaje natural que quedó intrínsecamente ligado a la estructura construida por el hombre. Desarrollamos una solución que fusiona el paisaje con las estructuras edilicias, los senderos y las vías férreas. Toda la superficie del parque High Line fue digitalizada en unidades separadas de pavimento y vegetación, facilitando la formación de gradientes de 100% de pavimento a 100% de vegetación en toda la extensión del parque High Line", explicó Sean Gallagher, adjunto de arquitectura, planeamiento y preservación en Columbia University &Asociado de Diller Scofidio + Renfro Architects.
Los resultados positivos son importantes. Por un lado, este parque público es visitado, aproximadamente, por cinco millones de personas al año; por el otro origina 4 billones de dólares de inversión en Real Estate en propiedades adyacentes; producirá cerca de 900 millones de dólares de ingresos para la ciudad de Nueva York en los próximos 30 años y también impulsa cientos de nuevos empleos. "Distintas ciudades del mundo están estudiando lo que muchos llaman Efecto High Line, donde la infraestructura abandonada es transformada en una oportunidad para incrementar la calidad de vida. Se ha convertido en un modelo para las ciudades que invierten en volver a apropiarse de ferrocarriles, autopistas, acueductos, estaciones subterráneas, túneles de subte, entre otras infraestructuras urbanas abandonadas", concluyó Gallagher.
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