
Los locales de comida rápida se reinventan en versiones gourmet; la arquitectura acompaña desde el diseño; la estética urbana se mezcla con ambientaciones originales; los casos
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En el podio de la comida rápida y en pleno boom, las hamburgueserías trabajan para encontrar un estilo original. El reconocido ambientador y production designer Horacio Gallo sabe que los espacios son claves a la hora de potenciar la experiencia gastronómica. Su tarea a cargo de la identidad corporativa y diseño de Williamsburg, en Palermo, parece haber hallado la fórmula de equilibrio entre estética y funcionalidad. “Es muy importante entender el funcionamiento del local. Mi trabajo se da en diálogo fluido con el operador, escuchando lo que necesita para responder a las necesidades desde el espacio. La circulación es muy importante, así como la cantidad de mesas, manteniendo una sensación de aire entre ellas, pero además está bueno que cada lugar genere su estilo”, afirma.
En el caso de Williamsburg, Gallo se inspiró en el midwest americano y el espíritu de las road movies para crear un ambiente que de aventura rutera. El resultado es un mix entre la estética de una hamburguesería que podría estar en plena carretera de Albuquerque , una pequeña ciudad desértica de Nueva México que sirve de escenario a la famosa serie “Breaking Bad”, con altas dosis de diseño contemporáneo y glam. Los materiales elegidos –piso de goma, madera en una pared y acero y aluminio con el estilo de las casas rodantes plateadas tipo airstream en la otra– suman a la atomósfera.
El gran reto que presentó el lugar según el diseñador, es que se trataba de un espacio alto y angosto, por lo que el trabajo con la iluminación ayudó mucho a la espacialidad. El extremo cuidado de las terminaciones y revestimientos que van de techo a piso son algunos de los secretos que graban un sello de calidad y potencian la imagen. En el cuidado de los detalles está la magia, dice Gallo.
La estética industrial urbana pisa fuerte en los locales de fast food. En pleno microcentro, en la torre Bellini, Deltoro apuesta por un ambiente descontracturado que se percibe a primera vista desde de su entrada vidriada con marcos de hierro negro. Christian Cid, del estudio Bongo, a cargo de la ambientación del local señala que el estudio trabajó a partir de la fuerza que propone el nombre. La paleta de colores combina la solidez y sofisticación del negro, la simplicidad del blanco y un toque apasionado de rojo.
Los materiales seleccionados para el armado aportaron claves para el diseño. Piso de cemento alisado, estructuras de hormigón, mobiliario de madera, azulejos, un jardín vertical en el lateral derecho de la entrada, y al fondo un imponente paredón que simula un conteiner donde se ubica la cocina son algunos de los higlights que aportan a la ambientación una naturalidad rústica y a la vez delicada. El arte urbano dice presente a través de una decoración con ilustraciones pintadas directamente sobre las paredes, combinando figuras humanas y animales.
“Cuando estás ante un boom de locales de un mismo rubro es muy importante saber quién sos vos en ese mundo. El desafío principal es lograr diferenciarse y ofrecerle al cliente un producto noble y homogéneo desde todos los puntos del desarrollo del local: la ubicación, el producto, la estética y el servicio”, afirma Cid, para quien es fundamental analizar la ubicación y el segmento al que apunta el local. En este sentido, plantea que el sitio donde se instaló Deltoro fue una muy buena decisión de la marca comandada por Pedro Bello Arias, que desde la apertura de su primera sucursal siempre pensó en su capacidad de expansión.
La cadena de hamburgueserías Mi Barrio, con locales en diferentes zonas de Buenos Aires y en Mendoza, apuesta a integrar la ciudad con la propuesta gastronómica. Tiene una variedad de hamburguesa característica de cada barrio en el que está presente, y da un paso más para dejar entrar el espíritu urbano en sus espacios. La ambientación incluye dibujos street art, luces estilo vintage, pizarras donde se puede ver la carta y materiales como hierro y madera, que cobran protagonismo en el mobiliario. “La estética de los locales busca captar la identidad de los barrios porteños incorporando algo específico de cada zona de la ciudad” dice David Esteves, uno de los socios a cargo de la cadena. La ambientación minimalista, dice, acompaña la tendencia internacional de las nuevas hamburgueserías. La paleta de colores en la gama del blanco, negro y gris es un gran aliado a la hora de generar locales replicables y subrayar el foco en el producto.
Las distintas propuestas de seating y consumo se imponen en los locales de comida rápida. Mi Barrio combina mesas altas, bajas, barras y espacios para compartir mesa. El usuario elige su propia aventura, y los locales están preparados para recibir desde familias que optan desde almorzar con chicos hasta hacerlo en grupos de amigos, o parejas.


