La propuesta comercial de los aeropuertos de Buenos Aires está migrando. La estrategia es apostar a un modelo low cost. En otras palabras, lograr que comer antes del despegue no se convierta en un gasto desmesurado, incluso por encima de lo que cobran las mismas cadenas en los locales que tienen en la ciudad de Buenos Aires.
Desde hace un año y medio, Aeropuertos Argentina 2000 decidió cambiar y mejorar su propuesta gastronómica. Acorde a los nuevos tiempos, y apostando a una industria del turismo en pleno crecimiento mejora sus instalaciones. La empresa modificó, renovó y amplió los locales tanto del Aeroparque Jorge Newbery, como los de Ezeiza. Según datos del Gobierno, la estimación es que, en los próximos dos años aumentarán 44 por ciento los pasajeros en avión: se sumarán 12.100.000 de pasajeros. La estimación es que 8.300.00 serán de cabotaje, 64 por ciento más que los últimos años y 3.800.000 internacionales. En este caso, el crecimiento es de 26 por ciento. Ramiro Alem, cofundador de inverTur, el foro local que busca ubicar al turismo como un sector económico estratégico para la captación de inversiones a largo plazo en la economía real da más datos: el turismo contribuye 3,7 por ciento al PBI en forma directa, genera 5,4 por ciento del empleo y mueve $165.000 millones en consumo interno (95 por ciento se da en las economías regionales y sólo el 5 por ciento en Buenos Aires sumando la Capital Federal con la Provincia). Tal es la confianza que el referente tiene en el potencial de la industria turística que planea un nuevo foro: se realizará el 12 de junio en un hotel céntrico.
"El concepto antiguo de que antes viajaba sólo una clase económica o social quedó en el pasado. El público de los últimos años fue cambiando y este es un fenómeno que se está dando en el mundo impulsado por tarifas aéreas más bajas", relata Daniel Ketchibachian, gerente general del Aeropuerto de Ezeiza. De hecho para profundizar sobre las necesidades y exigencias de la nueva demanda, la empresa realizó una encuesta en 2017 que reveló que los pasajeros pedían una evolución en la propuesta gastronómica de los aeropuertos. El público no sólo demandaba más variedad sino también mejores precios. "Había un fuerte reclamo, la gente se quejaba de los valores de venta. Incluso muchos de los entrevistados reconocían que no querían consumir en el aeropuerto o lo resolvían comiendo en sus casas antes de viajar", explica Ketchibachian. El problema partía de una oferta con " mucha marca blanca". Es decir, conceptos como "Fly Café" o "Aero hamburguesa", propuestas que no tenían un parámetro de precios. "Entendíamos que necesitábamos ampliar la oferta con cadenas nacionales o internacionales para ofrecer precios más competitivos", relata el ejecutivo.
El plan que arrancó a mediados de 2017 culminará en junio de este año. La propuesta se aggiorno con marcas nacionales e internacionales reconocidas. "Ahora las firmas que están presentes tienen el mismo precio que manejan en sus otras sucursales de la ciudad. Está claro que no pueden ser más caras por estar en un aeropuerto y aprovecharse de los consumidores", agrega Ketchibachian.
Un dato a tener en cuenta para tomar dimensión del negocio es el flujo de pasajeros que reciben las dos terminales áreas más importantes del país. Por Ezeiza, durante 2018, pasaron 10.299.518 pasajeros, y en los primeros tres meses de este año desfilaron otros 2.938.857 . Mientras que en Aeroparque la cifra de viajantes llegó a los 13.474.015 en 2018 y 3.471.561 durante enero, febrero y marzo de 2019.
A la hora de hablar de números, alrededor de $350 millones fue el monto que se destinó a la reconversión de ambas terminales aéreas. Hay que tener en cuenta que las marcas cierran sus contratos de alquiler en base a porcentajes de sus ventas –es decir, no son precios fijos–, un modelo similar al que implementan los shoppings. aclara Ketchibachian. "Buscamos la forma de lograr que la oferta tenga precios razonables, queremos que vendan y que un costo fijo no los complique, y tengan que subir los precios para pagar el alquiler. Por eso elegimos marcas ganadoras que entendemos puedan competir", enfatiza.
Tanto en Ezeiza como en Aeroparque, el concepto de la renovación buscó incluir firmas internacionales para el pasajero local y marcas locales para el turismo extranjero. En ambos se sumaron opciones low cost y fast food, además de máquinas expendedoras con precios accesibles. "Estos low son locales que tienen precios muy bajos, para que la gente tenga la opción de comprar un agua, un café o un tostado más barato", afirma Ketchibachian.
En Ezeiza, una de las aperturas más esperadas fue la de Hard Rock Café, un casual dining internacional que derriba el mito de que en los aeropuertos solo se accede a los fast foods o al grab & go (el concepto que permite tomar y llevar el menu); a éste se suma la llegada para mayo o junio de una tienda de la marca Outback Steakhouse. Una propuesta de comida americana exitosa en el mercado de Brasil en donde tiene más de 90 locales. "Es el primer espacio que abre en la Argentina y decidimos traerlo porque el 20 por ciento de los turistas en nuestro país son brasileños", asegura Ketchibachian. "También nos pedían la famosa parrilla y estimamos que para junio va a abrir La Cabrera, que es muy conocida no solo por los argentinos sino por el visitante. La parrilla era una cuenta pendiente", agrega el ejecutivo.
Otros nombres que se sumaron al Aeropuerto de Ezeiza fueron LePain Quotidien y Brioche Dorée –la primera de origen belga y la segunda francesa– con una propuesta gastronómica de panadería restaurante muy buscada por el público local. Starbucks, la marca pionera del grab & go, también abrió otro local en el sector de arribos, además del que tenía en embarque.
Mc Donald’s y Burger King son dos opciones de fast food que tienen sucursales en Ezeiza; el primero sumó otra tienda además de la que tenía en el sector de embarque con un moderno sistema de pedido digitalizado.
Según el ejecutivo de Aeropuertos Argentina 2000, la cantidad y variedad de locales que ahora ofrecen estos aeropuertos está destinada a ofrecer un servicio acorde a la alta demanda. Por ejemplo, en Ezeiza, los vuelos arriban por la mañana y despegan por la tarde, razón por la que en las horas pico se necesita entregar muchos productos y es por eso hay una gran variedad de propuestas que compiten entre sí. "La idea de tener variedad es porque los aeropuertos funcionan mucho con el grab & go, en parte porque las aerolíneas cada vez dan menos servicio de catering y esa presión está cada vez más en los retailers. La gente busca algo de buena calidad, variado, para subir y comer en el avión o disfrutar en el lugar pero con precios accesibles", describe una de las tendencias, Ketchibachian.
Además, los cambios incluyen el desembarco de nuevos conceptos como el de las populares cervecerías. De hecho abrirá sus puertas una marca de cervezas artesanales y otra de tirada masiva. Por otra parte, también está prevista la apertura de un wine bar. "Esto es algo que deseaban los turistas que querían experimentar los malbec argentinos", cuenta Ketchibachian. En este espacio se van a presentar etiquetas premiadas y novedades, acompañadas de quesos y fiambres de producción nacional.
Además, se sumará un Sports Bar, aprovechando que este año se juega la Copa América en Brasil, y "porque también queríamos un espacio donde la gente pudiera ver los eventos deportivos", agrega el ejecutivo. Otras marcas que pusieron pie en el Aeroparque fueron Natural Market, Havanna, Tienda de Sabores, Plaza Del Carmen, Accademia Della Pizza, Bellini, La Banderita, entre otras. La novedad es que próximamente llegarán: KFC, La Cabrera Express y La Cabrera Restaurant, Alma Café.
En síntesis, esta movida refleja el interés de los inversores por un sector que promete como el turismo. Hace pocos meses, el índice inverTur que refleja el clima de inversiones en el sector en la Argentina para los próximos cuatro años concluyó que hoy ocho de cada diez inversores creen que es mejor invertir en turismo. Entre las razones destacaron "el nuevo mapa de conectividad aérea interna e internacional" y "la mejora en la competitividad a partir del reacomodamiento del tipo de cambio. "Ambos motivos potencian la capacidad exportadora y generadora de divisas de nuestra industria, que hoy representa el cuarto complejo exportador con ingresos por US$5400 millones", sintetiza Alem.