
Sólo en Pilar hay un centenar de canchas y unos 1600 jugadores
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Hace menos de un mes, Francisco Dorignac asumió como titular de la Asociación Argentina de Polo (AAP). Ya se había desempeñado en ese cargo en otro período, desde 1987 hasta 1991. Con más experiencia y el aprendizaje obtenido en su gestión anterior, Dorignac enfrenta la nueva etapa con mucho entusiasmo.
"Ahora estoy en el momento de tomar las riendas", explica haciendo referencia al traspaso de la presidencia de la AAP, que estaba a cargo de Gonzalo Tanoira. "No veo la hora de empezar a concretar todos los proyectos que estuvimos diseñando con mi equipo", agrega. En la elección, el directivo se impuso por 37 votos sobre los 22 conseguidos por Guillermo Alvarez Fourcade y los 12 de Ramón Franco.
El ex back de 10 goles de Santa Ana dirigirá la AAP durante dos años, en los que piensa realizar cambios para divulgar la práctica del deporte, pero sobre todo mejorar las condiciones para los actuales polistas.
Dónde jugar
Al analizar la costumbre del deporte en los countries, asegura que en ese ámbito se juega cada vez más. "Proliferan las canchas en los más diversos lugares de Pilar. A las ya existentes en clubes como Ellerstina, Centauro, Pilarchico y La Cañada, en Open Door, se ha sumado una modalidad que se instaló hace unos diez años: la construcción de canchas de polo por propietarios de countries. Este es el caso del Tortugas Country Club, que a las seis propias suman otra de un socio que la alquila al club."
Otro ejemplo de cancha de polo privada es la que se encuentra lindante con el Mayling Club de Campo. "Pertenece a la familia Dodero -cuenta-, aunque por su ubicación muchos pensaron que formaba parte de las instalaciones del club. Ahí se practica el deporte como en muchas otras privadas. Las familias Lalor y Narváez también poseen las propias." Francisco de Narváez es quien preside la Asociación Argentina de Jugadores de Polo, que agrupa a los profesionales.
Como experto en el tema, Dorignac recomienda no descuidar el mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones de las canchas en los countries. "Es la única manera de atraer buenos jugadores a los torneos que organizan. No hay que olvidar que el polista lleva sus caballos a lugares óptimos", agrega.
En las escuelas de polo aparecen muy buenos deportistas, que comienzan a demostrar destreza apenas cumplidos los 10 años. No sólo son hijos o familiares de grandes jugadores, sino que muchos amigos cercanos a las familias asisten con ellos a las prácticas y allí surgen muy buenos deportistas.
El presidente de la AAP se empeña en explicar el alcance económico que tiene la práctica de este deporte.
"En Pilar hay más de 100 canchas; en algunos torneos participan 400 equipos; es decir que son 1600 jugadores que necesitan 9000 caballos", estima. Con estos números calculados informalmente, quiere reflejar el movimiento que origina esta práctica. "Además, se calcula que un petisero está a cargo de cuatro o cinco caballos. A estos rubros habría que sumar veterinarios, transporte, herreros, forraje, productos de talabartería, publicaciones de gran jerarquía, la mayoría bilingües, por citar algunos de los que movilizan la actividad. Por otra parte, soy un convencido de los enormes beneficios que el polo aporta al país, desde la mano de obra necesaria hasta infinidad de productos que genera y demanda."
Esta presidencia se suma a la que ocupa en el Tortugas Country Club desde hace 22 años, donde vive en forma permanente desde hace alrededor de cuatro décadas. "Hace 44 años que participo con distintos cargos en la comisión directiva. A lo largo de todo este tiempo he notado un cambio formidable en la zona y en el entorno, que hoy tiene el country más antiguo de América latina.
El flamante titular de la Asociación Argentina de Polo apuesta al futuro. "En la entidad necesitamos hacer un relevamiento completo de la actividad en la Argentina: cantidad exacta de todo lo que se hace, practica y produce. Conozco a extranjeros que han venido para ver un Abierto en Palermo y, maravillados con la realidad pampeana, decidieron invertir en campos, no sólo ingresando divisas, sino creando empleo para cantidad de personas."
Durante su gestión anterior en la AAP se produjo una transición muy difícil de sobrellevar: el traspaso de la actividad amateur a la profesional. "El polo es el único deporte en el que las dos categorías juegan juntas, lo cual puede complicar la organización, ya que si bien a todos les gusta jugar, los objetivos e intereses de un profesional son distintos de los de un amateur", detalla.
Hasta hace quince años era una práctica exclusivamente placentera. Entonces aparecieron los primeros deportistas, que encararon la actividad como medio de vida.
"El auge del polo hizo que en nuestro país se incrementara la cantidad de jugadores. La diferencia en el cambio de moneda sumó posibilidades y en alguna época algunos privilegiados jugaron para jeques en Brunei por cifras inimaginables en la actualidad. Pero la realidad es otra: no es lo mismo presidir la AAP hoy que hace 18 años."




