Puede parecer antipático, pero tal como está la actividad hoy parece un barco en medio del océano que navega a un nudo y medio. Lentísimo, con olas inmensas que lo sacuden y atemorizan. Los más experimentados navegantes saben que esta tormenta pasará, pero también que hay que esperar hasta llegar a buen puerto. El mercado inmobiliario tiene grabado en su historial toda clase de infortunios. Vapuleado con las crisis económicas según pasan los años, ha sostenido de todos modos con solidez este sector clave para la sociedad, aunque muchas veces dentro de los análisis económicos figure menos de lo que debería. Inmerecido desde todo punto de vista y mucho más transitando el siglo XXI. Basta con asomarse al mundo para comprender el peso que tiene su poderosa dinámica, los millones que mueve, las inversiones que se realizan. Pero no sólo eso: en todo el planeta está entre las prioridades que tiene la gente en su vida: el techo propio.
En los encuentros internacionales siempre queda lugar para el debate temas esenciales como el déficit habitacional, la construcción sustentable y las medidas que se toman en ese sentido con mayor compromiso en defensa del medio ambiente. Aquí con una coyuntura difícil y en medio de una crisis, ¿no resultaría importante escuchar las voces de las instituciones que representan a cientos de miles de mortales, cuyas posibilidades de adquirir una vivienda se alejan?
Una de las entidades que hace semanas decidió jugar un papel comprometido no sólo con sus socios, sino con la gente es la Cámara Inmobiliaria Argentina, que busca con perseverancia la posibilidad de lograr alguna forma de diálogo con las autoridades gubernamentales. Para eso ha reiterado solicitudes de audiencias y se mantiene a la espera de una respuesta, sin desconocer que nunca estos pasos resultan sencillos. Sería interesante que a estas acciones se incorporen otras instituciones. ¿No sería acaso una ocasión propicia para que todos los empresarios se sumen y acerquen propuestas en busca de soluciones? ¿No es parte del grado de compromiso asumido por sus representantes colaborar con el sector y con la sociedad para atender los reclamos y las necesidades?
Una acción conjunta implicaría un grado de madurez y de actitud superadora, partiendo de la base de que es imprescindible batallar hasta encontrar una salida consensuada, si de lo que se trata es defender el bien común.