Cada viaje a bordo de los vagones restaurados es un paseo a través de los recuerdos, las historias y las vivencias de una ciudad que ya no existe, pero que sigue viva en las vías de este pintoresco trazado
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En el barrio inglés de Caballito, cerca del límite con Parque Chacabuco, la ciudad guarda un pedazo de su historia de transporte: el Tramway Histórico de Buenos Aires. Este museo sobre ruedas, que revivió la magia de los tranvías porteños, no solo ofrece una experiencia única para los turistas, sino que también hace que los porteños de todas las edades se encuentren con el pasado. Cada viaje a bordo de este tranvía es un paseo a través de los recuerdos, las historias y las vivencias de una Buenos Aires que ya no existe, pero que sigue viva en las vías de este pintoresco trazado, que sigue recorriendo las mismas calles por las que transitaba hace más de un siglo.
La historia de este tranvía comienza mucho antes de su primer recorrido. La Asociación Amigos del Tranvía (AAT), creada el 16 de julio de 1976, soñaba con recuperar un medio de transporte que había sido clave para la vida porteña durante más de cincuenta años. El tranvía había formado parte fundamental de la vida cotidiana de los porteños desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, conectando barrios, llevando a miles de trabajadores, estudiantes y familias a sus destinos.
Pero los años 50 trajeron cambios, y con ellos, la desaparición de los tranvías de las calles de Buenos Aires. La competencia con otros medios de transporte más modernos, problemas de infraestructura y un decreto de 1961 firmado por el presidente Arturo Frondizi suspendió el servicio de tranvías a partir del 2 de diciembre de 1962. No obstante, ese “adiós” no fue definitivo.
En 1980, gracias al trabajo y la dedicación de la AAT, los tranvías volvieron a Buenos Aires. El 15 de noviembre de 1980, el primer tranvía, el N° 258 Lacroze, hizo su recorrido inaugural, y con él, comenzó un nuevo capítulo en la historia del transporte porteño. El servicio era gratuito, pero sobre todo, era un homenaje a los tranvías que una vez recorrieron la ciudad.
A lo largo de los años, la AAT fue sumando nuevas unidades a su flota histórica. Hoy, el Tramway Histórico de Buenos Aires cuenta con una impresionante colección de 18 tranvías, de los cuales 9 están operativos y participan en los recorridos regulares y especiales del servicio. Cada uno de estos tranvías tiene una historia propia. Todos ellos fueron restaurados con un amor y dedicación que buscan preservar no solo la apariencia, sino también la esencia de aquellos tiempos.
El N° 258 Lacroze, mencionado más arriba, fue el primer tranvía que se incorporó a la flota de la AAT; es una pieza clave que simboliza el renacer del tranvía en Buenos Aires. Fue fabricado en 1927 en Portugal y adquirió un especial valor cuando la AAT lo restauró para que tuviera una apariencia idéntica a los tranvías de la Compañía de Tramways Lacroze de Buenos Aires. Con este coche se inauguró el servicio el 15 de noviembre de 1980, y con él, nació el Tranvía Histórico de Buenos Aires. Tanto es su importancia que en 2014, este tranvía fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Pero no es el único. En 1982, la AAT continuó su tarea de preservar la memoria de los tranvías porteños con la adquisición del N° 252 de Oporto, Portugal. Este tranvía, tras una meticulosa restauración, se convirtió en el N° 652, una réplica exacta de los tranvías belgas de la Compañía de Tramways Anglo Argentina Ltda. Otro gran tesoro de la flota es el N° 9069. Fabricado en 1960 en Bruselas, fue donado por la Sociedad de Transportes Intercomunales de Bruselas (STIB) a la AAT en 1987.
Otro proyecto que marcó un hito en la historia de la AAT fue la restauración del N° 3361, un tranvía fabricado en Fabricaciones Militares en 1958. Este fue el último modelo que circuló por las calles de Buenos Aires, pero tras la supresión del servicio, fue desmantelado. Sin embargo, la AAT logró localizar una carrocería en excelentes condiciones y, tras años de trabajo arduo, el N° 3361 volvió a circular en 2000, siendo una de las restauraciones más representativas de la historia de la asociación.
Hoy, el servicio se ofrece de forma gratuita los fines de semana y feriados. El recorrido, de unos 25 minutos, parte de la intersección de Emilio Mitre y José Bonifacio, y lleva a los pasajeros por un trayecto circular por las calles del barrio de Caballito, reviviendo así el Buenos Aires de antaño. No es necesario reservar: es por orden de llegada. Eso sí, se recomienda ir temprano, porque algunos días, las filas pueden ser largas.
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