“Hice muchos sacrificios por mi vocación, me perdí un montón de cosas, pero no lo cambiaría por nada”, cuenta el joven piloto argentino, que está radicado en Madrid
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Hace más de veinte años que no hay un piloto argentino en la Fórmula 1. Por eso, los fanáticos del automovilismo están más que entusiasmados con Franco Alejandro Colapinto (20), la joven promesa que está cada vez más cerca de alcanzar la máxima categoría. Fue campeón de la F4 española en 2019, salió tercero en los campeonatos Toyota Racing Series y Eurocopa de Fórmula Renault, ambos en 2020, y Asian Le Mans Series, en 2021. A fin de mes, después de dos temporadas en la Fórmula 3 (este año quedó en cuarto lugar), hará su gran debut en la Fórmula 2 como integrante del equipo MP Motorsport. “Ver que mi sueño de llegar a la Fórmula 1 está cada vez más cerca es muy gratificante y me da fuerzas para seguir”, cuenta con orgullo a ¡HOLA! Argentina desde su hogar en Madrid.
–¿Cómo surgió tu pasión por el automovilismo?
–Mi viejo [Aníbal Colapinto] siempre fue muy fierrero, compitió en motos cuando era joven y después armó un equipo de Turismo Carretera para que yo corriera en un futuro. A los 4 años andaba en cuatriciclo por todo el barrio y siempre me fanatizó todo lo que tuviera cuatro ruedas. Cuando empecé las competencias de karting me enamoré de la adrenalina que se siente al correr, y esa pasión les ganó a todos los otros deportes que practicaba. En mi tiempo libre siempre miraba las carreras de F1 y TC, y así nació mi sueño de llegar a Europa, a lo más profesional y top del mundo.
–¿Y cómo lograste poner un pie en el Viejo Continente?
–Después de haber ganado el Campeonato Argentino de Karting tres veces, a los 14 años me fui a vivir solo a Desenzano de Garda, en Italia. Me llevó la marca de kartings CRG, y me instalé en un departamento dentro de su fábrica. De paso, trabajaba un poco cuando no tenía nada para hacer. La decisión la tomé yo y mi familia me apoyó, pero fue muy duro. De golpe tuve que aprender a manejarme solo, cocinarme y lavarme la ropa, y no tenía idea del idioma. Obviamente vine a Europa con la idea de llegar a la Fórmula 1, es mi sueño y sabía que la única manera de lograrlo era formándome desde chico acá. Lo hice con mucho gusto, pero fue difícil dejar a mis amigos y el colegio al que tanto me había costado entrar [asistió a la Escuela Técnica Roberto Rocca, en Campana], porque de chico quería ser ingeniero si no llegaba a la Fórmula 1. Hice muchos sacrificios por mi vocación, me perdí un montón de cosas, pero también esos momentos me convirtieron en quien soy hoy en día, no lo cambiaría por nada.
–¿Y qué otras cosas extrañabas cuando eras tan chico y estabas en el exterior?
–Más allá de mi familia y mis amigos, extrañaba el asado y el dulce de leche. Es lo que más como cuando voy, pero al resto ya me adapté. Estoy muy asentado en España.
–¿En algún momento pensaste en abandonar?
–Muchas veces quise volver a Argentina o tener a alguien de mi familia cerca para abrazar y estar acompañado. Cuando te va bien y ganás las carreras, todos son tus amigos y es todo muy fácil, pero cuando las cosas van mal y estás lejos de tus afectos es complicado. Lo importante es seguir adelante y tener fe en el talento que uno tiene, y luchar por los sueños.
–¿Cómo juegan los nervios y la presión en este momento tan importante de tu carrera, a punto de debutar en la Fórmula 2?
–La presión siempre va a estar, y más cuando vas subiendo de categoría, pero es algo que ya manejo muy bien. Desde los 12 años trabajo con un psicólogo deportivo, Gustavo Ruiz, que me ayuda en estos momentos decisivos.
–En octubre, cientos de personas te ovacionaron después de tu conferencia de prensa en el Automóvil Club Argentino. ¿Te imaginabas ese cálido recibimiento?
–Fue increíble, no lo voy a olvidar jamás. Nadie se esperaba esa cantidad de gente, fue una locura cómo cantaban, las ganas que tenían de sacarse fotos conmigo o pedirme autógrafos. Creo que refleja un poco lo que generó esa necesidad de que haya un piloto argentino en la Fórmula 1. Estoy muy agradecido con todos los argentinos porque con su apoyo en las redes sociales logré que me conozcan nuevos sponsors y así cerrar este contrato en la Fórmula 2. Ahora es mi turno de retribuirlos con buenos resultados en la próxima temporada y llevar la bandera argentina a lo alto.
–Ahora que sos más conocido, ¿qué te pasa con la fama, con que te paren por la calle y te pidan una foto o un autógrafo?
–La verdad es que me sigo sintiendo el mismo que era hace dos años, cuando no me conocía mucha gente. Que me reconozcan en la calle me parece muy raro y no lo entiendo todavía, lo tengo que pensar dos veces. Si bien es algo lindo, me tengo que acostumbrar… mucho no me gusta. Mi trabajo es ganar carreras y hacer el deporte que amo, no busqué ser conocido, aunque es un orgullo que tantos argentinos me sigan y disfruten de mis logros.
Fotos: Gentileza Brutus Media / Williams Racing
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