A partir de la foto que le tomaron en una fiesta en Salvador de Bahía, Brasil, se viralizó una mentira sobre la hija del rey Felipe y heredera del trono de España. Te contamos lo que ocurrió realmente entre ella y sus camaradas esa noche
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Desde pequeña le inculcaron que su vida estaría puesta bajo la lupa. Hoy, a los 19 años, la princesa Leonor de Borbón puede dar fe de que aquello que le enseñaron era cierto: cualquier cosa que haga será vista y analizada al detalle. Pero también sabe que, más allá de que ella cumpla con todos sus deberes como futura reina de España y que en privado tenga un comportamiento intachable, se dirán de ella cosas que no son ciertas, se le inventarán romances y se le atribuirán actitudes que nunca tuvo.
Exactamente lo que pasó en las últimas semanas, cuando la historia de un supuesto beso entre Leonor y uno de sus camaradas del cuerpo de guardiamarinas dio la vuelta al mundo. Todo resultó ser una mentira basada en una foto confusa, pero fue el recordatorio de lo complicado que es mantener una vida privada siendo una figura pública.

UNA FIESTA EN TIERRA FIRME
El 11 de enero, Leonor partió de Cádiz a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano junto a 75 camaradas para completar la última parte de la instrucción militar que le corresponde como heredera del trono español y futura jefa suprema de las fuerzas armadas de su país (cargo que hoy desempeña su padre, el rey Felipe VI). Después de varias escalas, la nave cruzó el Atlántico y arribó el 14 de febrero a Salvador de Bahía, Brasil, en cuyo puerto los marinos fueron recibidos con música típica bahiana. Envueltos en el ritmo de la batucada, vivieron la emoción de los preparativos del carnaval en la ciudad y, luego de cumplir con una agenda oficial que incluyó la entrega de una ofrenda floral junto a militares de la Marinha do Brasil en homenaje a los caídos de las dos naciones, dispusieron de tiempo libre para divertirse y descansar.

Por norma, las actividades privadas de la Princesa de Asturias se mantienen en reserva para que ella pueda disfrutar como cualquier otra chica de su edad, además de las obvias razones de seguridad. Sin embargo, un fotógrafo supo que Leonor asistiría a la fiesta Terça da Benção y la captó bailando durante el show de la famosa banda Olodum en la Plaça das Artes, en Pelourinho, el barrio histórico de Bahía. En las imágenes se la ve cómoda y animada, con el pelo recogido en una colita alta y vestida con un top bordado y shorts. En medio de la fiesta, ella notó enseguida que estaba siendo retratada y sus compañeros, en solidaridad, la cubrieron. Fue a partir de esa situación de cercanía física entre la princesa y los otros guardamarinas que se inventó la historia de un beso, una mentira que se viralizó rápidamente en las redes sociales y que luego fue recogida por medios internacionales.
Una fuente confiable le dijo a ¡HOLA!: “Cuando se dieron cuenta de que les estaban haciendo fotos, sus compañeros se pusieron de espaldas y la rodearon para protegerla… Y a uno de ellos le tocó enfrentar el foco de frente”. Fue a ese joven que quedó mirando hacia la cámara a quien señalaron como posible pareja de la princesa. “Es mentira. No hubo ni beso, ni nada”, asegura la fuente en España.

No es la primera vez (y seguramente no sea la última) que se inventan cosas sobre la princesa Leonor destinadas a dañar su imagen como futura monarca de su país. Anteriormente se dijo que cobraba 100.000 euros como heredera de la Corona, cuando en realidad no tiene ninguna asignación. En otra ocasión se aseguró que la Guardia Real tuvo que llevársela de un local porque estaba “muy perjudicada”, en referencia a un exceso de alcohol que no existió, y también circuló la versión de que su padre, el Rey, le había regalado un auto cuando la princesa cumplió los 18, el 31 de octubre de 2023. Inclusive, unos días antes del falso beso, un rumor que circuló indicaba que ella no se adaptaba a la vida a bordo y que quería volver a casa. La realidad demostró que la princesa es una guardiamarina que cumple sus obligaciones en el buque como una más: trepa a los mástiles, aferra las velas, limpia el piso, carga bolsas, hace las guardias y cada día, a las ocho de la mañana, asiste a clases con sus compañeros.

Para bien o para mal, nació en un mundo de redes sociales –incluso, hubo cuentas falsas de TikTok a su nombre creadas para realizar estafas-, celulares siempre a la mano para capturar situaciones comprometidas… y dedos ágiles para escribir ficciones que pueden ser mucho más atractivas que la realidad. Con menos tecnología disponible, el rey Felipe también lo sufrió antes de casarse con la reina Letizia: cuando a él le tocó hacer la instrucción en el buque Elcano, lo fotografiaron en una playa de Brasil durante un espectáculo con bailarinas, despidiéndose cálidamente de Iara, una joven brasileña. Pese a todo, zafó de algo peor, porque no circuló ninguna imagen de la fiesta a la que asistió con sus camaradas disfrazados de bebés, todos semidesnudos, con pañales improvisados con sábanas y con chupetes. Esa vez, el entonces Príncipe de Asturias no tuvo que pagar el alto precio de ser un heredero de la Corona.

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