A punto de terminar el colegio –en sus planes también está la carrera de Administración de Empresas–, la hija de Ignacio Castro Cranwell sueña con desfilar e imagina un futuro en Europa
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Tiene una figura espectacular, piernas interminables y un deseo desde que era chica: ser modelo. Y, en pos de alcanzar ese sueño, Valentina “Tini” Castro (la hija de Ignacio Castro Cranwell [49], el novio de Karina Rabolini [53], y de María Grazzini) se está preparando en la escuela de modelos de Anamá Ferreyra. “Aprendo a caminar con tacos, tengo clases de poses, de teatro y de gimnasia para corregir la postura”, cuenta ella con entusiasmo. “Primero fueron clases virtuales, por la pandemia, y después presenciales”, agrega. “Apenas la vi, me gustó: tiene actitud y estilo, y es supernatural –agrega su ‘profe’–. Además, Tini es responsable y se toma su aprendizaje muy en serio. Y otra cosa importante es que tanto su mamá como su papá la acompañan en todo momento y la apoyan en esta decisión”, explica Anamá.

Con 1,71 de altura, medidas de catálogo, la frescura de sus 17 años y una cara preciosa, pareciera que está todo dado para que Tini pueda abrirse camino en el mundo fashion. “Siempre me gustó la moda y, en el último tiempo, miré muchos Fashion Weeks por redes sociales y por Youtube y me di cuenta de que me encanta”, dice ella. “Mis modelos internacionales favoritas son Kendall Jenner y Gigi Hadid y, entre las argentinas, Mica Argañaraz, una superdiosa”. Y, pese a que su mayor anhelo es consagrarse en las capitales de la moda, brillar en las portadas de las revistas más importantes y viajar por el mundo (“me encantaría instalarme en otro país para trabajar de modelo, sería un sueño cumplido”), Tini también planea seguir una carrera universitaria. “Casi seguro será Administración de empresas”, aclara.

Fanática de Boca Juniors –pasión que heredó de su padre– y extrovertida, Tini está dando los primeros pasos con las producciones de fotos –siempre acompañada por su mamá o su papá– y dice que se divierte posando. “Hasta ahora me gustó mucho todo lo que hice, me sentí bien. Y Anamá siempre está conmigo, ayudándome. Todavía me pongo un poco nerviosa, pero supongo que es normal al principio”.
Además del colegio, hace gimnasia, corre todos los días, le gustan los caballos y, como cualquier adolescente, salir con sus amigos. “Mis amigas me re bancan”. Igual que su familia, que la respalda incondicionalmente en esta elección. “Para mí es genial que mi mamá y mi papá apoyen mi decisión y me ayuden. Ellos quieren que yo sea feliz y si ser modelo me hace feliz, me van a apoyar. Son dos genios”, cuenta Tini, que también tiene palabras de agradecimiento para Karina Rabolini, la que más sabe de todo esto en su entorno. “Con Karina me llevo muy bien y la quiero mucho. Ella también me alentó desde el primer momento. No es que me haya dado un consejo puntual porque fue modelo, pero siempre me dice que, si esto es lo que yo quiero hacer, lo voy a lograr. Además, yo sé que, si necesito algo, Karina va a estar para ayudarme”.




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