María Freytes en su jardín de inspiración brasileña
María Freytes es conductora y comunicadora. Su parte creativa se combina con un lado más práctico, un rasgo de su profesión inicial como licenciada en Sistemas, y se potencian en este jardín simple y de mucho uso en San Isidro.
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Mirar de lejos, planificar, diseñar, marcar.
Eso es lo que más disfruta María Freytes de este espacio verde tropical, inspirado por la obra del brasileño Burle Marx, que conoció a través de María Fernández Rizzo, su suegra, que adora la jardinería e incluso ganó hace unos años un premio en nuestro Gran Concurso de Jardines.
“Ella viaja mucho a Brasil y su jardín tiene una impronta tropical sofisticada que yo también elegí al plantar el mío”.
El parque que rodea la casa luminosa de líneas puras y modernas, realizada por la arquitecta Isabelle Firmin Didot, se caracteriza por la simpleza.
La entrada a la casa, más formal, fue delineada por formas podadas de buxus que rematan en dos macetas con strelitzias y helechos y anticipa el estilo del jardín de atrás.
Una de las premisas fue buscarplantas de bajo mantenimiento para optimizar tiempos.
Una enorme galería es el espacio que más disfruta la familia, donde una passiflora roja (Passiflora quadrangularis) sigue la línea de la pérgola y parece ser la especie perfecta para ese lugar, porque aporta su cuota fresca y selvática.
El jardín se define como una gran área de césped central que remata en la pileta y en un pequeño quincho.
Todo se mueve y rota: la cama saltarina, el arco, los juegos de agua; a pesar de que María está muy atenta a la estética, este no deja de ser un espacio de mucho uso y disfrute.
Otro de los lugares centrales es un patio interno que, además de dar luz a la casa, exhibe en una de sus paredes una gran colección de helechos cuernos de alce (Platycerium bifurcatum), que María atesora de su casa anterior.
Desde la ventana de su cocina, otra de sus pasiones, se divisan contra la pared los rosales trepadores, que conviven con macetones con olivos y una mesa de trabajo decorada con suculentas.
“Sabía que quería también rosas, pero eso me transportaba a otro lugar, por eso las llevé al patio delantero”.”
LA NACION
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