Esta reinterpretación sostenible y local de la Casa Farnsworth de Ludwig Mies van der Rohe nació como refugio pampeano de fin de semana y hoy es casi residencia permanente de sus dueños.
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Cuando, en marzo de 2020, los arquitectos Sebastián Miranda y Julián Ierace recibieron el proyecto de hacer una casa de fin de semana para una pareja en Las Golondrinas, pequeño barrio rural en formación de Brandsen, no se imaginaron las demandas de ingenio que el contexto exigiría. Días después de ese primer encuentro empezaba la cuarentena y junto con ella un nuevo método de trabajo y encuentros virtuales.

Cinco años después de aquel experimento, esta casa que une la impronta campera con el estilo moderno y la arquitectura sustentable ya ganó varios premios (entre ellos el de “mejor Vivienda Unifamiliar” en la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires en 2024) y fue mutando de refugio de fin de semana a residencia (casi) permanente de sus dueños. Recorriéndola, las razones de este venturoso devenir saltan fácilmente a la vista.
Imagen rural
"Las persianas, la chapa ondulada de las paredes y el techo, sintetizan la imagen e identidad de la casa, en sintonía con imágenes propias de una zona rural, como los depósitos, tinglados o silos de chapa."
Arq. Sebastián Miranda, a cargo de WOMI.estudio

Al interior el clima cambia, gracias a la madera, un elemento súper efectivo para lograr una atmósfera cálida y hogareña que hace pensar en una cabaña.

En las paredes y cielo rasos se colocaron placas de OSB: un material sostenible, económico, resistente y con una textura muy expresiva. “Es poco frecuente este uso, pero su reinterpretación aportó una estética única y agradable, y formó parte integral del diseño de la casa sustentable que queríamos construir”, señala Sebastián.
Desafiar los límites

La intención de los arquitectos fue la de desdibujar los límites funcionales, dejando que la espacialidad sea protagonista. Así, en el ambiente más grande se dispuso un living-comedor integrado a la cocina, con una isla-mesa. “Su disposición permite un vínculo muy descontracturado en el interior y conexión directa con la galería semi-cubierta cuando se abren los ventanales”.

La galería puede quedar completamente cerrada gracias a las persianas y el sobretecho. Tiene un volumen que, al igual que otros elementos de la casa, cumple varias funciones: contiene la parrilla y la mesada de apoyo con bacha. Del lado interior, tiene una biblioteca y una mesa, que sirven como un pequeño estudio.
Inspiración moderna
Cuando se trabaja en diseño en general, son siempre de mucha ayuda las referencias: esas piezas inspiracionales de las que se quiere tomar algo. La de los dueños del terreno fue clarísima: la Casa Farnsworth de Ludwig Mies van der Rohe, símbolo de la arquitectura moderna y funcionalista.

La Casa Farnsworth irrumpió en 1951 con un diseño minimalista y el uso innovador del acero y el vidrio. Con una estructura elevada y líneas limpias, plantea una conexión armoniosa con la naturaleza. Hermoso modelo guía.
“La casa puede entenderse como un único espacio organizado a partir de un núcleo de baños y cocina”, explica Sebastián. “Esta estrategia hace referencia a la casa Farnsworth. Sobre esto realizamos nuestra reinterpretación, en la que el clima, la sostenibilidad y la cultura local le dieron su propia identidad”.
Una casa sustentable

Para Sebastián y Julián, la premisa siempre fue la de hacer una casa sustentable. “Todas las decisiones técnicas, espaciales y estéticas respondieron a problemáticas ambientales que surgieron durante el proceso de diseño”. Dentro de esta visión fue que decidieron, junto a los dueños de casa, incoporar estrategias para preservar el entorno y aprovechar al máximo los recursos. Algunas de ellas fueron:
- Un sistema de acumulación de agua de lluvia: una canaleta de zinc recolecta y lleva el agua a tanques de reserva enterrados. De allí, se dispone del recurso para regar las plantas y el césped.
- Un biodigestor: como el barrio no cuenta con cloacas y no se quiso usar un pozo ciego que podría contaminar a futuro las napas, se incorporó un biodigestor que procesa los efluentes.
- El uso de la chapa exterior como una ¨sombrilla¨: en los laterales se separa 20 cm de la pared y en la cubierta, unos 60 cm. Esto genera una cámara de aire entre la chapa y la casa, protegiéndola de la incidencia directa de las lluvias y el sol.
- Se evitó el relleno del lote con tierra de otro lugar, alterando lo mínimo posible el paisaje natural.

“Este proyecto nos dio mucha satisfacción. Tuvimos la posibilidad de realizar una casa muy sensible con los temas ambientales que hoy nos atraviesan, y reflexionar sobre el vínculo que tiene una obra de arquitectura y la naturaleza, trabajando con tecnologías tradicionales reinterpretadas para ofrecer nuevas soluciones”.
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