Disputa en torno a los “servicios de playa” de consorcios que ocupan el espacio público
PUNTA DEL ESTE (El País de Uruguay).– Una vez más volvió a instalarse la polémica por las sombrillas y reposeras de empresas privadas en las playas de Punta del Este. Reclamos de vecinos en redes sociales pusieron nuevamente sobre el tapete la discusión sobre el espacio público, debido a que hay quienes perciben que algunas zonas de la arena son “tomadas” por los edificios y hoteles que ofrecen allí sus servicios.
Es cierto que los edificios de la rambla donde se alojan residentes y turistas tienen permitido por ordenanza de la Intendencia de Maldonado colocar, en un radio acorde a su ocupación, una determinada cantidad de sombrillas y reposeras para sus clientes. Pero algunos ciudadanos ajenos a esos edificios, al llegar con sus pertenencias a la playa, suelen molestarse por la presunta apropiación del espacio público que hacen esos privados.
Bethy Molina, directora de Medio Ambiente de la Intendencia de Maldonado, explicó que “cualquier edificio y hotel” que esté ubicado sobre la rambla “puede pedir el servicio”, y que la comuna lo habilita para facilitar el tránsito en el eje central del balneario. “Hacemos esto para evitar que cada persona cruce la rambla con sillas y sombrillas. Tratamos de evitar conflictos con el tránsito”, explicó y agregó que “la idea es que la gente venga liviana, sin traer cosas”.
Límites y penas
Ahora bien, la ordenanza permite establecer sillas y sombrillas cerradas que deben colocarse en la mañana y retirarse con la caída del sol. Solo deben abrirse una vez que llegan los ocupantes del edificio y solicitan la apertura. Esa apertura, de hecho, está a cargo de un “sombrillero”, empleado de cada edificio.
Según Molina, ningún edificio puede tener “más de 3 sombrillas con 6 sillas abiertas sin gente”. Si tiene más, la comuna puede hacer una notificación y, en segunda instancia, asistir con funcionarios de la Prefectura para retirar los elementos y establecer una multa. “Puede llegarse al caso extremo de suspender el servicio al edificio si mantienen las sillas y sombrillas abiertas sin gente”, añadió.
Molina aclaró que “los únicos que pueden tener sillas y sombrillas abiertas son los paradores” que están ubicados en la playa, aunque con “una distancia mínima de 10 metros” con la faja costera. El concepto de que “las playas son públicas”, y que si un ajeno a los edificios quiere colocarse en donde están las reposeras de los privados, no puede sentarse en ellas pero puede solicitar que las cierren, siempre y cuando estén sin gente.
“Si vos vas y hay una sombrilla abierta y no tiene gente, podés pedir que te la cierren e instalarte en ese lugar. Nadie tiene un espacio comprado ni nada”, esgrimió. “Es posible armonizar los usos sin demasiado conflicto”, dijo.
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