Aquí se resguarda la historia del legendario equipo Alumni y las renovadoras ideas de Alexander Watson Hutton, que, a fines del siglo XIX, fundó la primera escuela mixta, laica y de enseñanza deportiva
Allí donde comienza uno de los paseos más hermosos de Belgrano R, la avenida Melián, poblada de árboles, casas bajas y mansiones de estilos arquitectónicos distintos al resto de la ciudad –que se edificó con una fuerte impronta francesa–, se encuentra la Buenos Aires English High School.
Es una imponente casona blanca, de más de 120 años, emplazada sobre un predio de una manzana entera, entre las calles Sucre y La Pampa. Por fuera es similar a muchos otros colegios selectos de la ciudad, de educación bilingüe, cuotas altas y alumnos vestidos con esos prolijos uniformes oscuros, verde o bordó, que aluden a la estricta disciplina inglesa. Pero lo que la vuelve única es su historia, fascinante para todos los argentinos, o al menos, para los fanáticos del fútbol.
Alexander Watson Hutton, el pionero
Es que su fundador, el escocés nacionalizado argentino Alexander Watson Hutton, es recordado hasta el día de hoy como el padre del deporte más popular de nuestro país. A él se debe la inclusión de la educación física en las escuelas y la difusión del fútbol amateur en los clubes socio deportivos.
Alexander Watson Hutton nació en Glasgow, el 10 de junio de 1853, y se graduó en la Universidad de Edimburgo con el título de Master of Arts. Llegó a la Argentina en 1881, contratado para trabajar en el Saint Andrew’s Scots School, un colegio tradicional de la capital argentina y el primero fundado en Sudamérica, creado por un grupo de inmigrantes escoceses que llegaban para trabajar en los ferrocarriles y que deseaban educar a sus hijos en su propio idioma, cultura y fe religiosa.
Al concluir su contrato de dos años, Hutton decidió renunciar, frustrado porque su plan de incluir la formación deportiva y, especialmente aquel deporte nuevo que se jugaba con los pies y una pelota, no lograba la aprobación de los curas ni de la comisión directiva del San Andrés. Lejos de la resignación, el educador decidió “jugársela” y así, el 1° de febrero de 1884, junto con Margaret Budge, su colega y primera esposa, fundó una escuela de vanguardia para ese momento, el Buenos Aires English High School.
Basada en sus ideales educativos esta escuela era pupila, para varones y mujeres, laica y con formación en distintos deportes: cricket, tenis, fútbol y natación. Dos años después, ya tenía cincuenta alumnos internos y quinientos alumnos de día, por lo que debió mudarse a instalaciones más grandes.
En la película Escuela de campeones, que se filmó en 1950, con guión escrito por Homero Manzi, se recrea una reunión de Hutton con Domingo Faustino Sarmiento, que por entonces era Superintendente de Escuelas y que debía aprobar la nueva institución. En la ficción, “el padre del aula” le dice a Hutton una frase memorable: “Un consejo, míster: enseñe, a patadas, a trompadas, a empujones, pero enseñe”.
El establecimiento en cuestión funcionó en sus inicios en la calle Perú 253/257, pero en 1906 se trasladó a su actual sede, en el barrio de Belgrano. Hutton se retiró de la conducción de la escuela en 1910 y entonces uno de sus sucesores la transformó en escuela de varones solamente. Luego, en la década del 60, volvió a ser una escuela mixta.
Atravesar el portón de hierro, cruzar los jardines floridos por un camino de baldosas blancas y subir tres escalones de mármol blanco es todo lo que se requiere para empezar a conocer la historia del lugar. Estela Alzugaray de Rueda, directora general de la escuela, recibe a la nacion para mostrar los hallazgos que fue juntando a lo largo de dos décadas hasta que finalmente inauguró el museo en 2004, para los festejos de los 120 años.
En un recorrido generoso en relatos y anécdotas (al que también fueron invitados dos sobrinos bisnietos de Hutton), algo de ese entusiasmo de los primeros pases dados con pelotas y botines que llegaban en barco desde Inglaterra, se recrea en la atmósfera.
Un museo con toda la mística
Es un mediodía soleado, con una música de fondo muy particular: cantos de pájaros y voces de chicos que se adivinan jugando en el patio, probablemente situado al otro lado de la casona. El salón está a unos pasos, en el frente de la blanca y bien conservada construcción. Es un ambiente fresco y ordenado, pero ya queda poco espacio para la cantidad de objetos. Están exhibidos en aparadores vidriados, sin un orden particular, prolijamente identificados y etiquetados con sus referencias y fechas de origen. Hay de todo, desde antiguos avisos publicitarios, a fotos, libros, actas, cuadernos de clase y trofeos deportivos.
“Muchos me preguntan: ‘¿Vos sos pariente de Alexander Watson Hutton?’ No, no tengo nada que ver, hasta mi hija está celosa porque yo todos los 10 de junio voy a poner flores a la sepultura”, se ríe Estela y muestra una foto de la tumba que está en el Cementerio Británico de Buenos Aires, en Chacarita. Sobre el monumento se ve una camisa de rayas anchas, rojas y blancas, la misma que para esta ocasión está frente al grupo, vistiendo un maniquí, rodeada de antiguas pelotas de cuero –probablemente de vejiga de vaca, el material que usaba para confeccionar los primeros balones a fines del 1800, cuando el football era inventado en Inglaterra– y una foto de una de las primeras formaciones del equipo de fútbol del Buenos Aires High School Athletic Club. La prenda fue usada por William Allerton Jordan, jugador del Alumni, recordado como el primer gran árbitro de América, está en manos de Martín de Vita, coleccionista de reliquias de fútbol y padre de un alumno de jardín del BAEHS.
El Alumni, cuna de campeones
En 1898, Alexander Watson Hutton fundó el Club Atlético English High School (Caehs), rebautizado luego Alumni Athletic Club, uno de los equipos más importantes e históricos del fútbol amateur argentino. “El equipo cambió de nombre a Alumni en 1901 porque la liga solicitó que se deslindara del nombre del colegio para no hacerle publicidad gratuita. Ganó cuatro campeonatos seguidos, entre 1900 y 1903, nos podíamos haber quedado con la copa, pero Watson Hutton temía que si nos quedábamos con la copa hubiera que comprar una nueva, estas copas venían de Inglaterra en barco y eran muy caras, tardaban mucho en llegar. Entonces la devolvió. Esa copa ahora está en la AFA. En reconocimiento por haber devuelto la copa que en realidad nos pertenecía nos dieron esta otra que dice ‘1900, 1901, 1902, trofeo presentado al Alumni Football Club por la Argentine Association Football League for having won the first division club in three succesfull locations’, aunque en realidad fueron cuatro, porque en 1903 volvió a ganar”, lee Estela, con una pronunciación británica envidiable.
Luego muestra las hojas de un libro grande y ancho que recopila los inicios de la Asociación de fútbol Argentino, la AFA. “Acá está la foto de Watson Hutton, acá están todos los presidentes de la AFA y después están, por acá, todos los campeonatos. Buenos Aires y el verano cuando se funda la AFA, el 21 de febrero de 1893, y acá Watson Hutton cuando fue presidente de la AFA”, describe mientras va pasando las páginas.
La información es mucha y hay una gran cantidad de documentos que reflejan los primeros años de vida de Hutton en Escocia: desde su nacimiento hasta el momento en que quedó huérfano, primero de padre, a sus dos años, y después de su madre, a los cuatro. Fue su abuela quien lo crio hasta los diez, cuando ingresó en el orfanato Hospital Daniel Stewart.
El derrotero del club
El legado de Hutton quedó grabado en la historia deportiva nacional, ya que el Alumni fue el equipo más ganador de la época del fútbol amateur en el país. Ganó en total 10 campeonatos y también varias copas internacionales. Compitió hasta 1911 y trascendió como una suerte de club invencible.
En 1900 el Club Buenos Aires English High School se inscribió en la Primera División del Torneo Argentino. Utiliza una camiseta roja y blanca a franjas horizontales -las de rayas verticales se adoptaron luego- ; las prendas eran cosidas por las madres de alumnos del colegio. Tres de los hermanos Brown se unieron al equipo. Tomás, Carlos y Ernesto, este último, único jugador que participo de todas las temporadas. En total serán siete los hermanos Brown de Alumni. El 11 de agosto EHS gana el Concurso de Popularidad con 6942 votos. Alumni ya había empezado a enamorar a su público. Ese por primera vez la Copa Competencia entre equipos de Buenos Aires, Rosario y Montevideo. Campeón Belgrano
En 1903 debutó en Alumni una promesa del deporte, Eliseo Brown de solo 15 años y el equipo sale campeón de la Liga ante Belgrano, Barracas, Quilmes, Lomas y Flores. También es Campeón de la Copa Competencia.
El diario La Nación envía por primera vez un periodista para seguir a Alumni en su viaje a Montevideo. Así se crea la sección “Deportes” que publicaba las noticias del flamante deporte nacional.
En 1910 jugó en los estadios de Colegiales, Palermo, Caballito, Belgrano y Quilmes. El 10 de abril de 1910 fue vencido en un encuentro amistoso en Montevideo 2 a 1, por el equipo uruguayo de River Plate que vestía camiseta celeste. Se dice que esta hazaña, hizo que el seleccionado uruguayo adoptara el celeste como emblema de su vestimenta. Igualmente, ese año Alumni se consagró campeón, con Arnoldo Watson Hutton (hijo de Alexander) como el goleador del torneo. Jorge Brown asumió como capitán de los primeros seleccionados argentinos en la liga de fútbol profesional. Durante toda esta década la selección argentina estuvo formada principalmente por jugadores de Alumni, entre ellos los hermanos Brown.
El final del Alumni llegó cuando empezó a complicarse poder reunir a los once jugadores necesarios para el equipo amateur: fue entonces cuando resolvieron no participar en el campeonato de ese año y darles a los jugadores que quisieran seguir haciendo fútbol oficial la libertad para ficharse en equipos profesionales. Juan Dodds y Ernesto Brown pasaron a jugar para Quilmes, que fue el campeón.
También hay recuerdos de ellos y de muchos otros protagonistas en el Buenos Aires English School. Un legado que Estela custodia para mantener la llama encendida: “Sigo atesorando todo lo que me donan y en algún momento necesitaría ampliar el lugar para poder exhibir objetos que tengo guardados por falta de espacio”, comenta.
En 1951, cuarenta años después del último campeonato jugado y ganado por Alumni, un grupo de exalumnos del célebre colegio se propuso recuperar el legado de Watson Hutton y del primer equipo de fútbol y adoptaron el nombre para su equipo de rugby.
Y así, la Asociación Alumni adoptó los colores rojo y blanco de su predecesor y debutó en los torneos de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) en la temporada siguiente.
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